Diez adolescentes de entre 16 y 17 años de edad se fugaron esta madrugada del Centro Educativo de Itauguá, próximo a Asunción, informó a Efe el director del Servicio Nacional de Atención al Adolescente Infractor de Paraguay (Senaai), Orlando Castillo.
La huida se produjo mientras los internos y los vigilantes del centro dormían y después de que los adolescentes consiguieron derribar el portón de acceso al pabellón del centro.
Castillo detalló que, de los adolescentes fugados, ocho habían recibido condena, mientras que otros dos estaban siendo procesados, y todos ellos provenían de Asunción o ciudades del departamento Central.
Agregó que los adolescentes presentaban problemas de conducta y de adaptación a los hábitos del centro, como los horarios, las clases o los talleres, por lo que estaban pendientes de un sumario de investigación y de una audiencia que iba a celebrarse este viernes.
Varios de estos jóvenes habían estado internos en el centro de menores de Itauguá en dos o más ocasiones, y ahora cumplían penas de entre dos y cinco años de privación de libertad.
Castillo declaró que en estos momentos se trabaja con la policía y los referentes familiares de los adolescentes fugados para tratar de volver a detenerles y traerles de vuelta al centro.
La fuga se produce pocos días después de que la Fiscalía imputara al exdirector y al exjefe de seguridad del centro de menores El Sembrador de Villarrica (centro), acusados de presuntas torturas contra los adolescentes internos.
De hecho, el 67 % de los adolescentes internos en centros de menores de todo el país confesaron haber sido víctimas de algún tipo de tortura, a veces con técnicas similares a las empleadas en la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), según datos del estatal Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP).
El responsable del Senaai dijo que esta imputación es "un ejemplo", y recordó que ya en 2016 se intervino contra otro funcionario acusado de torturas en un centro de menores de Concepción (norte), y recientemente fue detenido otro funcionario por presuntamente introducir estupefacientes en el centro de Itauguá.
"Estamos tratando de quedarnos solo con los funcionarios que creen en la reinserción de los adolescentes, y en un cambio de modelo. Durante mucho tiempo se aplicó un modelo penitenciario contra los adolescentes, y hoy apostamos por un modelo educativo, que dé un acompañamiento psicológico y familiar", explicó Castillo.
Opinó que los conflictos con la ley de muchos adolescentes son síntomas de problemas más graves, que se intensifican por la conflictividad propia de la etapa de sus vidas, pero también por problemas en el entorno social y familiar.
En 2015 se produjo la fuga de 24 menores del Centro de Educación Integral de Itauguá (centro), la mitad de los cuales fueron capturados o regresaron al centro acompañados por sus familiares.
En relación con este centro de menores, Paraguay cuenta con una sentencia en su contra dictada en 2004 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por violar los derechos a la vida, la integridad personal, el debido proceso y la protección judicial de los casi 4.000 jóvenes que estuvieron internos en él entre 1996 y 2001.
EFE