El encuentro que mantendrán el próximo miércoles el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, y el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, cobró una nueva importancia tras el ataque de Estados Unidos contra una base aérea siria la semana pasada.
El presidente Donald Trump ordenó el ataque contra la base siria de la que se cree que partió el presunto ataque químico del martes pasado contra una localidad bajo control rebelde, que dejó más de 80 muertos.
Previo a esta situación, un alto funcionario del Departamento de Estado había dicho que Tillerson tenía previsto llevar a Moscú el mensaje de que Estados Unidos estaba dispuesto a cooperar con Rusia en temas que beneficiaran a los norteamericanos.
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Además, este funcionario dijo que Estados Unidos mantenía su compromiso de "hacer rendir cuentas a Rusia cuando viola las normas internacionales".
A partir de los últimos eventos en Siria, cuyo Gobierno es aliado de Rusia, Tillerson probablemente tenga que revisar el planteamiento que llevará a Moscú.
El Pentágono dijo que advirtió a Rusia antes de lanzar el ataque con misiles el viernes, para minimizar el riesgo para su personal en el lugar. Pero esto no suavizó la respuesta de Moscú.
El presidente ruso, Vladimir Putin, condenó el ataque aéreo y lo consideró una violación de la legislación internacional y una "agresión contra un país soberano".
Moscú también rechazó la acusación de Washington de que el Ejército sirio era responsable del ataque químico de la semana pasada, fuertemente condenado a nivel mundial.
Lavrov, por su parte, dijo que le recordaba a la invasión estadounidense en Irak de 2003, según lo citaron varios medios estatales.
Este será el tono que esperará en Moscú a Tillerson, que mantuvo encuentros más amistosos con Putin en el pasado cuando era director ejecutivo de ExxonMobil.
El propio Tillerson tuvo duras palabras con Rusia después de que se conociera la gravedad del ataque químico, en particular la cifra de niños e inocentes que murieron.
El jefe de la diplomacia estadounidense dijo que su país no tenía dudas de que el Gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, era responsable y advirtió a Rusia que debía considerar "detenidamente su apoyo al régimen de Assad".
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Cuando Tillerson se encuentre con Lavrov el miércoles buscará señales de credibilidad y confianza, indicaron funcionarios del Departamento de Estado.
"Habrá que ver si hay suficiente confianza en la relación para trabajar juntos… o si sigue habiendo desconfianza y metas y métodos diferentes de hacer frente al problema", dijo uno de los funcionarios.
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