El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó su segunda acción militar desde que está en la Casa Blanca: estrenó la mayor bomba no nuclear, denominada “madre de todas las bombas”, al arrojarla este 13 de abril contra un complejo de túneles del Estado Islámico (EI) en la provincia de Nangarhar (Afganistán).
Ramón Rodríguez Bello / El Político
La bomba CBU-43 Massive Ordnance Air Blast (MOAB) se trata de un gigantesco proyectil de unas 10 toneladas de peso, que tiene la capacidad de destruir complejos de cuevas y túneles subterráneos.
Esta sofisticada arma fue lanzada de la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán y cerca de la frontera con Pakistán. En esta zona se han instalado grupos yihadistas del EI y la han bautizado parte de la provincia de Jorasán, dentro de su autodeclarado califato.
“El bombardeo estaba diseñado para minimizar el riesgo para las fuerzas afganas estadounidenses que realizan operaciones sobre el terreno en esa zona, al tiempo que se maximiza la destrucción de combatientes e instalaciones del EI-Jorasán”, dijo El Pentágono en un comunicado.
El general John W. Nicholson, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, explicó que esta era “la munición adecuada para reducir los obstáculos y mantener el ritmo de la ofensiva contra el EI-Jorasán”, donde los yihadistas han estado trabajando en defensas subterráneas y búnkers.
La “Madre de todas las bombas” mató con la imponente presión de aire que generó en la zona donde estaban operativos e instalaciones del EI. “Se tomaron las precauciones para evitar víctimas civiles”, sostuvo Nicholson.
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"Todo un éxito"
El presidente de Trump aseguró después del ataque que había dado la “total autorización” a usar esta bomba y que el mismo fue “otro trabajo de éxito. Estamos muy orgullos de nuestras Fuerzas Armadas”.
“Todo el mundo sabe qué pasó. Lo que hago es que yo autorizo a las Fuerzas Armadas (…). Les hemos dado total autorización y por eso han sido tan exitosos últimamente”, dijo el jefe de Estado en una breve declaración tras reunirse en la Casa Blanca con jefes de departamentos de bomberos.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, explicó que el objetivo del bombardeo era acabar con un “sistema de túneles y cuevas” del EI en Afganistán que “les permitía moverse con libertad y atacar con más facilidad a los asesores (militares) estadounidenses y las fuerzas afganas”.
El Ministerio de Defensa afgano informó que el ataque de la bomba mató a 36 combatientes del autodenominado Estado Islámico (EI) y destruyó su base en ese país.
El director ejecutivo de Afganistán, Abdullah Abdullah, aseguró que ningún civil había sido afectado por la bomba. Además detalló que ataque se realizó en coordinación con el gobierno de Kabul.