El príncipe Mohamed bin Salman, de 31 años, se ha convertido en el heredero del trono saudí tras un ascenso fulgurante y en plena crisis con el vecino Catar.
El decreto real sobre su nombramiento se conoció al alba, para sorpresa general de los saudíes.
Era el segundo en la línea sucesoria, y pese a ello acumulaba un poder notorio para un hombre tan joven. Nació el 31 de agosto de 1985.
"Es claramente brillante, muy inteligente, domina perfectamente los dosieres" y tiene una gran influencia sobre su padre, el rey Salman, de 81 años, afirma un diplomático occidental.
Desde que fue nombrado vicepríncipe heredero el 29 de abril de 2015, Mohamed bin Salman fue el artífice de la intervención saudí en Yemen y propulsor de un ambicioso programa de reformas económicas de su país, principal exportador de petróleo pero demasiado dependiente de este recurso.
Es osado y lo demuestra. Transgredió un tabú al proponer la venta en bolsa de menos del 5% del gigante petrolero Aramco para dotarse de un fondo soberano de dos billones de dólares (1,7 billones de euros), el más grande del mundo.
Este joven de barba negra y calvicie incipiente trabaja 16 horas diarias y dice que su madre lo educó estrictamente.
Tiene la reputación de ser un reformista apurado. Cuando su padre accedió al trono, en enero de 2015, se le encomendaron una serie de responsabilidades económicas y militares.
En virtud de las nuevas disposiciones, el antiguo príncipe heredero, Mohammed bin Nayef, queda apartado y pierde el ministerio del Interior en el que libró una batalla sin cuartel contra los grupos extremistas, una labor aplaudida por los países occidentales.
El nuevo príncipe heredero acumula los puestos de vice primer ministro, titular de Defensa, asesor especial del rey y, sobre todo, preside el consejo de asuntos económicos y de desarrollo, órgano que supervisa la Saudi Aramco, la principal compañía productora de petróleo del mundo.
Logró concentrar "un poder y una influencia extraordinarios en muy poco tiempo", afirma Frederic Wehrey del instituto Carnegie Endowment for International Peace en Washington.
– Agresivo y ambicioso –
Como ministro de Defensa, Mohamed bin Salman, supervisó las operaciones militares lanzadas en Yemen por su país, que desde marzo de 2015 encabeza una coalición árabe para combatir a los rebeldes hutíes, acusados de mantener vínculos con Irán.
Bajo el reinado de Salman, el país mantiene una política exterior ofensiva y una posición más visible en la escena internacional, llegando a tener "roces" con Washington, su aliado, por el acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán.
La crisis frontal con Catar, al que acusa de apoyar el "terrorismo", es un ejemplo de esta nueva política.
Es licenciado en Derecho por la King Saud University y padre de dos niños y dos niñas.
No es partidario de la poligamia en vigor en Arabia Saudita, un reino ultraconservador donde nació el wahabismo (una versión rigorista del islam sunita).
En diciembre de 2015, Mohamed bin Salman dio su primera rueda de prensa para anunciar la formación de una "coalición islámica antiterrorista", con la participación de 39 países, para combatir el yihadismo. En el pasado Riad fue blanco de críticas de los países occidentales por "laxismo" en este ámbito.
"Tiene la reputación de ser agresivo y ambicioso", declaró Bruce Riedel, exoficial de la CIA que dirige el Brookings Intelligence Project en Washington.
En 2009 se convirtió en consejero especial de su padre, por aquel entonces gobernador de Riad. En cuanto su padre fue nombrado príncipe heredero en 2013, se puso al frente de su gabinete.
En abril de 2014, Mohamed bin Salman se convirtió en secretario de Estado y miembro del gobierno, antes de su nombramiento como ministro de Defensa y jefe del gabinete real el 23 de enero de 2015, cuando su padre sucedió al rey Abdalá, fallecido a los 90 años.
AFP