Algunos analistas estiman que el gobierno pudiera estar jugando al ostracismo contando con el apoyo de China y Rusia, países que sin embargo no parecen muy dispuestos a auxiliar a un cliente costoso y con el handicap de ser calificado por muchos países como una dictadura de nuevo cuño.
Ala par del enrarecimiento del clima político, el panorama económico de Venezuela luce cada vez más complicado. La posibilidad de un aislamiento a un gobierno que es ya catalogado por varios países como una abierta dictadura está latente, y eso significaría, entre otras cosas, comprometer el ya precario abastecimiento de todo tipo de productos en una nación cada vez más dependiente de las importaciones, dado el desmantelamiento de su aparato productivo.
Las sanciones por parte de Estados Unidos a las dos cabezas del Ejecutivo (el presidente Nicolás Maduro y el vicepresidente Tareck El Aissami) así como a otras personalidades del gobierno, la aplicación de medidas similares por la Unión Europea, y la suspensión de Venezuela del Mercosur, parecen indicar que Miraflores juega al ostracismo en aras de preservar el poder.
“Muchos gobiernos están alertando a Caracas para que modifique su conducta. Aunque aún no hay sanciones contra el país sino contra personalidades muy importantes del gobierno, esas advertencias se pueden convertir en algo más serio”, dice el internacionalista Félix Arellano, quien no obstante duda que el objetivo de la comunidad internacional sea aislar a Venezuela por las implicaciones que ello traería a los venezolanos, víctimas silentes de los desmanes cometidos por la jerarquía gubernamental.
Otros internacionalistas tienen opiniones un tanto divergentes. Giovanna de Michele, por ejemplo, señala que de ampliarse a otras naciones la prohibición impuesta por EEUU a sus empresas, Nicolás Maduro no podrá firmar ningún tipo de convenio con compañías extranjeras, lo que incidirá en el abastecimiento de productos.
“Si se generalizan las sanciones, Venezuela pudiera entrar en un verdadero aislamiento con consecuencias muy serias para los venezolanos”, señala de Michele.
El también experto en relaciones internacionales Kenneth Ramírez, recuerda que si bien las sanciones no afectan –por ahora- a ningún sector específico, sí lo hacen en lo político y moral a personajes relevantes del gobierno comprometiendo su credibilidad. Este es un componente muy importante en las relaciones actuales y muy específicamente en el tema financiero, de importancia capital para una nación con deudas estimadas en más 150.000 millones de dólares y con entradas de dinero fresco muy limitadas por la caída de los precios del petróleo.
“Hay una subida de tono del lenguaje contra Venezuela y eso puede ser peligroso. La repulsa generalizada que provocó la Asamblea Constituyente pudiera hacer que las relaciones se enturbien más y aumente el aislamiento que ya viene operando sobre el país”, dice.
Con información de El Estímulo