“La carne está carísima y si antes comíamos un kilo semanalmente, ahora compramos la misma cantidad cada 15 días”, comentó Francisco Rojas, quien relata que en los últimos tres meses lo piensa dos veces para adquirir carne o pollo por los altos precios y porque su ingreso no es suficiente.
Luego de una escasez prolongada de proteína animal en mercados municipales y supermercados, el pollo y la carne regresaron a algunos mercados con un precio que resulta impagable para cualquier venezolano asalariado: los cortes de carne se ubican por encima de 220.000 bolívares y el kilo de pollo alcanza los 270.000 bolívares.
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Si una familia contempla adquirir un kilo de carne molida (340.000 bolívares), un kilo de bistec (340.000 bolívares) y un kilo de pollo (270.000 bolívares) implica desembolsar 950.000 bolívares, mientras que el salario mínimo y el bono de alimentación suman 797.510 bolívares. Por tanto, el pago de 30 días no alcanza para costear tres kilos de proteína animal. En octubre de 2017 ese presupuesto era de 100.000 bolívares.
En el caso de la carne de res, los diferentes cortes del ganado reaparecieron luego de tres meses escasos por las fiscalizaciones de la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Económicos (Sundde). Los cortes van desde los 220.000 y 350.000 bolívares. Solo la paleta de res, el largo con hueso y la costilla se ofrecen entre 220.000 y 230.000 bolívares.
Por su parte, la chuleta de cochino cuesta 560.000 bolívares, monto superior a lo que acumula el bono de alimentación, que es 540.000 bolívares.
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Así mismo, la pechuga de pollo y las alas se ofrecen a 310.000 bolívares en los mercados municipales, mientras el kilo de muslo se vende en 280.000 bolívares y la milanesa ya alcanza los 450.000 bolívares.
Ante la crisis económica, los niños y adultos se ven perjudicados porque deben cambiar su patrón alimenticio. De acuerdo con Maritza Landaeta, representante de Fundación Bengoa, los tubérculos (papa, ñame, batata…) han desplazado el consumo de carne, pollo, huevos y lácteos.
Vía: cronica.uno