El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que no buscará un tercer mandato consecutivo en 2017, aunque se cambie la ley que lo prohibe. Al frente del país hace casi una década, tiene a su favor un fuerte apoyo popular, a pesar de la reciente crisis económica.
¿Su gobierno habla de una tormenta perfecta en la economía. Lo es solo para Ecuador o puede ser generalizado a toda la región?
La región está pasando por un momento difícil, pero no se puede generalizar la situación en Ecuador por una simple razón: otros países tienen moneda nacional y Ecuador no. Nuestras exportaciones se desplomaron, pero no sólo a causa del petróleo, también por el atún, el camarón, el plátano. Esto significa que en 2015 perdimos u$s 7.400 millones en exportaciones, alrededor del 7,4% del PBI. Y además, hemos perdido fuentes de financiamiento externo.
Sólo eso sería una tormenta perfecta. Pero hubo otros factores naturales, como la erupción del volcán Cotopaxi, el fenómeno de El Niño y el terremoto de abril. Sólo el terremoto implica una caída del PBI de 0,7%. También hubo el colapso del mercado ruso, uno de nuestros principales mercados no petroleros, y la desaceleración en China, importante fuente de financiación de Ecuador. Frente a estos choques externos, el instrumento más eficaz es el tipo de cambio, pero no podemos hacerlo.
¿Cuáles son las ventajas de tener el dólar?
-La ventaja fundamental es el control de la inflación. Hay otras, como la transparencia de las operaciones, que permite la planificación a largo plazo y ayuda a la inversión extranjera. Pero los problemas son mucho más grandes y más grave que estos magros beneficios porque el resto de América Latina no está dolarizada. En un país en desarrollo, el factor principal es el sector exterior. Y el instrumento principal para controlarlo es el tipo de cambio. Ecuador ingenuamente renunció a ello. Fue una irresponsabilidad de nuestras élites. Y el dólar se está comportando de una manera contraria a lo que necesita el país. Colombia llegó a devaluar el peso en un 85%, Perú el 20%. En promedio, el dólar se apreció un 30%. Y no podemos responder para corregir nuestros desequilibrios en el sector externo.
¿Y por qué no termina con la dolarización?
Debido a que en economía hay cosas que son muy fáciles de hacer y muy difícil de deshacer. Una vez implementada la dolarización, dejar este sistema podría causar el caos económico, social y político. No nos queda más remedio que sostener la dolarización, pero somos muy conscientes de sus limitaciones.
¿Cuáles son las alternativas para que nuestros países no dependan tanto de los bienes primarios?
Salir de esta dependencia, a menudo monoexportadora, que caracteriza a nuestros países. En Ecuador diversificamos un poco, pero el petróleo sigue siendo el 52% de las exportaciones. Sembramos competitividad sistémica, con la energía más barata de la región, con un mejor transporte por carretera. Sembramos talento humano con una mejor educación, con universidades e innovación. Pero esto es un proceso.
Con información de Cronista