La reciente conversación telefónica entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, de la que sólo se conoce lo dicho por el mandatario norteamericano, abre un abanico de interrogantes y de especulaciones de todo género, desde un acuerdo duradero de paz, hasta el inicio de una nueva era de Guerra Fría.
Apolinar Martínez/El Político
Desde 1943, cuando ya se vislumbraba que la Segunda Guerra Mundial terminaría con la liquidación del régimen nazi y el triunfo del “Mundo Libre”, comenzaron Estados Unidos y Rusia (en ese entonces Unión Soviética), a repartirse el mundo o a crear “zonas de influencia” las que resultaban impenetrables para quien no las poseyera.
Las conferencias de Teherán, Yalta y Postdam fueron escenarios para que Stalin, Roosevelt y Churchill determinaran qué le correspondía a cada uno.
Terminada la conflagración mundial y surgido el Telón de Acero (pertenencia exclusiva de la URSS) tenía que comenzar una guerra de otro tipo, ahora llamada Fría porque se evitaban los cañones. Ello duró hasta el fin de la URSS, y la caída del Muro de Berlín. Pero las zonas de influencias persisten
Venezuela en la realidad actual
Desde la campaña electoral norteamericana se especuló en cuanto a que Vladimir Putin habría trabajado en favor de Trump, que tenía enormes simpatías por el ahora presidente.
Todo ello ha quedado atrás y surgen los verdaderos interés de ambas potencias.
Putin se anexó Crimea, mantiene una intervención en Ucrania, y es el sustento principal en el apoyo al dictador sirio.
En esas zonas Estados Unidos se encuentra en descentaja.
Pero las ambiciones rusas no tienen fin, y ahora ha puesto el ojo en Venezuela y en el gobernante Nicolás Maduro, desconocido por lo menos 50 países y con severas sanciones norteamericanas.
Ni corto ni perezoso Putin ha volado a Venezuela con recursos, aviones militares, asistencia técnica y a cambio ha recibido oro, petróleo, coltán y hasta las instalaciones de PDVSA que estaban en Portugal ya fueron trasladadas a Moscú.
¿Un nuevo acuerdo?
En ese contexto es donde colocarse las conversaciones de Trump y Putin. El norteamericano sostiene que el ruso no está interesado en intervenir en Venezuela. Eso nadie lo cree.
¿O será tal vez que rusos y norteamericanos contemplan la posibilidad de repartirse una vez más el mundo, y Venezuela está en ese juego?.
El tiempo nos dirá hacia dónde vamos y a qué atenernos.