Desesperados por escapar del régimen de Maduro, cientos de venezolanos resultan víctimas de mafias que les cobran hasta 400 dólares para llevarlos en pequeños botes a Curazao o Trinidad, adonde no llegan nunca
Apolinar Martínez/El Político
Por cuarta vez, en menos de cuatro meses se repite la misma historia:
– Una embarcación que zarpó el viernes 7 de junio desde Falcón con al menos 30 migrantes venezolanos están desaparecidos después del naufragio de una lancha rápida en la que partieron clandestinamente rumbo a Curazao- denunció el parlamentario opositor Luis Stefanelli
El bote partió desde Agüide, un pequeño pueblo costero en el estado Falcón (noroeste), dijo a la AFP el diputado Stefanelli, citando testimonios de familiares. La cifra de ocupantes, agregó el legislador, estaría entre 30 y 35 personas.
Es el segundo caso que se presenta en esta zona, pero igual situación es la del oriente de Venezuela en los que la gente trata de cualquier manera de llegar a Trinidad.
Otro diputado opositor, Robert Alcalá, denunció el 19 de mayo que un bote que zarpó desde Güiria a Trinidad y Tobago, estado Sucre (noreste), se hundió en alta mar con 29 ocupantes.
El propio Alcalá, el 25 de abril, reportó que otra embarcación con idéntica ruta había desaparecido con 33 tripulantes. Nueve viajeros fueron rescatados con vida.
"Es gente desesperada, que vende todos sus corotos (cosas) y se va con una mano adelante y otra atrás", comentó Stefanelli al referirse a la nueva tragedia.
El congresista dijo que, según los familiares, los migrantes pagaron 400 dólares cada uno por el traslado, en un país en el que el salario mínimo apenas llega a 6,5 dólares al mes.
En torno de la salida de embarcaciones clandestinas desde Venezuela hay denuncias de mafias de contrabando de oro y combustible, prácticamente gratuito en el país sudamericano, y tráfico de personas.
Angustia e indiferencia
Y ante este drama que viven docenas de familias que durante cuatro meses han acudido ante los organismos gubernamentales en busca de información, de ayuda para saber de los suyos, siempre ha sido la misma respuesta, igual desdén. Para las autoridades no existe tal situación, ello forma parte de la campaña de descrédito que se hace contra el país, en un intento de inventar que la gente se quiere ir.
Pero lo cierto es que lo mismo que en el paraíso cubano, la gente prefiere enfrentar el mar que seguir en esta “paradisíaca” isla.