Abundaban el jueves las prohibiciones a los viajes por todo el mundo, con lo que países e incluso continentes estaban cada vez más aislados entre sí, numerosas personas permanecían encerradas en sus casas y el comercio mundial se desaceleraba, todo con la esperanza de contrarrestar la propagación del COVID-19.
El Político
Tras pasar semanas minimizando la importancia de la crisis, el presidente estadounidense Donald Trump anunció restricciones severas a la entrada de personas desde Europa, lo que causó furor al otro lado del Atlántico. En cuestión de horas, incluso la zona europea de libre tránsito parecía cambiar de naturaleza: Había guardias en cruces fronterizos donde no había fronteras discernibles y numerosos aeropuertos cerraron.
El director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), Robert Redfield, destacó que la mayoría de los casos del virus COVID-19 están vinculados con Europa, a la que calificó de “la nueva China”. La cifra de muertes en Italia superó el millar y más de 15.000 personas han dado positivo de la enfermedad.
Sin embargo, el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, reconoció que Estados Unidos está rezagado con respecto a otros países en cuanto a la realización de pruebas.
“Es un fracaso, hay que admitirlo”, afirmó Fauci en un encuentro con legisladores.
La Unión Europea se apresuró a condenar la decisión “unilateral” de Trump, al declarar que la pandemia de coronavirus es una “crisis global, no limitada a continente alguno y que requiere la cooperación en lugar de medidas unilaterales”.
Los mercados financieros mundiales sufrieron más caídas el jueves. A eso de las 10:15 de la mañana el índice S&P 500 bajaba 7%, cuando se frenaron las transacciones temporalmente debido al abrupto desplome del mercado. El S&P y el promedio industrial Dow Jones están cerca de perder 20% de su valor en comparación con el récord que alcanzaron el mes pasado, al concluir una de las rachas más prósperas en la historia de Wall Street. El Dow Jones perdía unas 1.800 unidades, casi 8%.
El virus detectado hace tres meses en China sigue avanzando por Asia, Europa y el Medio Oriente, ha provocado pánico financiero y en días recientes ha soltado una cadena alucinante de acontecimientos. Quedaron cancelados torneos de fútbol europeos, torneos de basquetbol en Estados Unidos, las clases en escuelas y universidades, así como bodas, bautizos, funerales, paseos nocturnos y todo tipo de eventos culturales.
La enfermedad acechaba incluso a los más poderosos: el primer ministro canadiense y su esposa se pusieron en cuarentena voluntaria luego que la esposa mostró síntomas de resfriado y el director de comunicaciones de la presidencia de Brasil dio positivo a la enfermedad apenas días después de reunirse con Trump en Mar-a-Lago.
Otros acontecimientos incluyen la designación oficial de “pandemia” por parte de la Organización Mundial de la Salud, la drástica prohibición de la mayoría de los viajes entre Estados Unidos y 26 países europeos y la rápida sucesión de anuncios de infecciones entre estrellas de Hollywood, luminarias del deporte y dirigentes políticos, además de turistas en cruceros. Adicionalmente, el trasfondo de todo es el derrumbe de economías a través del mundo que afectan a todos, no sólo a los inversionistas de Wall Street.
“Se podría decir que es el equivalente infeccioso de un gran terremoto que nos va a sacudir durante semanas”, dijo el doctor Jeff Duchin, un alto funcionario de salud pública en Seattle, uno de los focos principales de la epidemia en Estados Unidos.
Los mercados europeos tuvieron una de sus peores jornadas en la historia, a pesar de la medida de estímulo del Banco Central Europeo de comprar bonos hasta por 120.000 millones de euros (132.000 millones de dólares). En Wall Street el mercado se desplomó 7% al comienzo de la jornada y las transacciones tuvieron que ponerse en pausa temporalmente.
El primer ministro británico Boris Johnson, cuyo país no estaba incluido en la prohibición estadounidense, calificó la pandemia de “la peor crisis de salud pública en una generación” y declaró que “muchas familias perderán a seres queridos antes de tiempo”.
La infección ha afectado a unas 127.000 personas en más de 110 países. La amplia mayoría se concentra en cuatro países: China y Corea del Sur, donde disminuyen los casos nuevos, e Irán e Italia, donde sucede lo contrario. Más de 4.700 personas han muerto en el mundo.
La situación se ha calmado tanto en China que el gobierno allí ofreció enviar equipos y personal a Italia e Irán.
En todo el mundo, los hogares para ancianos prohibieron las visitas para proteger a este sector, el más vulnerable al nuevo virus.
En California, el gobernador ordenó cancelar todo evento público de más de 250 personas y todo acto en el que los participantes tengan que estar a una distancia de menos de 2 metros (6 pies) uno de otro. En Washington, D.C., quedaron cerrados a visitantes los edificios del Congreso. La Casa Blanca también canceló las visitas.
En Italia, el centro de la epidemia en Europa, el jueves cerraron restaurantes, cafés y tiendas después que el primer ministro impuso una prohibición nacional de los desplazamientos por razones personales. Se permitió que abrieran las tiendas de alimentos, farmacias, mercados al aire libre y quioscos de diarios.
Irlanda, Dinamarca, Noruega, Lituania, Argelia y Eslovaquia se sumaron a la lista de países que han clausurado sus sistemas educativos y el equipo de fútbol Real Madrid colocó a todos sus jugadores en cuarentena luego que uno de ellos dio positivo.
El gobierno checo anunció que reimpondrá revisiones fronterizas y que le prohibirá la entrada al país de personas provenientes de 13 países, incluyendo Gran Bretaña y varios miembros de la Unión Europea. Eslovaquia cerró sus aeropuertos internacionales y estaciones de transporte terrestre.
El mismo monte Everest cerró sus puertas. Funcionarios chinos del montañismo cancelaron las escaladas de primavera desde su lado de la montaña y del otro lado, en Nepal, los operadores dicen que hay un torrente de cancelaciones.
Gran Bretaña e Irlanda quedaron exentas de la prohibición a pesar de haber impuesto menores restricciones que muchos países de la UE, lo que pone en duda la coherencia de la medida estadounidense. Trump tiene propiedades en ambos países. Trump acusó a Europa de no responder con suficiente rapidez al “virus extranjero” y dijo que los focos estadounidenses fueron “sembrados” por viajeros europeos.
En Estados Unidos, con más de 1.300 casos, predomina la sensación de gravedad.
Se vaciaron escuelas y puestos de trabajo en las oficinas. La tradicional ronda final del básquetbol universitario seguirá adelante, pero en estadios vacíos. La NBA suspendió el torneo profesional. Se cancelaron los jubilosos desfiles y fiestas del Día de San Patricio en Estados Unidos e Irlanda.
En Nueva York, el Museo Metropolitano de Arte, el Carnegie Hall y la Ópera Metropolitana cerraron sus puertas. Los programas de TV se graban ahora sin público, los vagones del metro de Nueva York circulan casi vacíos en la hora pico y las familias se encierran en sus casas, preguntándose qué sucederá.
Mientras la pandemia se abate sobre Europa y Estados Unidos, sigue retrocediendo en China, donde aparecieron los primeros casos de COVID-19 en diciembre. El jueves el país registró apenas 15 casos nuevos. Más del 75% de los enfermos en China se han recuperado.
La mayoría de los infectados exhiben síntomas leves o moderados como fiebre y tos, aunque en personas mayores o con problemas subyacentes pueden ser más graves y llegar hasta la neumonía. La convalecencia en casos leves dura unas dos semanas y en los casos más graves de tres a seis, según la OMS.
El actor Tom Hanks dijo que él y su esposa Rita Wilson dieron positivo. En Italia, el club de fútbol Juventus dijo que el defensor Daniele Rugani dio positivo. En Irán, se diagnosticó COVID-19 al vicepresidente y dos ministros. En España, la ministra de igualdad está infectada y su esposo, un viceprimer ministro, está en cuarentena.
El Departamento de Noticias sobre Salud y Ciencia de The Associated Press recibe apoyo del Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes. The Associated Press es la única responsable de su contenido.
Hinnant informó desde París. Contribuyeron a este despacho los periodistas de The Associated Press Maria Cheng en Londres; Jamey Keaten en Ginebra; Samuel Petrequin en Bruselas; John Leicester en París; Colleen Barry en Soave, Italia; Frances d’Emilio en Roma; Rachel La Corte en Olympia, Washington; Chris Grygiel y Lisa Baumann en Seattle; y Adam Geller, David B. Caruso y Theo Wayt en Nueva York.
Fuente: AP News