Una pregunta hoy entre millones de personas en Estados Unidos y en muchos rincones del planeta es si habrá un “Nuevo Orden Mundial”, tras los estragos de la pandemia del SARS-COVID-2 o COVID-19.
El Político
El portal Diario Las Américas realizó una nota para intentar responder esta pregunta:
Detrás de los “románticos” vínculos en la era moderna, subsiste un pasado imborrable e inevitable que se impone muchas veces a los designios de buena voluntad y a los grandes intereses económicos comunes de estas tres potencias.
En una entrevista con la cadena Fox News, el presidente Donald Trump volvió a cuestionar el 14 de mayo la gestión de China sobre el virus y dijo: "Hay muchas cosas que podríamos hacer. "Podríamos romper toda relación con China".
El Presidente incluso apunta que esta ruptura supondría "un ahorro de 500.000 millones de dólares".
La Unión Europea por su parte, con Alemania al frente, intenta mantener una barrera de contención económica contra Norteamérica bajo tendencias políticas diversas que “vigilan” y se “distancian” de determinadas acciones estadounidenses.
Alemania firmó en septiembre del 2019 más de 10 acuerdos con el gobierno de Xi Jinping, mientras que en el 2018 rubricó convenios por 20,000 millones de dólares.
El coronavirus es el mayor reto para el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, según la Organización de Naciones Unidas (ONU). Y las medidas para combatirlo “conducirían a la peor recesión económica desde la Gran Depresión en 1929”, anticipó por su lado el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La ONU vaticina que la producción económica mundial caerá en casi 8,5 billones de dólares, anulando casi todos los avances logrados en los últimos cuatro años. La contracción se elevaría a un 3.2%, pero podría ser mayor si tarda el final de la propagación del virus y sus estragos.
Estados Unidos junto a Gran Bretaña, España e Italia son los países más afectados por la pandemia en las estadísticas oficiales a nivel internacional y sus economías no han escapado al fuerte impacto.
La primera potencia económica muestra ahora cifras sólo comparadas con la Gran Depresión que comenzó en octubre de 1929, una contracción de la producción industrial que llegaría al 15% y un desempleo de 36 millones de personas (más del 14.8%), con pronósticos que no descartan un ascenso al 20%, según ha indicado el secretario del Tesoro, Steve Mnunchin.
Las alarmas
"La economía en EEUU está bajo alerta de deflación para los productores y los consumidores ahora que la demanda económica cae rápidamente", dijo Chris Rupkey, jefe financiero del MUFG Bank en Nueva York. "La inflación no va a volver a esta economía por mucho tiempo".
Por primera vez China sobrepasó en el 2019 a Estados Unidos en el ranking Global Fortune 500, una lista que desde hace tres décadas selecciona a las empresas más grandes del mundo según sus ingresos.
Cuando la epidemia de SARS en el 2003, China constituía el 4% de la producción global. Ahora constituye el 16%, cuatro veces más, lo cual significa que lo que ocurra en ese país afecta hoy mucho más al mundo.
En el ranking aparecen 121 firmas estadounidenses y 129 empresas chinas, incluyendo 10 compañías de Taiwán.
Uno de los argumentos de Fortune es que el comercio cumple un rol cada vez más influyente en los asuntos internacionales.
Para algunos analistas como Ian Goldin, profesor de globalización y desarrollo en la Universidad de Oxford, el presidente Donald Trump ha transformado la estrategia de líder global que adquirió EEUU después de la Segunda Guerra Mundial. A Goldin le preocupa “quién ocupará el espacio cedido por Washington” y luego afirma que “China no puede asumirlo y el Reino Unido tampoco podría liderar en Europa”.
El brote del virus surgió en el centro de una guerra comercial de más de un año entre los dos mayores motores del planeta, en la que China se vio obligada a ceder parte de sus reclamos y firmar un acuerdo con la Casa Blanca a mediados de enero del 2020. Uno de los compromisos de China en el pacto fue que compraría 200,000 millones de dólares adicionales en bienes estadounidenses en los próximos dos años. Pero la alarma sobre el SARS-COV-2, no saltó por ninguna parte.
Se incrementa la tensión
Washington junto a otras naciones señala que China ocultó información sobre el virus y manipuló su real magnitud.
Un informe del Servicio Federal de Inteligencia Alemán afirmó que el presidente chino, Xi Jinping, pidió al Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, que “retrasara una advertencia global” sobre la amenaza de COVID-19.
Según el reporte, publicado en el diario alemán “Der Spiegel”, "el 21 de enero, Jinping pidió al jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, que retuviera la información sobre la transmisión entre humanos y que retrasara la advertencia de una pandemia”.
“La Organización Mundial de la Salud ha sido un desastre, todo lo que dijeron estaba mal y están centrados en China", declaró Trump, quien aseguró tener suficiente evidencia para probar que el régimen chino engañó a la comunidad mundial. El secretario de Estado, Mike Pompeo, ha reiterado en varias ocasiones esa hipótesis.
El 11 de mayo, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU acusaron a China de intentar “hackear” los informes sobre el desarrollo de una vacuna y un posible tratamiento para enfrentar el coronavirus. Acusación que –por supuesto- desmintió el régimen chino.
Según fuentes del FBI, el gigante asiático estaría utilizando a sus espías y “hackers” más experimentados para robar los datos recabados por EEUU sobre el desarrollo de una vacuna.
La pandemia ha puesto en evidencia el peligro del comercio y los vínculos económicos con un país, cuya propia Constitución expone que “la tarea fundamental de nuestra nación consiste en concentrar su fuerza en la modernización socialista. Bajo la dirección del Partido Comunista de China y orientándose por el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong, el pueblo chino de las diversas nacionalidades seguirá perseverando en la dictadura democrática popular y en el camino socialista”.
Las actuales diferencias
Entre las pocas ventajas con las que cuentan los países para enfrentar la pandemia está que ahora el mundo no se enfrenta a una guerra donde las bombas han destruido sus infraestructuras, solo las ha detenido y reanudarán sus funciones desde la reapertura económica, como ya sucede en varios países de Europa, Asia y en Estados Unidos.
Otro factor a favor es que a pesar de las cientos de miles de muertes en el mundo, las cifras nunca llegarían al nivel de los fallecimientos causados por la Gripe Española entre 1918 y 1920, que se estiman entre 25 y 50 millones de personas.
Científicos y epidemiólogos alertan de una segunda e inevitable ola de contagios del COVID-19 en la mayoría de los países que –supuestamente- vencieron lo peor de la enfermedad. Así ocurre ahora en Corea del Sur y China, pero de cualquier forma las cifras estarían muy por debajo de pandemias altamente contagiosas y mortales en la historia de la humanidad.
Como sucedió tras la recesión financiera del 2008, podrían crecer la polarización política y la furia popular contra los gobiernos en varios países, un fenómeno que favoreció la llegada de Trump al poder e impulsó la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
¿Habrá un “Nuevo Orden Mundial” tras la pandemia?
La respuesta de algunos analistas es que NO. Solo habrá una agudización de los conflictos y problemas que se desarrollaban en todo el planeta antes de propagarse el virus.
Así lo considera Richard Haass en un artículo a finales de abril de este año titulado “The Pandemic Will Accelerate History Rather Than Reshape It” (Más que remodelarla, la pandemia acelerará la historia).
Haass, ex diplomático, autor de 14 libros y presidente del Council of Foreign Relations (Consejo de Relaciones Internacionales), uno de los centros de estudio más importantes en EEUU, manifiesta que "todos estaremos concentrados en lo que ocurre dentro de nuestras propias fronteras. Es una peligrosa combinación cuando los temas globales son cada vez más importantes”.
Consecuencias de la dependencia
La globalización económica ha mermado la autonomía de la mayoría de los países. La dependencia de insumos, recursos, tecnología y la búsqueda desenfrenada de mayor rentabilidad diversificaron el proceso productivo en la mayor parte de las economías del orbe.
Los países en desarrollo experimentan desde hace décadas las consecuencias negativas de este fenómeno, que se ha extendido en los últimos años con más fuerza entre las potencias del mundo.
"Esta pandemia ha reafirmado la importancia de que la cadena de suministros de Estados Unidos esté en casa. No podemos depender de otras naciones, lo vengo diciendo desde hace tiempo (…) Tenemos el mejor país del mundo, debemos empezar a regresar nuestra cadena de suministros".
Lo mismo creen diversos mandatarios.
El secretario británico de Relaciones Exteriores Dominic Raab dijo que “después del SARS-COV-2 los negocios con China no deberían seguir como siempre”, al tiempo que el líder francés, Emmanuel Macron, estimó que sobre la pandemia había "claramente cosas que han sucedido y que no sabemos".
La acción más directa contra China hasta ahora pertenece al primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien puso a disposición de las empresas niponas en China 2,000 millones de dólares para costear la repatriación de los negocios a Japón y 200 millones adicionales por si decidían radicarse en otro país. Y esto, por supuesto, sienta un precedente y una posible alianza con Estados Unidos y la India, un país que desde hace años puja por arrebatarle al gigante asiático su privilegio en inversiones estadounidenses y que ha demostrado fidelidad a la primera potencia, a pesar de algunas discrepancias.
India y Arabia Saudita
India y Arabia Saudita cada vez más se aproximan a convertirse en opción primordial para una salida estadounidense a la dependencia de China. Lo avala la reciente visita del presidente Trump a India a finales de febrero de este año, donde fue ovacionado por una multitud de 100,000 personas en el estadio Motera de Ahmedabad, junto al primer ministro Narendra Modi.
Ambos revelaron un optimismo eufórico, por encima de diplomacias, acerca de una asociación creciente y una mayor cooperación.
"El ascenso de la India como nación próspera e independiente es un ejemplo para todas las naciones del mundo y uno de los logros más destacados de nuestro siglo", dijo Trump. "Es aún más inspirador porque lo ha hecho siendo un país democrático. Lo ha hecho siendo un país pacífico. Lo ha hecho siendo un país tolerante".
Por su parte, Modi expresó que la visita de Trump "trae una nueva cercanía a la relación binacional" y expuso que "ya no es una simple asociación más, es una relación mucho más grande y estrecha".
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Nota de Diario Las Américas