De acuerdo al análisis The Hill la aprobación de su reforma constitucional aprobada recientemente en Rusia en la realidad le garantiza el poder de por vida a Vladimir Putin. La misma le consagra su derecho a gobernar el gigante euroasiático en principio hasta el 2036.
El Político
“Gracias a un abrumador voto de confianza de alrededor de tres cuartos del electorado ruso, Vladimir Putin puede seguir siendo presidente de Rusia hasta 2036. Tendrá 84 años cuando complete el segundo de los dos mandatos adicionales de seis años que los votantes rusos le otorgaron en un referéndum que terminó el 30 de junio. Los resultados finales del referéndum aún no están todos, pero su resultado no está en duda”, de este modo abre su artículo para The Hill, Dov S. Zakheim, asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
En opinión de Zakheim el referéndum que garantizó el mandato de Putin (suponiendo que siga manteniendo el cuadro de salud que muestra ante quienes le adoran), aparte de la cuestión de su prórroga del mandato, abordó en realidad 205 enmiendas a la Constitución rusa. “Entre ellas se encontraban las más populares, como el matrimonio, la unión heterosexual, las garantías de indexación de las pensiones y una variedad de otros beneficios sociales. La propuesta de su permanencia (en el poder) fue enterrada entre la plétora de enmiendas, haciendo casi imposible que la extensión del (mandato de) Putin fuera rechazada”.
Explica el autor que para 2036, Putin habrá superado al menos a tres presidentes americanos, y a un mínimo de cuatro si Donald Trump no es reelegido este año. Su tiempo en el cargo – si se incluyen sus cuatro años como primer ministro, cuando era el verdadero poder detrás del entonces presidente Dmitry Medvedev – sumará casi 37 años. “Esa ampliación de su mandato lo convertiría en el líder ruso (o soviético) de más larga duración desde Pedro el Grande, cuyo retrato adorna la oficina de Putin en el Kremlin”.
Para Zakheim el objetivo declarado públicamente de Putin es restaurar la grandeza rusa al menos a la de la era soviética. Aunque-aclara- no tiene los impulsos ideológicos que impulsaron a Lenin, Stalin y sus sucesores, “Putin comparte las mismas preocupaciones geopolíticas que motivaron a todos sus predecesores comunistas y zaristas“. También ha levantado las tácticas que fueron centrales en el libro de jugadas soviético. Como el diplomático americano George Kennan observó en su “Largo Telegrama desde Moscú” el 22 de febrero de 1946, al comienzo de lo que se convirtió en la Guerra Fría:
“En el fondo de la neurótica visión del Kremlin de los asuntos mundiales está el tradicional e instintivo sentido ruso de inseguridad. … Los gobernantes rusos han sentido invariablemente que su gobierno era relativamente arcaico en su forma. … Originalmente, esta era la inseguridad de un pacífico pueblo agrícola tratando de vivir en una vasta llanura expuesta en vecindario de feroces pueblos nómadas. A esto se añadió, al entrar Rusia en contacto con el Occidente económicamente avanzado, el temor a sociedades más competentes, más poderosas y más altamente organizadas. … Por esta razón [los gobernantes de Rusia] siempre han temido la penetración extranjera. … Los rusos participarán oficialmente en organizaciones internacionales donde vean la oportunidad de extender … el poder, o de inhibir o diluir el poder de otros. … Se harán esfuerzos … para perturbar la confianza nacional [occidental], para obstaculizar las medidas de defensa nacional, para aumentar el malestar social e industrial, para estimular todas las formas de desunión. … Los pobres se enfrentarán a los ricos, los negros a los blancos, los jóvenes a los viejos, los recién llegados a los residentes establecidos”.
“Todo esto parece asquerosamente familiar”, apunta Zakheim .
Sostiene el autor del artículo que , no obstante, Putin tiene una clara ventaja sobre sus predecesores zaristas y comunistas. “Ninguno de ellos pudo disfrutar del apoyo que recibió de Trump desde el día en que el presidente americano asumió el cargo, e incluso antes. Ninguno de los otros líderes rusos tuvo nunca un impacto serio en las elecciones de América. Ninguno hizo que el presidente de los Estados Unidos tomara su palabra por encima de la de sus propios expertos en inteligencia, incluso cuando parecía que los irregulares rusos posiblemente habían matado a las tropas estadounidenses. Incluso en 2014, Putin fue capaz de anexar Crimea y enviar a sus “hombrecitos verdes” a Ucrania – sin un solo vistazo de la Casa Blanca desde que Trump asumió el cargo”.
Para Zakheim, Putin sólo puede beneficiarse de la adulación de la Casa Blanca por unos pocos meses más. Tal vez, a medida que las cifras de las encuestas de Trump sigan bajando, Putin decidirá que debe aprovechar la oportunidad que ahora tiene de trasladar sus fuerzas a Bielorrusia, colocando así a Polonia en la mira rusa.
Concluye el autor del artículo que incluso si no lo hace, la prolongación del mandato de Putin significa que Rusia ya no puede ser vista únicamente como una amenaza a corto plazo para los intereses americanos. Por el contrario, los próximos presidentes tendrán que enfrentarse a un hombre cuya misión en la vida es, como dijo tan elegantemente Kennan en su Largo Telegrama, “buscar la seguridad sólo en la paciente pero mortal lucha por la destrucción total del poder rival“.
Dov S. Zakheim es asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y vicepresidente de la junta del Instituto de Investigación de Política Exterior. Fue subsecretario de Defensa (contralor) y director financiero del Departamento de Defensa de 2001 a 2004 y subsecretario adjunto de Defensa de 1985 a 1987.
Tomado de MiamiDiario