El Gobierno colombiano comandado por Juan Manuel Santos, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), iniciaron hace casi cuatro años en la Habana, Cuba, negociaciones para poner fin a la guerra interna que atraviesa ese país desde hace 52 años.
Luego de varias mesas de diálogo en donde participación representantes de ambos bandos, víctimas y organismos internacionales, las partes lograron llegar al acuerdo final que pondrá fin a la guerra interna.
Como resultado se obtuvo, entre otras cosas, el cese al fuego bilateral, la entrega de armamento por parte de las FARC y la inclusión de estos en la sociedad y vida política del país.
Se prevé que la firma final del acuerdo de paz entre el presidente Santos y el jefe máximo de las FARC Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timoleón Jiménez” y “Timochenko”, se realice a mediados del mes de septiembre.
El plebiscito para que los colombianos tengan la oportunidad de refrendar este acuerdo, con las opciones “Sí” –a favor–, y “No” –en contra–, será el próximo 2 de octubre.
Las FARC que se formaron como una rebelión campesina en 1964, luego de varios conflictos ideológicos y territoriales, son actualmente el grupo armado más solido de Colombia, con unos 7.000 combatientes.
Durante el conflicto armado colombiano mandatarios como Belisario Betancur, César Gaviria y Andrés Pastrana intentaron llegar a acuerdos con los rebeldes sin lograr resultados.
Uno de los diálogos más duraderos fue el tercero, durante el Gobierno de Pastrana, que se mantuvo abierto por cinco años y logró la liberación de 359 rehenes. Esta conciliación finalizó infructuosamente en 2002, luego de que secuestraran el avión donde viajaba el senador Jorge Eduardo Gechem.
En la última década las FARC han perdido a cinco de sus principales líderes: Pedro Antonio Marín alías “Manuel Marulanda” y “Tirofijo –su fundador– en 2008 por causas naturales; a Luis Edgar Devia, alias “Raúl Reyes” (2008); Manuel Muñoz, alias “Iván Ríos” (2008); Jorge Suárez, alias “El Mono Jojoy” (2010) y Guillermo Sáenz, alias “Alfonso Cano” (2011), así como cientos de guerrilleros en ataques militares cuando Santos era ministro de Defensa.
El conflicto armado ha causado la muerte de más de 260.000 civiles, así como casi siete millones de desplazados y 45.000 desaparecidos.
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Basado en estas cifras, el expresidente y senador Álvaro Uribe, impulsor del “No”, declaró que “aprobar el ilegítimo plebiscito es aceptar la impunidad total, y consagrar al crimen campeón”.
El plebiscito establece que para lograr la aprobación de alguna de las opciones (“Sí” o “No”), ésta debe obtener el 13% de los votos, que equivalen a 4.396.626 ciudadanos.
El “Sí” es impulsado por el Gobierno de Santos y el expresidente César Gaviria, quién manifestó que al aprobar el plebiscito “todos los colombianos podrán vivir en paz”.
Sin embargo, la paz no está del todo garantizada, pues en el país aun se mantienen activos varios grupos armados, con los que el Gobierno está tratando de negociar para que los colombianos puedan vivir sin pensar en la guerra.
Si el plebiscito es aprobado, en marzo o abril de 2017 Colombia podrá iniciar una nueva etapa de paz y con la posibilidad de vivir sin guerra.
El acuerdo
Durante las 48 mesas de dialogo por la paz de Colombia se discutieron, seis puntos que permitieron a las partes llegar a un acuerdo final equilibrado.
Estos temas engloban, la reforma rural integral, participación política -de las FARC-, cese al fuego bilateral definitivo, la dejación de las armas; solución al problema de las drogas Ilícitas, atención a las víctimas, y los mecanismos de implementación y verificación.
Con estos acuerdos se pretende reestructurar la vida de los colombianos al tratar de devolverles -en cierta forma- lo que en algún momento perdieron en manos de la guerrilla, y prepararles para aceptarlos en la sociedad, y vida política del país.
Por su parte, las FARC deben declarar los crímenes cometidos para evitar ser juzgados, y entregar todo su armamento en un plazo no mayor a 180 días luego de la firma final del acuerdo.
Asimismo, el Gobierno seguirá trabajando para garantizar la paz a los colombianos, salvaguardando que se cumplan todos los ítems establecidos en los documentos de los acuerdos de paz tratado en la Habana, Cuba.
Con información de El Universal