La campaña presidencial de cara a las elecciones de noviembre en EEUU están en su recta final y hay una situación que la hará cambiar más.
El Político
Y es que el positivo por coronavirus de Donald Trump, marcará un antes y después en lo que cada de campaña y Joe Biden tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos que corren en EEUU.
El presidente necesariamente reducirá sus apariciones personales por un tiempo y esto sin duda, alterará los planes para un segundo debate depende de su progreso.
También puede traerle algo de simpatía si responde de una manera que fomente el uso de máscaras y otras prácticas que han demostrado ser efectivas para protegerse del coronavirus.
Una de las lecciones que puede aprender tras su positivo por COVID-19 es que nadie tiene garantizada una inmunidad completa contra el virus. Los demócratas y líderes extranjeros también se han infectado.
Usar máscaras, lavarse las manos con frecuencia y practicar el distanciamiento social ayuda.
Es por eso que el número de casos diarios está disminuyendo en algunos lugares (aunque en los últimos días algunos estados han informado de ligeros repuntes en nuevos casos e ingresos hospitalarios).
El presidente inicialmente estaba fuera de Twitter y fuera de la vista del público después de su diagnóstico.
Ahora el presidente tiene la oportunidad, si la aprovecha, de emerger, si no un hombre diferente, que un hombre que ha aprendido algo que puede compartir con otros que han pasado por lo que él está experimentando, según el analista Cal Thomas.
También podría consolar de manera creíble a aquellos que han perdido a sus seres queridos por el virus, en lugar de orquestar payasadas para fotografías, como su viaje rápido fuera del hospital el domingo para agradecer a sus seguidores. Esta fue una mala óptica y un ejemplo aún peor destacó Thomas.
Esto no debe verse como una táctica política, aunque tendría obvios beneficios políticos, sino algo genuino en una ciudad y en un clima político cada vez más falso y cínico.
El año 2020 ha estado lleno de numerosas sorpresas. Ver a un presidente Trump "nuevo", o al menos un poco diferente, emerger triunfante y humildemente de este desafío personal, sería la última sorpresa de octubre.