En otros tiempos, la detención de un joven disidente en Cuba habría pasado desapercibida, pero la transmisión de un video la hizo conocida.
El Político
Pero cuando la policía arrestó al rapero Denis Solís el mes pasado, él hizo algo que solo ha empezó a ser posible en la isla hace poco: grabó el encuentro con su teléfono celular e hizo una transmisión en vivo por Facebook.
La transmisión impulsó a sus amigos de un colectivo de artistas a hacer una huelga de hambre; que la policía desbarató luego de una semana al arrestar a los integrantes del grupo, reportó NY Times.
Pero las detenciones también fueron captadas en teléfonos celulares y compartidas ampliamente en redes sociales; lo que llevó a cientos de artistas e intelectuales a manifestarse fuera del Ministerio de Cultura al día siguiente.
Movilización de manifestantes
La rápida movilización de manifestantes fue una rara ocasión en la que los cubanos se enfrentan abiertamente al gobierno y un crudo ejemplo de cómo el acceso generalizado a internet a través de teléfonos celulares pone a prueba el balance de poder entre el régimen comunista y sus disidentes.
“Esos videos fueron de un impacto muy grande para el resto de nosotros”, dijo Tania Bruguera, una de las artistas involucradas en las protestas.
“Nosotros vimos allí la posibilidad de que a cualquier artista en Cuba que decida hablar en voz alta o cuestionar”; dijo, “o hacer arte con preguntas incómodas, puede tener el mismo tratamiento”.
No está claro todavía si este movimiento incipiente de protestas reunirá el moméntum y la disciplina requerida para transformar de manera significativa un sistema político que ha sofocado décadas de desafíos, o simplemente se disipará.
Negociación con el gobierno
Los manifestantes ahora se encuentran en un punto muerto con el gobierno, que inicialmente había accedido a negociar pero que se ha retirado de las conversaciones.
Sin embargo, el mero hecho de que haya sucedido una protesta tan numerosa —y llevado a la creación de un movimiento formal con nombre y página en Facebook— es en sí mismo extraordinario en un país donde la oposición es prácticamente inexistente.
Y conforme las exigencias de los manifestantes han mutado —de acabar con los límites a la expresión artística a libertades políticas más fundamentales; se han ganado la atención de una corriente creciente de jóvenes cubanos que no suelen estar interesados en el activismo.
“Lo que está sucediendo en Cuba es sin precedentes”, dijo José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch. “Es un despertar”.
Acceso a teléfonos celulares
Cuba permitió que los teléfonos celulares tuvieran acceso a internet hace dos años y ahora cuatro millones de personas pueden acceder de este modo a la red.
En total son siete millones de cubanos —unos dos tercios de la población— los que cuentan con algún tipo de acceso a internet, según muestran los datos del gobierno.
El gobierno ha bloqueado varios sitios críticos, entre ellos Radio Martí, un medio anticastrista financiado por el gobierno estadounidense.
Facebook, Whatsapp, YouTube permitidos
A pesar de las múltiples restricciones se permite el acceso a Facebook, Whatsapp, YouTube y los principales diarios estadounidenses.
El resultado: un ejército creciente de cubanos que fácilmente podrían conectarse y utilizar redes sociales para organizarse en torno a causas comunes.
Algunas veces, sus campañas resultaban aceptables para el gobierno, como en el caso de los defensores en línea de los derechos de los animales; que consiguieron permiso de las autoridades para organizar una marcha en contra de la crueldad hacia los animales.
Otras no fueron tan bienvenidas, como cuando los activistas de los derechos de las personas homosexuales fueron detenidos luego de utilizar Facebook para organizar una protesta el año pasado.
Informe Human Rights Watch
En un informe dado a conocer esta semana, la organización Human Rights Watch documentó decenas de casos en los que el gobierno cubano había castigado a los disidentes; entre ellos algunos de los artistas del movimiento, al acusarlos de violar las disposiciones creadas para detener la propagación del coronavirus.
Nueve acusados de no llevar la mascarilla de manera adecuada.
Sin embargo, incluso desde sus hogares, muchos artistas siguieron difundiendo en videos y publicaciones de Facebook lo que dicen es acoso por parte del gobierno.
Y el gobierno no ha impedido el flujo de mensajes en grupos de mensajería de WhatsApp, que los manifestantes aseguran es lo que mantiene vivo al movimiento en general.
“Esa chispa de la manifestación allí, ese calor, no nos ha abandonado”, dijo Luz Escobar, una periodista que asistió a la manifestación después de la transmisión; “Sentimos que hay cientos de personas conectadas con esto, y eso solo fue en las calles”.
“En las redes”, agregó, “hay miles”.