Venezuela está a punto de sufrir otra vez una aguda escasez de alimentos en el comercio, a menos que se resuelva en el corto plazo la falta de gasoil (diésel) que aqueja al país desde hace semanas.
El Político
Fuentes del sector agrícola y manufacturero alertaron sobre el riesgo inminente de que el cuadro se complique en los próximos días.
Desde hace una semana, desde el occidente del país, los llanos, los andes y más recientemente desde el oriente, los transportistas han manifestado a la agroindustria que no pueden hacer despachos de materias primas.
Esto crea serios problemas de logística en toda la cadena de valor.
Una de las fuentes vinculada al sector y que requirió el anonimato señaló que "el país se mueve con energía y cualquier falla lo va a hacer colapsar…si no hay combustible para los camiones eso afecta a todos”
Los productores agrícolas y las compañías de transporte de carga pesada advierten que se agrava la falta de combustibles. Primero fue la gasolina y ahora el gasoil, o diésel.
Guerra avisada
En ese sentido, los dirigentes gremiales se han levantado para advertir lo que viene.
Sectores agroalimentario y de transporte están paralizados por escasez de gasoil.
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El combustible diésel es el más usado por la flota de camiones medianos y pesados que recorre el país. La crisis no es peor ya porque la economía está postrada tras más de un lustro de depresión económica.
Desde hace un año por las restricciones se ha sumado a esa parálisis la pandemia del nuevo coronavirus, dijeron fuentes con conocimiento del caso.
Venezuela tiene la represa hidroeléctrica del Guri, una de las más grandes del mundo y con capacidad instalada hipotética para abastecer a todo el país con la demanda actual.
Tenemos cuatro grandes refinerías con capacidad instalada para abastecer a todo el país y exportar grandes volúmenes (pero que están trabajando a una muy pequeña fracción de esta capacidad).
No obstante, Venezuela sufre una grave crisis estructural de falta de gasolina GLP y electricidad. Esa es la raíz del problema.
Problema mayor
En medio de la grande depresión, el 94% de los hogares de Venezuela está en la pobreza, y el 67% de ellos en pobreza extrema, según la encuesta Encovi, de las universidades más prestigiosas del país.
Eso supone una drástica caída en la demanda y el consumo, inclusive de alimentos, manufacturados, de transformación intermedia, o frescos.
Solo por esta razón no es tan evidente el impacto de la escasez crónica de combustibles. Pero, si la economía llegara a rebotar, no habría suficiente oferta de los carburantes para cubrir la demanda creciente.
Inminente regreso de las colas para comprar alimentos
El problema trae a la memoria las largas colas en los comercios, visibles hasta hace un par de años.
Después el régimen de Maduro se vio obligado a abrir la economía a importaciones masivas, y a ceder un poco las cadenas del control de precios sobre las empresas locales.
Esto aumentó la oferta en volumen y variedad de marcas nacionales importadas.
Para que la #Carne, la #Leche, el #Queso y demás rubros, puedan llegar a la mesa de los venezolanos, los productores agropecuarios necesitan contar oportunamente con herramientas y condiciones para hacerlo posible. Los combustibles como la #Gasolina y el #Diesel (1/2) pic.twitter.com/cq2fNWiO8F
— FEDENAGA (@Fedenaga) March 10, 2021
Electricidad, gasoil y alimentos
La dependencia al gasoil tiene otra variante: también es usado para generar electricidad en las plantas industriales.
En los últimos meses este uso se ha vuelto cada vez más apremiante: los constantes apagones y fallas en la tensión del sistema interconectado nacional y en las redes de algunos estados, obligan a tener estas plantas a tono, listas para servir de respaldo.
Sucede como en el horno de cualquier panadería o cualquier hogar: si se detiene el calor mientras se hornea un pastel, la preparación no va a quedar bien. Y los alimentos manufacturados tienen unas normas de calidad y presentación muy estrictas. No se puede arriesgar la reputación de las marcas.
Desde que se agravó la crisis energética en Venezuela, muchas empresas grandes y medianas tuvieron que invertir en sus propios sistemas de emergencia de generación de electricidad.
Sin inventarios de gasoil
Con diseños de hace cuatro y hasta 10 años, (antes del colapso de la industria petrolera nacional) la gran mayoría de ellos no contempló almacenamiento de combustible para más de cinco días de inventario y operación, dijo otra fuente.
Ahora, estas unidades “están trabajando con mucha más frecuencia, mayor consumo y los inventarios no se están manejando con esa frecuencia necesaria”, dijo un especialista en esta área.
“Hasta ahora hemos surfeado las ola, algunos establecimientos hemos tenido solo horas de abastecimiento de gasoil. Pero estamos en situación crítica, a muchos no les asignan el cupo y dependemos de que tengamos electricidad”, de la red nacional, explicó.
En toda Venezuela, en algunos estados y regiones más que en otros, son frecuentes los cortes imprevistos y los racionamientos planificado. El eufemismo oficial llama a todo esto “balance de carga”.
Pero en muchas ciudades y pueblos ya hay verdaderos «alumbrones» en vez de apagones; es decir, son más las horas de cortes que de suministro estable.
Pérdidas de producción
“Tenemos curvas de daños. Una falla de un segundo o dos y se paró el proceso…ya el producto quedó sentido, dañado, hay que reprocesarlo…Si se va a la luz durante cuatro horas pierdes todo lo que estaba en tránsito, por eso la importancia de la autogeneración que permite cabalgar esa falla”, ilustró esta fuente.
“En términos de riesgo, tenemos hoy la combinación de todos los escenarios, nos falla la luz y tampoco tenemos el gasoil para cubrir la falla…Hay un deterioro gradual de los procesos, lo que vemos es que el balance no está garantizado”, dijo.
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Fuente: elestimulo