Líbano se parece a Venezuela, vive una situación muy similar en los últimos años, azotado por la inflación, la pobreza y la crisis económica. Si Líbano será o no la próxima Venezuela se definirá en los próximos meses.
El Político
La situación del Líbano se encuentra al filo de una crisis explosiva. Según observadores y bancos extranjeros, las reservas líquidas propias del banco central no superarían los U$S 2.000 millones, monto equivalente sólo 6 meses de importaciones.
Las perspectivas para este año no serían de una recuperación económica sino de una caída en torno de 5%-6%, luego de un derrumbe del PIB de aproximadamente 25% el año pasado.
La pandemia empeoró la situación
La pandemia del Covid-19 empeoró la situación de varios países que ya en 2019 venían bastante mal. Líbano, que en octubre de 2019 registró protestas por el aumento del costo de vida, suma la crisis cambiaria y bancaria.
El escenario económico y político no registra mejoras sustanciales. Para colmo la voladura del puerto de Beirut en agosto pasado complicó al gobierno y a la vida misma.
Protestas sin soluciones
En febrero comenzaron protestas pidiendo la remoción del juez a cargo de investigar la voladura del puente. En marzo, otras manifestaciones se suman en contra del gobierno por la inflación, y la creciente brecha cambiaria.
Los libaneses padecen la existencia de seis tipos de cambio. Los dos básicos de referencia son el tipo de cambio oficial (fijo desde 1997) de 1.507,5 libras libanesas por dólar, y el del mercado negro.
El dólar negro distorsiona todo
Según el investigador Héctor Rubini, economista de la Universidad del Salvador, el dólar negro comenzó a crecer rápidamente desde enero y llegó el lunes pasado a las 11.000 libras. Luego se estabilizó, pero con un piso de 10.000 libras.
El gobierno apuesta a la represión
"Para tratar de controlar el mercado negro de divisas reprime a los cambistas callejeros. Por otro lado bloquea y prohíbe plataformas online para la compra de dólares y otras monedas extranjeras en circuitos paralelos", explica Rubini.
Estalla la hiperinflación
El Índice de Precios al Consumidor crece sin parar: en economía, Lïbano se parece a Venezuea: la inflación creció de 4.321% en 2017, 6.077% en 2019 y 3.005% en 2019. La escasez de bienes, la creciente inseguridad y los mercados informales han llevado a discrepancias entre las cifras oficiales y privadas sobre la inflación en Líbano en 2020.
Los números oficiales parecían converger en 2020 a una inflación interanual de 148% en diciembre, pero diversas estimaciones de bancos y consultoras locales y del exterior estimaban una cifra en torno de 250%.
Este año arrancó peor
Con una inflación acumulada en enero y febrero que ya habría superado el 260 por ciento, analistas prevén una aceleración hacia otro 400% adicional en marzo y abril.
La población es cada día más pobre. En la baja de la calidad de vida Líbano se parece a Venezuela también. En varias regiones del país asoma el fantasma de la escasez de todo tipo de productos, y se habla el riesgo cierto de hambrunas que tornarían explosivo el escenario político.
El gobierno no cuenta con recursos suficientes ni credibilidad para sostener y recuperar las reservas del banco central, y reducir el gasto público corriente, fundamentalmente en subsidios.
Debate parlamentario
El viernes pasado, el Parlamento inició el debate sobre la conveniencia de aceptar o no un préstamo del Banco Mundial de U$S 246 millones, para mejorar el escenario actual.
El ministro de Energía Raymond Ghajar advirtió el martes que el país se quedará sin divisas a fin de marzo para importar el combustible necesario para alimentar las usinas eléctricas locales.
Sin combustible en abril Líbano podría sufrir un apagón generalizado por tiempo indeterminado.
Como en Venezuela temen un apagón
Líbano tendría por ahora asegurado el envío, ya pagado, de 500.000 toneladas de combustible desde Irak para abastecer a su sistema de generación eléctrica. Para evitar cortes de energía en abril necesita el doble, un millón de toneladas.
Algo que sigue sin resolverse
El contexto político sigue siendo inestable. Desde agosto pasado el primer ministro Saad Hariri enfrenta un escenario político fragmentado entre distintas facciones que impiden formar un nuevo gobierno.
Sin ese paso político que implicaría alguna forma de acuerdo con el grupo Hezbollah, aliado de Irán no puede reestructurar su deuda externa (U$S 90.000 millones, ni negociar nuevos créditos del FMI, u otras fuentes multilaterales.
Negociaciones con el FMI
Tras un default de eurobonos el año pasado, el gobierno ofreció al FMI un esbozo de reestructuración con miras a reestructurar la deuda pública total. y reducir el ratio deuda/PIB de 175% en 2019 a 89$ en 2027, con pérdidas para tenedores extranjeros y locales (fundamentalmente los bancos).
La Asociación de Bancos del Líbano rechazó dicha propuesta y promovió una alternativa de ventas de activos estatales por unos U$S 40.000 millones. La misma era para cancelar la deuda del Tesoro con el banco central y los acreedores locales.
Si bien el FMI había dado el visto bueno al programa original, las negociaciones quedaron en la nada desde agosto pasado. La falta de transparencia del banco central libanés es otro de los problemas.
Investigan al Banco Central
El titular del banco central se encuentra bajo investigaciones judiciales por supuestas irregularidades en el manejo de la política cambiaria, además de acusaciones en Suiza por desvíos de fondos y lavado de dinero. Resultado obvio: la credibilidad en las publicaciones de los activos en moneda extranjera de la autoridad monetaria es mínima
En fin, parece que el Libano estuviera gobernado por Nicolás Maduro, pues en Venezuela el Banco Central carece de autonomía, la gente está cada día más pobre, los apagones son frecuentes y no hay una salida factible en breve plazo.