martes 11 febrero 2025 / 5:03

DONDE LAS IDEAS SE ENCUENTRAN

"No es hora de callar", historia de una periodista violada

Las mujeres son usadas como botín de guerra para negociar en Colombia

"No es hora de Callar" es una iniciativa a favor de las mujeres víctimas del conflicto armado colombiano liderada por la a periodista JIneth Bedoya. Fue víctima de secuestro, tortura y violación cuando realizaba una investigación en la cárcel La Modelo, en Bogotá, El 25 de mayo de 2000.

El Político

Más de 20 años despúes de que Jineth Bedoya  investigaba el paramilitarismo fue citada por un paramilitar en la cárcel La Modelo de Bogotá y fue violada por paramilitares, el caso se debate.

La ambigua posición del Estado colombiano

Camilo Gómez, de Colombia, se retiró de la audiencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que buscaba establecer la responsabilidad del Estado en un secuestro y violación.

Camilo Gómez es director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, y el caso: secuestro, tortura y violación de Jineth Bedoya en 2000.

Desde su ataque, Bedoya creó “No es hora de callar”, un proyecto periodístico que dirige en el diario El Tiempo. Busca defender y denunciar a las mujeres atacadas y asesinadas en Colombia.

Su caso en la Corte es una reivindicación para ella y ventana de esperanza para las mujeres víctimas de la violencia sexual en el conflicto armado colombiano.

Investigaba el conflicto, armas y desapariciones

Ella investigaba específicamente casos de tráfico de armas, desapariciones y homicidios que involucra a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Sin embargo, antes de entrar al centro penitenciario fue interceptada por tres hombres que la subieron a un carro, la drogaron, torturaron y violaron por 16 horas.

Luego, la abandonaron en una vía de salida de la ciudad. Según Bedoya, las personas que la secuestraron se identificaron como paramilitares que estaban enviando un mensaje al periodismo en Colombia.

Mujeres y niñas usadas para la venganza

En Colombia, las mujeres y niñas han sido tratados como territorios de guerra. Hay cientos de testimonios de mujeres violadas y torturadas solo por la presunción de que eran novias o empleadas del bando opuesto.

Entre 1985 y 2016 hubo 15.076 casos de violencia sexual en el marco del conflicto armado en Colombia, de los cuales 91% eran mujeres.

El caso estuvo paralizado por años

El caso de Bedoya se mantuvo inactivo por años. Hace poco, con el apoyo de la Fundación para la Libertad de Prensa y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, se logró que el Estado colombiano fuera llamado  por no garantizar y proteger sus derechos.

La fecha en la que ella fue secuestrada y agredida sexualmente, el 25 de mayo, fue declarada en agosto de 2014 con un decreto presidencial Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia sexual en el Contexto del Conflicto Armado Interno.

La violencia sexual como arma de guerra

En la actualidad es subdirectora del diario El Tiempo. En 2020 recibió el Premio Mundial de Libertad de Prensa Unesco-Guillermo Cano.

Jonathan Bock, director de la FLIP, que el caso es "extremadamente importante. Marca un precedente para todas las periodistas víctimas de violencia sexual en el marco de conflictos armados en la región".

Esto, en un país que, según el Observatorio de Feminicidios de Colombia, en 2020 tuvo 630 feminicidios y en lo que va de 2021, 106.

"No es hora de callar"

Jineth Bedoya se atrevió a contar por primera vez públicamente la historia de su violación en 2009​ a partir de una iniciativa de Intermon Oxfam.

Desde entonces lidera la campaña "No es hora de callar" reclama que las mujeres denuncien las agresiones sexuales y denuncien la violencia de género.

La verguenza la enmudeció

“Tras el secuestro guardé silencio porque pensaba que como periodista no podía identificarme como víctima. Además, sentía tal vergüenza que para mí era imposible siquiera hablarlo con mi madre.

Y era consciente de que aunque denunciase, no iba a pasar nada y yo me iba a desgastar en ese proceso” ha explicado sobre su propio proceso.

En 2011, tras contar su caso en Colombia en un programa de televisión de máxima audiencia, la investigación judicial, que volvió a estancarse poco después, se reactivó.

Incoherencias del Estado

El mismo día en que se paró de la audiencia de Bedoya,Camilo Gómez envió una carta a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Le pidió órgano de justicia transicional que se abra un macrocaso de violencia sexual en el conflicto. No es hora de callar

“Empatía con la víctima”

Las causales de recusación que presentó Colombia, basadas en que los magistrados eran "empáticos con la víctima", no serían coherentes porque en el caso de Bedoya los hechos fueron probados.

Por el caso, en febrero del 2019, fueron condenados los ex paramilitares Alejandro Cárdenas Orozco y Jesús Emiro Pereira Rivera por una corte de Bogotá.

Importancia del caso

Se trata del caso más emblemático de violencia contra la mujer en Colombia en los últimos 20 años,

Este acontecimiento será clave para la historia colombiana y regional porque sienta las bases sobre cómo manejar y sancionar la violencia sexual en el conflicto armado.

Aunque han transcurrido 21 años. Que el caso sea juzgado a nivel regional abre el camino a la justicia para tantas mujeres que han sido las víctimas sistemáticamente silenciadas e invisibilizadas en América Latina.

El representante de Colombia se retiró de la audiencia

La actuación de Colombia en un caso de violencia sexual no tiene precedentes. No hay manera de entender porqué el representante de Colombia se retiró de una audiencia ante la CIDH en el caso de la periodista Jineth Bedoya

"Lo más complicado es encontrarte sola"

"Lo más complicado es encontrarte sola, encontrarte con el cuerpo marcado, como huérfana de todo. Y yo me sentía así incluso después que entendí que tenía que hacer algo, que tenía que asumir mi vida, que tenía que seguir. Sólo que yo no quería seguir. Así que mi primera idea fue la del suicidio. Pero cuando empecé a buscar la forma de irme, me encontré tan cobarde para irme… Porque decía: ‘si me tomo algo puede que no me muera y quede peor’.

Tenía entonces que buscar una fórmula para quedarme. Y la única respuesta que encontré fue que si me quedaba tenía que seguir haciendo lo que me daba fuerza y era el periodismo.

La dejaron destrozada

Para mí era muy difícil salir porque estaba llena de hematomas. Mis brazos eran impresionantes, eran morados completamente de los golpes… las manos, el cuerpo… la cara estaba muy golpeada y sentía mucha vergüenza de que la gente me viera así. Pero el día que ya podía mostrar la cara -que fue más o menos 15 días después del secuestro- , ese día decidí volver al periódico (El Espectador).

Me alejé de mi familia

Yo asumí una posición radical en mi vida y fue que me alejé completamente de mi familia. Me quedé con mi madre, y ella es el eje de mi vida, pero me alejé mucho de mi hermana y mis sobrinos por el tema de seguridad. A mi padre nunca le volví a hablar. Yo quería coger mi dolor y cargarlo yo sola, no quería ponérselo a alguien más.

Aunque Jineth Bedoya denunció su secuestro y violación ante las autoridades inmediatamente después de los hechos, durante más de 11 años la justicia colombiana no hizo mayores progresos. En Mayo de 2011, sin embargo, Bedoya llevó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, lo que obligó a la Fiscalía General de la República a retomar las investigaciones.

Actuación sin precedentes

Camilo Gómez, de Colombia, se retiró de la audiencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que buscaba establecer la responsabilidad del Estado en un secuestro y violación.

Camilo Gómez es director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, y el caso: secuestro, tortura y violación de Jineth Bedoya en 2000.

La periodista Bedoya fue víctima de secuestro, tortura y violación cuando realizaba una investigación en la cárcel La Modelo, en Bogotá.

Lo que hizo Gómez no tiene antecedentes. No lo hizo Nicaragua con Ortega, ni Venezuela con Chávez o Maduro, ni Perú con Fujimori.

Por eso la actuación de Gómez genera demasiadas preguntas sobre el porqué de la posición del Estado colombiano en este caso.

Él dijo no buscaba ser "descortés" con la víctima, sino no prejuzgar un Estado que se presenta ante la Corte y espera imparcialidad de los jueces.

Recusación por parte de Colombia

Pero la Corte IDH declaró improcedente la recusación de Colombia. Una recusación se da cuando en un proceso legal una parte pide que el juez que lleva el caso sea apartado alegando que no garantiza la imparcialidad.

Después de levantarse, Gómez recusó a todos los jueces, menos a uno y exigió que el proceso se detuviera hasta que se resolviera esa recusación.

Gómez alegó que había "falta de garantías y objetividad en el proceso", y añadió que es una obligación de los jueces "ser objetivos e imparciales”.

Improcedente la recusación

Frente a estas declaraciones y la decisión inédita de un Estado de irse de una audiencia, el Tribunal decidió “declarar improcedente la recusación efectuada por Colombia.

La recusación era contra la presidenta Elizabeth Odio Benito, el Vicepresidente Patricio Pazmiño Freire y los Jueces E. Raúl Zaffaroni y Ricardo Pérez Manrique.

También declaró improcedente la solicitud del Estado de nulidad de todo lo actuado a partir del momento en que la Corte conoció de la recusación del Estado.

No excluirán preguntas

Además declaró improcedente la solicitud del Estado de excluir del expediente internacional aquellas preguntas formuladas por los jueces que dieron lugar a la solicitud de recusación.

La Corte se negó a enviar la recusación a la OEA y porque corresponde a la Corte continuar con la audiencia del caso Bedoya Lima.

bbc.com, opendemocracy

 

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