La Seguridad Social ha vuelto a necesitar una ayuda extraordinaria para pagar las pensiones y la paga extra de julio, tal y como informó ABC. Ha retirado 8.700 millones del Fondo de Reserva, la mayor disposición realizada desde que en 2012 el Gobierno abrió por primera vez esta hucha. Tras esta operación el Fondo de Reserva queda en 25.176 millones de euros, el equivalente a un 2,33% del PIB.
Julio, como diciembre, es un mes en que la Seguridad Social afronta fuertes necesidades de liquidez en la tesorería. Toca desembolsar la nómina mensual habitual y las pagas extraordinarias que reciben los pensionistas. Este año la extra de verano que han cobrado en julio los más de 8,5 millones de jubilados ha supuesto para las arcas del sistema de previsión una factura cercana a los 17.000 millones de euros, lo que ha obligado, de nuevo, a tener que tirar de los ahorros del Fondo de Reserva.
Obligado por la coyuntura de destrucción de empleo, recién llegado al poder, Rajoy no tuvo más remedio que romper por primera vez la «hucha», en diciembre de 2012, y usar los ahorros para poder pagar las nóminas a los jubilados. La fuerte crisis que comenzó en 2008 hizo mella en el empleo. Ya entonces había destruido 2,5 millones de empleos de los más de 3,5 millones que terminaría recortando en España concluida la crisis. El uso del Fondo de Reserva es lo que ha permitido desde entonces tapar los agujeros de sistema de pensiones y hacer frente a las nóminas de forma puntual.
Los pensionistas han cobrado sin problema y la «hucha» ha menguado sus ingresos en 40.824 millones de euros. De los casi 66.000 millones de euros que llegó a tener en 2011, esta cantidad se ha reducido hasta los 25.176 millones que han quedado en julio.
El problema sigue estando en que los gastos que cada mes tiene que afrontar la Seguridad Social son más elevados que los ingresos. Y varios son los factores: el aumento del número de pensionistas, por encima del 1% anual; el recambio de las nuevas pensiones que entran al sistema, que son casi un 40% más altas que las que salen; y el incremento mínimo garantizado por ley del 0,25%.
La combinación de todos estos factores es lo que ha provocado que la Seguridad Social fuera la única administración que aumentó su déficit en 2015, hasta el 1,3% del PIB, es decir 13.592 millones, el doble de los previsto (0,6%). La caja de la Seguridad Social está en números rojos y las previsiones no invitan a pensar lo contrario, teniendo en cuenta que los trabajadores que contribuyen al sistema lo hacen con sueldos más bajos por la parcialidad de sus contratos y los ajustes de la crisis. Y ello pese a la mejoría del empleo, que crece a tasas del 3%, lo que ha permitido que el número de afiliados se encamine hacia los 18 millones.
Reforma a la vista
A la vista de la evolución de las cuentas del sistema, el próximo Gobierno deberá plantear nuevos cambios en el sistema de pensiones teniendo en cuenta que el déficit y las proyecciones demográficas anticipan más envejecimiento. La aprobada en 2011 tendrá efectos sobre el gasto a medio y largo plazo. Y el factor de sostenibilidad comenzará a aplicarse en 2019 y los ahorros no se notarán hasta 2030.
Infomación de ABC