La primera gira de Joe Biden como presidente de Estados Unidos sirvió para hacer ver a sus amigos cercanos que está listo para liderar nuevamente la alianza occidental. En su visita a Europa, si bien logró elogiar los valores del multilateralismo y la estabilidad occidental, analistas consideran una visita de una semana no será suficiente para reparar el daño causado en cuatro años de hostilidad de su predecesor, Donald Trump.
El Político
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, Europa admitió que la elección de un antoeuropeo para la Presidencia de Estados Unidos fue un llamado de atención para el bloque; esto luego de asumir por décadas que el país norteamericano tendría en cuenta sus intereses. Desde ese momento, la conclusión en Bruselas fue que por muy amigable que fuera el sucesor de Trump, la alianza transatlántica debía refrescarse y fortalecerse de manera que no pudiera romperse por un posible Trump 2.0 más adelante.
Además, los países del bloque coincidieron en que esto debía hacerse en paralelo a perseguir sus objetivos geopolíticos para asegurar la independencia de Estados Unidos. Esto incluye capacidades de defensa propias y comercio con países como China y Rusia.
De acuerdo con un análisis publicado por CNN en español, la primera parte de estos puntos fue exitosa; pues los líderes del bloque y Biden coincidieron en la necesidad de actualizar las normas creadas por occidente.
Los objetivos de Biden en Europa
Los observadores europeos consideraron que el principal objetivo de Biden en su viaje era la apelación a los valores democráticos y compartidos; así como su promesa de que Estados Unidos está "de vuelta".
Biden asistió a cinco compromisos diferentes a lo largo de la semana. Sobre ellos, un segundo diplomático europeo dijo que Estados Unidos construyó cuidadosamente la semana para entregar y enfatizar ese mensaje.
Este tipo de retórica a favor de occidente y de la democracia es completamente atractiva para los líderes europeos, a muchos de los cuales les gusta creer que son el aliado más cercano de Estados Unidos. Y el hecho de que Biden invite a los europeos a reconstruir el orden democrático junto con su país es una perspectiva tentadora.
Pero algunos analistas consideran que la estabilidad política tanto de Europa como de Estados Unidos está lejos de estar asegurada más allá de los próximos 18 meses.
Las razones para ello incluyen desde la política electoral interna, como las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos; hasta las dramáticas diferencias en las prioridades políticas a ambos lados del océano. A pesar de todas las palabras amistosas y los compromisos de trabajar juntos, sigue habiendo un gran interrogante sobre cómo se relaciona la renovada alianza con la política actual.
El brexit sigue dividiendo
Otro tema que probablemente se le vaya de las manos muy pronto es la disputa sobre Irlanda del Norte tras el Brexit. Este asunto ha sido comentado por Biden en más de una ocasión.
En resumen: como parte del acuerdo del brexit, Johnson acordó el Protocolo de Irlanda del Norte para evitar una frontera dura. Actualmente, el gobierno de Johnson se niega a aplicar plenamente el protocolo por temor a que provoque escasez de alimentos; incluida la carne refrigerada, en Irlanda del Norte debido a la nueva relación comercial del Reino Unido y la UE.
Biden, que suele hablar de su herencia irlandesa, habría dicho a Johnson en una "conversación sincera" que la cuestión debe resolverse. La UE considera que todo lo que no sea la plena aplicación del protocolo es una violación del derecho internacional; además, ha dado a entender que Biden apoya su postura.
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