Las subregiones de América Latina y el Caribe, las más desiguales del planeta, las más afectadas por los contagios del Covid-19 y vulnerable a los impactos de la crisis climática, sus delegados aterrizarán en Glasgow para la 26 Conferencia de las Partes (COP26), la Cumbre del Clima, que inicia deliberaciones este 31 de octubre, con las manos literalmente con nada.
El Político
En sus informaciones previas a la cumbre, la agencia de noticias Inter Press Service, incluye esta vez un análisis sobre el tema. Entre otras personalidades, tiene en cuenta la opinión de Tania Miranda, directora de Política y Participación de Partes Interesadas del Programa de Ambiente y Cambio Climático del no gubernamental Instituto de las Américas. Esta resalta que a pesar de que América Latina ha tenido altas ambiciones climáticas, las mismas no han encontrado asidero en las medidas aplicadas para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera.
A su modo de ver, las metas “son aspiracionales. Y si no se respaldan con políticas y financiamiento, se pueden quedar en promesas. Falta financiamiento y aplicar estrategias y políticas públicas que los encaminen a cumplir sus compromisos. Se necesitan miles de millones de dólares”.
Miranda es autora del reporte “Contribuciones nacionalmente determinadas a lo largo de América. Un análisis hemisférico comparativo”, el cual evalúa las metas climáticas de 16 países, incluyendo a Estados Unidos y Canadá.
América Latina llega a Glasgow con las manos climáticas semivacías https://t.co/wH1Mgx2lR6
— SCAC Magallanes (@ScacMagallanes) October 22, 2021
Políticas ambientales centran la atención de la Cumbre del Clima
En su estudio Miranda analiza los objetivos de reducción de emisiones contaminantes, los planes de adaptación a la crisis climática y la dependencia de financiamiento externo. Así como los compromisos de neutralidad del carbono en el largo plazo o el estado de los acotamientos de la contaminación.
Las políticas climáticas serán el centro de atención de la cumbre del COP26. En su transcurso se abordarán las reglas de los mercados de carbono, el financiamiento climático por al menos US$ 100 millones anuales. También las brechas entre las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) y las reducciones necesarias. Igualmente las estrategias para neutralidad del carbono en 2050, planes de adaptación y el programa de trabajo sobre comunidades locales y pueblos indígenas.
De su estudio se desprende que solo 13 países enviaron en 2020 sus resutados a la Secretaría de la CMNUCC. Con sus nuevas contribuciones climáticas, a pesar del clamor de su secretaria, la mexicana Patricia Espinosa, para que todas las partes del tratado lo completasen ese año. Y de ellos, solo cuatro de la región, Argentina, Granada, México y Suriname, remitieron la segunda versión actualizada de sus contribuciones.
¿Qué paso con los compromisos del Acuerdo de París?
Así sean compromisos voluntarios, las NDC son una parte medular del Acuerdo de París, sobre las que pivota la meta de contener el incremento de la temperatura a 1,5 grados Celsius. Considerada la mínima e indispensable contención para evitar catástrofes climáticas irreversibles y, en consecuencia, humanas.
En ellas, las naciones deben establecer cuáles son sus metas para 2030 y 2050 de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del recalentamiento planetario. Tomando como línea base un año especifico, la forma de conseguir esas metas, el año pico de sus emanaciones y cuándo lograrían las cero emisiones netas.
Conforme a Miranda, esas propuestas o contribuciones en pro de la recuperación pospandemia, entre otros propósitos, carecen de componentes ecológicos, como compromisos de producción sostenible o de baja contaminación.
Cierto es que algunos estados como Argentina y Chile mejoraron sus promesas. Empero otros, entre ellos Brasil y México, las redujeron o las estancaron. Las medidas de Argentina, Brasil, México y Colombia están en código rojo. Ya que resultan altamente insuficientes para contener el recalentamiento global, según la plataforma Monitoreo de Acción Climática. En el caso de los tres primeros, las mayores economías latinoamericanas, sus gobiernos priorizan el financiamiento de mayor explotación de hidrocarburos. Y esto redundaría en un aumento de las emisiones en 2030. De otro lado, las medidas de Chile y Perú son insuficientes y las de Costa Rica, casi suficientes.
Contradicciones de Argentina
Enrique Maurtúa, asesor sénior de política climática de la no gubernamental Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), señaló que Argentina es un ejemplo de los países de la región que se conducen entre contradicciones.
Explica: “Sigue una línea de lo que pasa en varios países de la región. En compromisos, hace su tarea, lo que le corresponde, prepara estrategia de largo plazo. Pero esos compromisos no se condicen con lo que hace Argentina puertas adentro”.
Bajo este mismo enfoque, el legislativo Congreso Nacional argentino debate el proyecto de Régimen de Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas para dar estabilidad fiscal al sector por los próximos 20 años.
Además, el gobierno debilitó el impuesto al carbono, que promedia una carga de US$ 10, mediante exenciones y la exclusión del gas, y prepara una estrategia de movilidad sostenible que prescinde del uso del hidrógeno.
Fuente: IPS