El Congreso de Estados Unidos aprobó la denominada Ley Renacer, instrumento legal mediante el cual endurece las sanciones contra los funcionarios del régimen sandinista de Nicaragua de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Y con ello, solicita al presidente estadounidense, Joe Biden, revisar la participación de la nación centroamericana en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, República Dominicana y Centroamérica (DR-Cafta).
El Político
De la novedad da cuenta el sitio digital informativo español Confidencial, el cual precisa que el proyecto se aprobó con 387 votos a favor, 35 en contra y cuatro abstenciones.
La aceptación legislativa se produce un día después que el Senado estadounidense enmendara “con arreglos técnicos” la iniciativa de ley. Esto con el propósito de permitir su rápida consideración por parte de la Cámara de Representantes. Y así el argumento fue expuesto mediante un comunicado del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta.
El proyecto original. Denominado Ley de Reforzamiento de la Adherencia de Nicaragua a las Condiciones para la Reforma Electoral (Renacer), se aprobó en agosto pasado por una mayoría del Senado. Con la venia tanto de los representantes demócratas como republicanos.
Exclusivamente para la Nicaragua de Ortega
En adelante un texto legislativo, enriquecido con las versiones aprobadas en ambas Cámaras, pasará directamente a la Casa Blanca. Allí deberá rubricarlo el presidente demócrata Joe Biden. Y entonces entrará en vigencia inmediata.
La iniciativa legislativa se presentó a finales de marzo pasado de manera bipartidista en el Senado. El proyecto fue liderado en la Cámara Alta por el senador demócrata Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores. En la Cámara Baja, la propuesta la impulsó el congresista demócrata Albio Sires.
Sobre el particular, el senador Menédez comentó: “No es muy frecuente que republicanos y demócratas puedan reunirse estos días para encontrar puntos en común y abordar un desafío serio. Este proyecto de ley es una rara excepción”, comentó el senador Menéndez.
Precisó: “Estamos siendo testigos del peor asalto autoritario a la democracia en América Latina en décadas. Y me enorgullece liderar este esfuerzo para que el Congreso actúe de manera decisiva para que el régimen de Ortega-Murillo sepa que habrá grandes consecuencias para la pseudocoronación de su dictadura dinástica. Espero trabajar con el presidente Biden para garantizar la rápida implementación de la Ley Renacer”.
Por su parte Sires declaró: “La aprobación de hoy de la Ley Renacer muestra que el Congreso de los Estados Unidos no se quedará al margen mientras Ortega consolida una dictadura de partido único y refleja nuestro firme apoyo a las aspiraciones democráticas del pueblo nicaragüense”.
Desde otro ángulo la congresista republicana por el estado de Florida María Elvira Salazar, también emitió su opinión. Dijo: “Durante meses el pueblo nicaragüense nos ha suplicado que ayudemos a detener el reinado de terror de Daniel Ortega. La aprobación de la Ley Renacer golpeará a Ortega donde duele. Apenas unos días antes de que solidifique su dictadura a través de sus falsas elecciones presidenciales”.
El contenido de la Ley
La Ley Renacer establece específicamente que serán sujetos a sanciones económicas las “personas extranjeras que obstruyan directa o indirectamente el establecimiento de las condiciones necesarias para la realización de elecciones libres, justas y transparentes en Nicaragua”.
El texto detalla que los posibles sancionados incluyen a funcionarios del Gobierno y familiares de Ortega. Así como miembros de la Policía Nacional, el Ejército Nacional, y del Consejo Supremo Electoral (CSE). Y también miembros del partido y funcionarios electos del Frente Sandinista de Liberación Nacional y sus familiares”.
Adicionalmente instruye que la Administración de Biden haga “gestiones diplomáticas” con los gobiernos de Canadá, la Unión Europea (UE). Así como con países de Latinoamérica y el Caribe “para imponer sanciones selectivas” contra los ciudadanos que obstruyan las elecciones nicaragüenses.
Fuente: Confidencial