El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y los líderes territoriales menos afines han interrumpido la comunicación hasta que no se produzca alguna novedad en la situación política que les obligue a tomar decisiones. No es algo deliberado, sino fruto del enfriamiento en sus relaciones personales y políticas. Ni Sánchez les llama ni los presidentes autonómicos críticos le requieren. No se reclamará la celebración de un comité federal hasta después de las elecciones en el País Vasco y Galicia del próximo 25 de septiembre.
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Solo el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, expresa con frecuencia su desazón porque no haya debate en el partido. No solo no lo hay de manera colectiva sino tampoco de tú a tú entre el secretario general y los presidentes autonómicos. La excepción es la presidenta del gobierno balear, Francina Armengol, con quien el líder socialista sí conversa frecuentemente. “Desde hace semanas” no hay contacto, reconocen los presidentes consultados, aunque sí ha habido algún encuentro esporádico al coincidir en algún acto, como ocurrió el viernes en la clausura de la Escuela de Verano de UGT entre Sánchez y el presidente asturiano, Javier Fernández.
“Probablemente el 50% es decisión suya y el 50% es decisión mía… Él tiene mi teléfono y yo el suyo, es decir, probablemente sea responsabilidad compartida. No es bueno para nadie que no haya un diálogo fluido, pero asumo mi parte de responsabilidad”, señaló ayer el presidente extremeño en Antena 3 y corroboró a este periódico. “Desde el minuto uno he sido absolutamente leal a Pedro Sánchez mientras él quiso que le fuera leal. Es decir, mientras hubo diálogo, cercanía y proximidad. Yo voy a seguir siendo leal al secretario general, pero es que la lealtad no es siempre tocar las palmas, sino ser leal a la organización”, señaló Vara, que no habla con Sánchez desde el último comité federal, el 9 de julio. Esta claridad del presidente extremeño sobre la situación entre Sánchez y los líderes territoriales es una excepción y la situación sigue enquistándose ya que estos hubieran querido que el secretario general del PSOE capitaneara la abstención ante el PP y no lo hace.
Tampoco ellos se lo han pedido. La última vez que se reunieron fue la primera semana de julio para preparar el comité federal del día 9 en el que, sin dejar nada por escrito, se validó “el no” a propiciar el Gobierno del PP. Esta nueva ronda de conversaciones de Sánchez con los partidos, de manera muy discreta, y sin muchas expectativas, fue aprobada por su ejecutiva, pero no tratada, ni siquiera informalmente, con los secretarios regionales.
No tenía por qué, señalan en su entorno, en tanto que solo iba a escuchar y a pedir, sobre todo, a Ciudadanos y a Podemos que levanten sus vetos para impedir que haya elecciones. Si hay alguna novedad Sánchez convocará el comité federal de inmediato, aseguró el lunes 29 de agosto cuando anunció su nuevo intento de desbloquear la situación. “Siempre he cumplido las resoluciones de comité federal”, recordó; entre ellas, no hacer presidente a Rajoy.
La mitad de los electores socialistas no quieren facilitar un Gobierno del PP, cuando a finales de julio eran solo el 35%, según un estudio de Metroscopia para EL PAÍS.
Silencio andaluz
Sobre el silencio de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, respondió ayer el secretario de organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo. Aseguró que “nunca ha estado ajena” y que su posición la ha expresado “con claridad” en el comité federal. “En el seno del partido nunca ha estado en silencio y ha defendido su postura”, insistió Cornejo. En el último comité federal Díaz calificó de “pesadilla” la posibilidad de formar un Gobierno con Podemos y los nacionalistas, pero no se opuso al no a Rajoy, que tanto “sufrimiento” ha “infligido” con sus políticas. Su intervención se centró más en los malos resultados del PSOE en las elecciones del 26 de junio, a pesar de haber quedado por delante de Podemos.
Con información de El País