A nivel tecnológico Europa, conocido como el viejo continente, se está quedando atrás de grandes potencias mundiales.
El Político
El experto que manifestó que Europa se queda atrás en esta materia es Josu Ugarte, quien es presidente de Schneider Electric Iberia en una entrevista concedida a Elcorreo.
Estamos en la era de la "Revolución Digital", reconoce el experto y en ese sentido, varios países le llevan pasos adelante a Europa.
Destaca una nota del portal antes mencionado que en su nuevo ensayo, ‘Macrotendencias. Las 5 disciplinas clave para la nueva gestión empresarial’ (Gestión 2000), el economista y ejecutivo guipuzcoano describe y analiza la gran ola de cambios disruptivos -el más importante de ellos, la revolución digital- que tienen ante sí todas las empresas, independientemente de su tamaño.
-¿Por qué este libro ahora?¿En qué momento se encuentra el mundo de la empresa?
-El Covid fue el detonante. Me di cuenta de que había una falta de visibilidad sobre el futuro. Intentaba ver cómo se podía combatir esta incertidumbre, y tratar de explicarla porque al final comprender es un alivio. Es una respuesta al momento tan incertidumbre tan grande que llevamos en el último año y pico.
-¿Qué fuerzas se están alineando para que el mundo que describe sea tan complejo y entrañe tanta incertidumbre?
-Las cuatro tendencias son la globalización (con sus diferentes aspectos como la geopolítica, la pirámide demográfica, la urbanización, etc.), la revolución digital; la expansión del conocimiento, y por último la emergencia climática, que aunque viene desde 1972, ahora está cogiendo la importancia que merece.
-¿Hay alguna que sobresalga sobre otra, o todas se hibridan de la misma forma para configurar ese panorama que dibuja?
-La que está transformando realmente la velocidad a la que está yendo este mundo es la revolución digital. Las tecnologías están acelerándose y apalancándose unas sobre otras, así que se están generando disrupciones que nunca habíamos visto. El problema es que esta velocidad genera asimetrías. Por ejemplo, en 1850 China e India tenían casi el 38% del PIB mundial. Llegó la revolución industrial, ellos no consiguieron incorporarla y cien años más tarde tenían el 9% entre las dos. En esos momentos la revolución industrial, que era el ‘imput’, generó unas asimetrías tremendas. Pero ahora la revolución digital va a generar también asimetrías en todo: en países, en sectores, en empresas y personas. Y va a ser muchísimo más rápido.
-¿Cómo?
-La revolución digital ha multiplicado los modelos de negocio. Esto hace que el mundo no sea sólo físico, sino también digital. Generar que haya mucho más talento, ecosistema, que los competidores sean completamente diferentes y que vengan de cualquier sector. Además, cambia los modelos de negocio porque las propuestas de valor ya no sólo son venta de productos y servicios, sino que van relacionadas con tecnologías digitales y se multiplican. Esto cambia absolutamente todo.
-¿Cuáles son esas cinco disciplinas que han que cultivar para salir airoso de esos nuevos desafíos?
-Para dar respuesta a esa complejidad y a la hora de entender lo que está entretejido e interrelacionado, hay que hacer tres revoluciones. Una es la cultural, tanto personal como de organización. Luego la digital, y por último la transición energética. Y para estar más tranquilo ante esta situación hay que dominar cinco disciplinas: nuevo liderazgo, en el que el ser humano está muy por encima del liderazgo tradicional jerárquico; la gestión del talento y el ecosistema; el conocimiento de las tecnologías, importantísimo para innovar; la sostenibilidad que responde a la emergencia climática; y por último el nuevo acercamiento al cliente.
-Dice que para los jóvenes será más fácil adaptarse a esos nuevos tiempos y paradigmas de funcionamiento de las empresas. ¿Es esa una de las razones por las que muchas compañías prescinden de sus trabajadores más veteranos?
-No creo que tenga relación. De hecho, el paro juvenil es enorme. Lo que pasa es que las incorporaciones que están realizando las compañías son más digitales. Y con unas características muy diferentes a las que tenemos las generaciones anteriores. Porque la X, la Y y la Z nos parecemos bastante. Pero los ‘millenials’, por ejemplo, son completamente diferentes. Y eso hace que se dificulte la gestión, pero al mismo tiempo se enriquezca.
-¿En qué son diferentes?
-Las nuevas generaciones le dan más importancia al propósito de la compañía, les importa mucho las relaciones, son generalmente más auténticos que nosotros, porque hemos vivido épocas de mucha jerarquía en la que tenías que tener mucha careta profesional. Los jóvenes esto no lo tienen. Están más orientados al valor que al poder. Y el aprendizaje lo hacen mucho más dinámico porque están más acostumbrados a buscar y encontrar la información y saber cómo gestionarla. Esto tiene que ver también con el impacto de las empresas. Porque yo hago distinción entre las empresas en dos tipos.
-¿Cuáles son?
-Una, como dicen los ingleses, son las incumbent (las establecidas tradicionales) y las nuevas. Estas nuevas empresas digitales tienen características completamente diferentes. Están formadas mayoritariamente por gente más joven que toma las decisiones en base a datos, que se preocupan mucho más del talento, tienen más pasión, son más rápidos, más flexibles. Y la economía digital está creciendo en porcentaje sobre el PIB a una velocidad que no habíamos visto hasta ahora.
-También comenta que para gestionar estas nuevas habilidades o disciplinas se necesita un cambio de mentalidad en las organizaciones establecidas. Pero, ¿todas las empresas, independientemente de su tamaño, tienen las mismas capacidades para realizar esa transformación?
-No. Y además, el plazo para conseguir es transformación es diferente. Las pequeñas tienen la ventaja de que son mucho más flexibles y rápidas. La transformación digital la pueden hacer en un año y medio porque las infraestructuras que tienen son mucho más sencillas de gestionar. En cambio las empresas grandes necesitan entre cuatro y cinco años. ¿Por qué? Porque tienen un legado histórico mucho más difícil de cambiar. Aparte de que en una empresa grande hay más niveles en las jerarquías. La ventaja de las pequeñas es que son más ágiles y flexibles, pero sin embargo las grandes tienen profesionales más formados y potentes.
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