Con le estancamiento de la causa opositora, Venezuela tiene tiempo sin ser objeto de atención internacional. Esta semana lo volvió a ser, aunque quizá por poco tiempo. ¿La causa? Sergei Ryabkov, viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, señaló que su país no descarta enviar tropas a Cuba y Venezuela, en caso de que la relación con Estados Unidos se deteriore aun más.
Si se concretara, esta medida representaría una maniobra geopolítica enorme para el Kremlin de Vladimir Putin. Le permitiría arraigarse mucho más en una región donde históricamente Moscú ha tenido muy poca influencia (excepto por Cuba). Una región donde más bien la influencia más grande la ha tenido desde principios del siglo pasado EE.UU., su gran rival.
Ahora bien, ¿es esto creíble? ¿Qué tan en serio se debe tomar la declaración de Ryabkov? Con Putin, nunca se sabe. En el pasado ha asombrado al mundo entero por sus decisiones geopolíticamente arriesgadas. Pero lo más probable es que el despliegue militar eslavo en el Caribe no se concrete. No tanto por el rechazo de los países latinoamericanos involucrados. Más bien la única reacción destacada desde el chavismo al momento de publicarse este artículo ha sido la del ministro de Defensa de Nicolás Maduro, Vladimir Padrino López. En un tuit asomó la posibilidad de que el despliegue se dé, rechazando las críticas al respecto.
El quid de la cuestión más bien es la poca probabilidad de que a Rusia en el fondo le interese hacer tal cosa. Rusia es ágil brindando ayuda militar cuando sus aliados están en problemas. Acaba de hacerlo para aplacar las protestas en Kazajistán. Pero hasta ahora solo lo ha hecho con vecinos en su zona de influencia. Enviar soldados al otro lado del mundo, y sobre océanos, es mucho más costoso.
Además, los regímenes de Cuba y Venezuela no están en peligro. El chavismo sobrevivió a la rebelión opositora materializada en la creación del "gobierno interino" que encabeza Juan Guaidó. También aprendió a lidiar con las sanciones internacionales. Cuba fue sacudida este año por protestas no vistas desde el triunfo de la revolución. Pero duraron poco y en ningún momento la dictadura de Miguel Díaz-Canel perdió totalmente el control de las calles.
Otro punto para tener en cuenta es que un hipotético envío de tropas a Latinoamérica provocaría a Estados Unidos sin ninguna necesidad. Washington no tardó en pronunciarse sobre las declaraciones de Ryabkov. Jake Sullivan, asesor de Seguridad de la Casa Blanca, manifestó que EE.UU. "actuaría de manera decisiva" si el despliegue ocurriera.
Por último, Rusia pudiera estar a las puertas de una invasión de Ucrania. En ese caso, sus esfuerzos militares tendrían que concentrarse en la ocupación del país vecino. Y el propio Kremlin estaría enfocado en minimizar los efectos de las sanciones que con toda seguridad lloverían sobre Rusia desde otros países. A duras penas habría cabida para aventuras en zonas del mundo que no son para nada su prioridad.
Pero entonces, ¿por qué Ryabkov dijo lo que dijo? Obviemos la posibilidad de que se trató de un planteamiento sin mucha meditación por detrás (fue parte de una entrevista cuyo foco era Ucrania). Pudiera ser solo una táctica de distracción. Generar ruido para desviar la atención sobre lo que a Rusia realmente le interesa ahora (su vecino).
Otra posibilidad es que el Kremlin sí esté evaluando el despliegue en el Caribe, en caso de abstenerse de invadir Ucrania sin que se cumpla su exigencia de distanciamiento entre esta y la OTAN. Si la alianza defensiva occidental aumenta su presencia cerca de Rusia, Moscú pudiera pensar en aumentar su presencia cerca de Estados Unidos. Como sea, el tiempo dirá.