Una vez más, Francia evitó el destino de ser gobernada por el populismo de derecha, tal como le ocurrió a Estados Unidos con Donald Trump. Esa es la consecuencia de una segunda victoria electoral del presidente Emmanuel Macron.
Alejandro Armas/El Político
El mandatario derrotó por segunda vez consecutiva a su rival ultraconservadora, Marine Le Pen. Lo celebró por todo lo alto, con un evento al pie De la Torre Eiffel en el que sonó el tema "One More Time", del dúo galo de música electrónica Daft Punk.
Pero en realidad este nuevo éxito de Macron viene con una advertencia que al Presidente le conviene escuchar. Veamos.
Triunfo agridulce
Por unos días, parecía que la reelección estaba en peligro grave. Encuestas llegaron a apuntar una diferencia de apenas 5 puntos porcentuales entre Macron y Le Pen, de cara al balotaje. Finalmente, el resultado fue de 58,5% del voto para Macron, y 41,5% para Le Pen. A primera vista, unos números mejores que lo esperado deberían ser motivo de jactancia para el Presidente.
Empero, si se compara con el resultado de la elección anterior, el desgaste de Macron y el avance de la extrema derecha son notables. En 2017, Macron derrotó a Le Pen con 66,1% del sufragio, frente al 33,9% de su contrincante. Mucho antes, en 2002, el padre de Marine y entonces líder de su partido, Jean-Marie Le Pen, solo obtuvo 17,8% en una segunda ronda electoral contra Jacques Chirac.
Además, el balotaje de ayer tuvo la participación más baja (71,9%) desde 1969.
La derecha populista ha tenido un crecimiento lento, pero seguro, en la política francesa. Ya no es un elemento marginal. Macron encarna un centro político que recoge elementos de los dos tradicionales partidos moderados franceses, hoy en total decadencia electoral. Y el hecho de que la proporción de votos por Macron haya bajado indica que, más que un espaldarazo a su gestión, el resultado es una reacción al temor que aún genera un hipotético gobierno de Le Pen.
La pregunta clave ahora es: ¿suficientes franceses seguirán temiendo ese temor en las próximas elecciones? Dependerá de que Macron dé respuestas satisfactorias al cúmulo de razones para el descontento masivo en Francia. Él no puede competir competir por un tercer mandato. Pero su legado quedaría en entredicho si la extrema derecha triunfa en 2027.
El futuro de los radicales
Hay que decir que este, el mejor resultado de dicha extrema derecha en la historia reciente de Francia, no se debe solamente a la frustración con el statu quo. Le Pen tuvo que moderar en parte su discurso para atraer a más votantes.
Así, por ejemplo, la candidata desistió de la idea de que Francia abandone la Unión Europea, una de las metas tradicionales de su movimiento nacionalista. Sin embargo, mantuvo la pretensión de intentar quitar influencia de la UE en varias áreas de la política interna. Además, trató de distanciarse un poco de alguien a quien le expresó simpatías antes: el presidente ruso, Vladimir Putin. Pero se expresó en contra de sanciones a Rusia, aduciendo que afectarían la economía francesa.
Por otro lado, aunque Le Pen le brindó a la ultraderecha su mejor resultado hasta ahora, cabe preguntarse si esta nueva derrota hará que en su propio movimiento se cansen de su liderazgo. O si un movimiento alternativo dentro del populismo derechista desplaza al de ella. Eso fue lo intentó el escritor Éric Zemmour con su candidatura en las elecciones de este año.
De momento, Le Pen no parece preocupada por esos posibles escenarios. Anoche se mostró eufórica por sus números, pese a la nueva derrota. En todo caso, su próxima oportunidad para demostrar fortaleza está a la vuelta de la esquina: los comicios legislativos de junio.