El estancamiento de la economía en EEUU este año, auspiciado por problemas tanto de oferta como de demanda, amenaza con una recesión en 2023, un escenario que no descartan ni los economistas ni el propio Gobierno estadounidense.
El Político
Muchos se preguntan con extrañeza si la mayor economía del mundo se está autoinfligiendo una desaceleración económica.
Eso que parece ser un contrasentido tiene que ver con la política monetaria imperante no solo en Estados Unidos, sino también en gran parte del mundo: la subida de tasas de interés para controlar la inflación.
El profesor de Economía de la Universidad de Duke Connel Fullenkamp dijo en una entrevista con Efe que uno de los escenarios más previsibles es que en el conjunto de 2022 se viva una desaceleración del crecimiento económico, es decir, que EE.UU. siga creciendo, pero que crezca menos.
La verdadera preocupación, por tanto, no vendría tanto de ahí como del riesgo de que esta desaceleración desemboque en 2023 en una recesión (habitualmente definida como dos trimestres consecutivos de caída de la actividad económica), informó SanDiegoUnionTribune.
“Para 2022, no vemos señales de una recesión real. La tasa de desempleo sigue estando por debajo del 4 % y el gasto por parte de los consumidores es muy robusto”, apuntó Fullenkamp.
Por su parte, la Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) -equivalente al banco central de otros países- se ha embarcado en una histórica subida de tasas de interés con el objetivo de bajar una espiral inflacionaria que en junio llegó a 9,1%, la más alta en 40 años en ese país, y que actualmente está en 8,3%.
La apuesta es la siguiente: si sube el costo del crédito, hay menos demanda por comprar productos y los precios comienzan a bajar.
Baja la inflación, pero el problema es que también baja el crecimiento, y por eso se dice que es una desaceleración autoinfligida.
El gran riesgo es que, si el crecimiento baja demasiado, puede transformarse en una recesión, argumentan los expertos.
Un "peligro real" de recesión
El debate actual en Estados Unidos gira en torno al dilema de hasta dónde subir las tasas de interés sin ir demasiado lejos.
A final de cuentas, si el precio a pagar por una inflación controlada es la recesión económica, el panorama para este año y el próximo no luce muy prometedor en EE.UU. y el resto de los países que también están subiendo el costo del crédito a una velocidad que no había ocurrido en décadas.
Hay un "peligro real" de contracción económica mundial para 2023, dijo este lunes el presidente del Banco Mundial, David Malpass, advirtiendo que la fortaleza del dólar está debilitando las monedas de las naciones en desarrollo.
Ello aumenta sus deudas a niveles "onerosos", dijo en un evento que dio inicio a las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington esta semana.
¿Qué dice el FMI?
El FMI calcula que alrededor de un tercio de la economía mundial va a sufrir dos trimestres seguidos de contracción este año y en 2023, y que el nivel de producción perdida para 2026 alcanzará los US$4 billones.
Sin embargo, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, planteó que las autoridades no pueden dejar que la inflación se convierta en "un tren sin frenos".
Ambos organismos argumentan que existen mayores riesgos de una recesión global, a medida que una inflación más veloz lleva a los bancos centrales a subir sus tasas de interés, lo que impacta sobre el crecimiento.
Esa alerta se produce cuando la Fed, el Banco Central Europeo y la mayoría de sus pares han dado señales de que seguirán subiendo el costo de los préstamos en las próximas semanas y meses.
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