No es una pregunta trivial. La iniciativa del dictador ruso no solo ha alterado la geopolítica de la región, sino del mundo porque asoma riesgos que exceden la localidad en la que ocurren. De hecho, ha tenido grandes impactos en Norteamérica, en el Medio Oriente, en China y la costa asiática del Pacífico.
Así que el mundo está pendiente de esa guerra de dudosa justificación, porque un triunfo de Putin traería no solo consecuencias nefastas para el equilibrio de poder "post-guerra fría" sino un muy peligrosa incentivo para que, por ejemplo, China engulla a Taiwan y quizá Hong Kong; se altere el equilibrio en la región oeste del Sahara; renazca el diferendo de Israel y Palestina; vuelva el tira-y-encoge de japón con Rusia por la islas Kuril… y decenas de otros conflictos que pueden estallar.
Gonzalo Morales Divo
Por otro lado, más allá del conflicto territorial per se, hay un tema de disrupción de la vida diaria de los países que rodean el conflicto e incluso los que están lejos, así no tengan participación directa. Por ejemplo, el prospecto de un invierno más frío o, en todo caso, más costoso para países como Finlandia, Suecia, Alemania y vecinos, por la interrupción del gas ruso a Europa.
¿Y qué decir de la gasolina? Ha obligado a acudir a reservas que seguirían siendo tales si no fuese por la subida del precio, que puso en jaque al gobierno de Biden. Hasta a Venezuela enviaron un emisario, aunque no hubo acuerdo. Esa subida, junto a otras como de la del gas en Europa, han disparado la inflación en EE. UU. y el hemisferio occidental. Y recordemos que cuando Estados Unidos estornuda, buena parte del mundo se resfría.
A dónde ha llegado Putin
Luego de una humillante imposibilidad de conquistar el territorio ucraniano, recibiendo cuantiosas pérdidas materiales y de equipamiento militar, Putin ha tenido que conformarse con una invasión (aún provisional) de las regiones que realmente, son claves para su objetivo de salir al Mar Negro: Donetsk y Lugansk (dado que Mariupol opera para Rusia). El mapa arriba nos indica los tres puntos claves de Rusia en Ucrania.
Al tomar ese arco oriental, asegura una zona más cóḿoda para mover mercancías desde y hacia la Madre Rusia, a través del Mar de Azov y el Mar Negro.
¿Debería dejarse a Putin esa franja que le da acceso al Mediterraneo? En principio, no la merece, porque ese territorio no le pertenece y lo ha tomado por la fuerza, a costa de destruir buena parte de Ucrania. Tanto para tan poco, podríamos decir.
El caso es que la estela de destrucción, no solo en Ucrania, sino en la estabilidad de Europa y, de una forma u otra, de muchas otras regiones del mundo.
¿A dónde podría llegar Putin?
Hasta donde lo dejen. La mayor preocupación, por supuesto, es la amenaza nuclear. La mayoría de los observadores y analistas la descartan, aunque no del todo, si al zar se le complicara demasiado el asunto. Por ejemplo:
- A la opción nuclear se asoma una amenaza clara de contra respuesta de Europa y Estados Unidos.
- Presiones de sus aliados, como China o Irán, que podrán recibir, directa o indirectamente, efectos muy negativos (EE. UU. para China e Israel para Irán).
- Un movimiento cívico-militar interno que le impida a Putin apelar unilateralmente a la opción nuclear, que implicaría -sin duda- la devastación de buena parte de Rusia. Esa inciiativa significarái el fin de la dictarura putinesca.
- Una ofensiva de "todo por el todo" para reducir Ucrania a cenizas, con el fin de ampliar la franja de acceso al Mar Negro directamente.
- Una negociación internacional que, como punto medio, acepte la anexión con supervisión presencial internacional.
- Una versión de la anterior: un protectorado internacional, presente en las zonas de Donetsk y Lugansk, que supervice in situ la actividad exclusivamente comercial de Rusia.
No es fácil predecir el futuro, sobre todo con un individuo como Putin pero, en todo caso, es hasta un grado relativamente alto, predecible. Más difícil es anticiparse a qué hará occidente, los militares y el pueblo ruso, los ucranianos mismos y la comunidad internacional.