Qué difícil es eliminar un prejuicio del ADN de la humanidad cuando tiene siglos dando vueltas por los rincones de este planeta llamado Tierra.
Miguel Truzman/El Político
El antisemitismo con todas sus variaciones, ha sido sin lugar a dudas el prejuicio que más ha permanecido, mutando de vez en vez, inclusive fortaleciéndose en algunos sectores y geografías.
Hoy voy a conectar el título de mi artículo con los famosos libelos de sangre, según los cuales, los judíos asesinaban a niños cristianos o gentiles, para usar su sangre en rituales religiosos.
Un poco de historia
En muchos casos, decían que eran crucificados recreando la muerte de Jesús y que lo hacían en la festividad judía de Pesaj, para utilizar su sangre en la preparación de la Matzá, que es como el pan utilizado en esa celebración.
Aún cuando parezca un mal chiste, este libelo de sangre tuvo gran aceptación en diferentes épocas y países. Casos emblemáticos, que aseguraban que los judíos de equis comunidad, secuestraban o compraban niños para martirizarlos muchas veces en la cruz.
Así paso en Inglaterra en 1144 con el niño Guillermo de Norwich; en Francia en 1179 con el niño Richard de Pontoise; en Bélgica en 1250 con el niño Tomas de Cantimpré.
También en España entre 1250 y 1491, donde se hizo popular la creencia de que los judíos robaban niños para usar su sangre y lo hacían el Viernes Santo, rememorando la pasión de Jesús en forma de escanio.
Podemos seguir dando ejemplos de tantas mentiras que se hicieron populares, inclusive hasta bien adentrado el siglo XX.
En Rusia y Polonia en el juicio de Beilis y el progromo de Kielce, que ocasionó el asesinato de miles de judíos y la expulsión de países como Inglaterra en 1290, por el Rey Eduardo I, injusticia que se prolongo por casi 400 años, y que a pesar de que en 4 siglos no hubo judíos en ese país, los libelos de sangre seguían en el imaginario colectivo y se arraigaban en toda Europa.
Salvar el corazón de un niño
Por supuesto que todos esos prejuicios antiguos son rescatados y reinsertados en la modernidad con otros actores.
Por ejemplo, ahora son los israelíes (judíos), quienes matan a los niños o a mujeres palestinas embarazadas, a los fines de que la población palestina no crezca.
Es decir, los judíos matando a niños nacidos o por nacer; algo que se promociona y que tiene sus raíces en esas ideas medievales ya comentadas al inicio.
A pesar de toda la propaganda que puedan hacer las autoridades, tanto de Gaza dominada por el movimiento terrorista de Hamas; o en Cisjordania por parte de la Autoridad Nacional Palestina, la realidad es más contundente que la falacia y que la mentira, así tenga siglos tratando de hacerse cierta.
La realidad es que Israel es un país abierto, plural, democrático, que entre todas las potencialidades que ha demostrado en los diferentes campos del conocimiento humano, tiene a la vida como el valor más alto en la pirámide la dignidad humana.
Es así como vemos un ejemplo más, en el programa que se llama “Salvar el corazón de un niño”, fundado en 1995, y que ha operado sólo de corazón a más de 6.000 niños y adolescentes de 65 países; muchos de los cuales ni siquiera reconocen a Israel.
3.000 niños palestinos
De esa cifra 3.000 niños o adolescentes, son palestinos. El último caso operado el pasado lunes 20 de noviembre, fue el del niño Amir, de tan solo 5 años, proveniente de Gaza. Su madre Maha, comento: “confio en los médicos israelíes y se que salvaran la vida de mi niño”.
Yo me pregunto, ¿es tan difícil para el ser humano apartar los odios ancestrales y unirse para mejorar el mundo?
Las comunidades judías alrededor del planeta, tienen infinidad de programas de ayuda en diferentes aéreas a las poblaciones más vulnerables e Israel es el adalid de la ayuda y cooperación, no solo en el área de la salud, que es de las mejores del mundo, sino en los siniestros, que cuando ocurren en cualquier área geográfica, están prestos para enviar a sus mejores hombre y mujeres para el socorro y auxilio requerido.
Los judíos e Israel, en su gran mayoría, hacen honor al principio de fraternidad; de amar a tu prójimo e iluminar; erradicar el odio y los prejuicios.
Todos debemos trabajar en esa dirección. El tiempo de la humanidad no es infinito, y debemos trabajar mucho en esto antes de que venga otro Diluvio.
@migueltruzman