"De Algeciras a Estambul" dice uno de los versos de "Mediterráneo", célebre canción de Joan Manuel Serrat. Ese fue el panorama político ayer al sur de Europa, con importantes elecciones en España y Turquía. Alrededor del mundo, las turcas llamaron más la atención por ser unas presidenciales. Pero las españolas, que fueron regionales y municipales, tienen su propia relevancia, como preludio para los comicios generales de este año.
Alejandro Armas/El Político
El resultado fue una derrota considerable para los partidarios de la coalición gobernante, integrada por el centroizquierdista Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y por Podemos, formación de izquierda radical populista. En cambio, el gran ganador de la noche fue el Partido Popular (PP), representante de la centroderecha tradicional española. Consciente de ello, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez (del PSOE) adelantó las elecciones generales.
¿Cómo podemos interpretar estos resultados. Veamos.
Voto castigo
Hace poco más de un año, el PP atravesó una crisis severa. No solo estaba fuera del gobierno, sino que además sufría de peleas intestinas que forzaron la dimisión de su líder de entonces, Pablo Casado. A este le sucedió el otrora mandatario de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Desde entonces, la suerte del partido cambió para bien.
Ayer, el PP fue el partido más votado. Gobernará siete de las regiones españolas y obtuvo mayorías absolutas en Madrid tanto a nivel regional como municipal. Esto refleja el ascenso de dos de sus estrellas: Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida, que gobiernan respectivamente la región y la ciudad capitales.
Pero en las otra seis regiones, el PP tendrá que pactar con Vox, el joven partido de extrema derecha que hace unos años se volvió la tercera fuerza política española, tras el PSOE y el PP. Sus resultados de ayer distan de ser espectaculares, pero lo consolidan en esa posición.
En cuanto a la izquierda gobernante, el PSOE sufrió pérdidas sin llegar a una catástrofe. Mucho más pronunciado fue el descenso entre la izquierda radical, carcomida por una serie de fracturas en torno a lo que fue Podemos y sus socios. De esas disputas surgieron organizaciones nuevas, como Más País o Sumar, esta última dirigida por la vicepresidenta segunda de Sánchez, Yolanda Díaz.
La maniobra arriesgada
La ley española exige que las próximas elecciones generales, de las que emerge el gobierno nacional, sean a más tardar en diciembre de este año. Pero, luego de conocerse la derrota de su coalición ayer, esta mañana Sánchez convocó los comicios para el 23 de julio. Esto les da a los partidos apenas menos de dos meses para hacer campaña con el Palacio de la Moncloa en mente.
Dados los resultados malos pero no pésimos para el PSOE, Sánchez pudiera estar apostando a que, si deja pasar más tiempo, la derecha seguirá cogiendo impulso y aumentando sus posibilidades de ganar. Pero esta es una maniobra arriesgada, puesto que tal vez lo que el gobierno actual necesita es más tiempo para un cambio de imagen.
El adelanto de elecciones también pudiera buscar presionar a los socios de ultraizquierda del PSOE para que depongan diferencias y se cohesionen. Sin embargo, en elecciones recientes, la reuniones ad hoc en ese sector no han mejorado su desempeño.
Si en julio se mantiene la tendencia que produjo la victoria derechista este domingo, el PP pudiera desplazar del gobierno a Sánchez, pero necesitando pactar con Vox. Ya los ensayos para esa posibilidad están en marcha, con las negociaciones entre los dos partidos para gobernar seis regiones.