La cultura de la cancelación es la herramienta por excelencia que han usado en los recientes tiempos los más jóvenes para silenciar opiniones contrarias a las que ellos exponen, narrativas o conceptos en los que creen. En una postura sin duda alguna de superioridad moral, puesto que entienden que tienen el poder de silenciar a quien quieren, solo por lo que otras personas tienen que decir y sea incómodo o inconveniente a ellos.
Por Jennifer Barreto-Leyva
Sin embargo, esto no es tan nuevo como parece. Historiadores indican que la cultura de la cancelación se aplicó por primera vez hace al menos un siglo, y fue una mujer quien puede decirse la pionera en haber vivido la experiencia.
En esta oportunidad, vengo a hacer una reflexión muy diferente, bajo otro lente, de las pocas que se pueden encontrar en los medios que hacen vida en el mundo 2.0
Muchos pueden decir que han padecido –de forma contundente además– esta conducta social. Conducta que solo indica el profundo carácter manipulable de la población.
J.K Rowling, Kanye West, fotógrafos de moda, negocios como Sephora, Starbucks y pare usted de contar son algunos de los que pueden narrar esto en primera persona. Esto viene aplicándose en los recientes tiempos –desde unos 10 años aproximadamente– solo que en la actualidad es más vocal y frontal todo lo que se genera, gesta y habla en torno a la persona a silenciar.
Como diría el fallecido cantante José José en su célebre canción: “…hasta la belleza cansa” y en efecto la gente se cansó, de verse cada día con más miedo de hablar, más limitados en su desenvolvimiento en sociedad.
Como respuesta a esta dinámica social nefasta, ha surgido el boicot, que tampoco es nuevo, pero viéndolo como consecuencia de lo primero, sí que es digamos innovador.
Habría que destacar muchas cosas cuando se trata de este tema:
- ¿De dónde sale la superioridad moral para pretender controlar cómo piensan y hablan otras personas?
- ¿Cómo hablamos de respeto bajo ésta premisa?
- ¿Cómo se mantiene una sociedad equilibrada cuando unos quieren silenciar y obligar a otros a cómo deben pensar o expresarse?
- ¿Quién les dijo que esta era una manera sana de manejarse en la vida?
Son demasiadas preguntas las que hacen vida en mi cabeza con este tema.
Hemos llegado a ese punto problemático donde la conversación no trasciende con este tópico
Canceladores y cancelados están en una diatriba que cada día se torna más compleja. ¿Quién tiene derecho a cancelar? ¿Por qué dejarse cancelar?
Aquí entra otra etapa de este tópico y el por qué es peligroso seguir agendas o aplaudir cosas sin saber exactamente las consecuencias.
Distintas empresas han sufrido el impacto económico como respuesta-boicot a la imposición de políticas provenientes de la Agenda 2030. Como por ejemplo Tampax utilizando al joven Dylan Mulvaney como su vocero, siendo un disparate sin precedentes en la historia de la publicidad. Un hombre jamás podrá menstruar. Es una campaña publicitara en contrasentido que raya en lo ridículo.
Así mismo muchas otras empresas, tal como Pepsi-Co que contrataron hace poco a Iván González Ranedo, quien se viste y se hace pasar como mujer, bajo la identidad de Samantha Hudson. Un personaje turbio al que los medios cual alfombra le han servido de magnificadores de su voz, quien nada tendría como persona ejemplificante para la sociedad.
Ha dicho públicamente que intenta destruir el concepto de familia de la sociedad, ha hecho expresiones a través de su cuenta de twitter profundamente perturbadoras, sobre abuso sexual a menores entre otras menudencias. Por donde va deja una estela oscura de todo cuanto pueda desafiar la decencia, sentido común y moral.
Empresas como Disney ahora incluyen en sus películas disculpas a la audiencia por los estigmas que puedan crearse debido a las interpretaciones que se le dieron en su momento a personajes como Aladino, en un intento absurdo de querer ajustarse a esta agenda maligna a como dé lugar.
Sin embargo, los intentos de hacer normales cosas que no lo son, continúan.
¿Terquedad en promover una agenda o vivir de espaldas a lo que quieren los consumidores?
Ejemplos sobran, es evidente lo que sucede y lo que están intentando hacer.
Con cada día que pasa, más se fortalecen y extreman las posturas de canceladores y cancelados, nadie cede, entonces ¿Qué hacemos aquí?
¿Hasta dónde se impondrá una agenda absurda y deshumanizante como ésta?
¿Cree usted que un sano diálogo, una conversación normal puede establecerse bajo esta premisa?
Soy una mujer de firmes valores, temerosa de Dios, que siempre ha defendido lo que cree, en la circunstancia que sea.
Dice ese famoso dicho del sociólogo Ibn Jaldun que los tiempos duros crean hombres y mujeres fuertes, y esto que vivimos nos ha permitido ver de una forma clara este postulado.
La deconstrucción de la sociedad actual, con políticas identitarias absurdas y condicionantes, sin un orden claro de nada, solo traerá generaciones débiles física y mentalmente, caos por doquier, para decirlo de forma breve y sencilla.
Defienda sus principios, su familia y condúzcase siempre con integridad, sin dejarse amedrentar por personas que están lejos de ser adultos y caminar por la vida con madurez.
Los tiempos que transitamos requieren de hombres y mujeres de bien.
Si usted es uno de ellos, es necesario que comprenda la inmensa importancia de su voz en esta conversación.
¡Hasta la próxima!