Alrededor de 200 violentos, gran parte de los cuales ocultaba su rostro con caretas y capuchas, han obligado a suspender el pasado miércoles la celebración de una conferencia del expresidente del Gobierno Felipe González y el presidente del Grupo PRISA, editor de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, en la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Los manifestantes, que se presentaron en el aula magna de la facultad tras una pancarta en la que se leía "no sois bienvenidos", han aporreado con violencia las puertas del recinto académico mientras gritaban lemas como "fuera, fascistas, de la universidad".
La manifestación ha sido convocada por una autodenominada Federación Estudiantil Libertaria (FEL), a través de un pasquín, titulado también "No sois bienvenidos", en el que, además de insultar a los dos conferenciantes, les acusan de "emplear su poder e influencia política en agrandar las desigualdades". Hasta la facultad ha llegado un autobús cuyos ocupantes se han unido a varias decenas de jóvenes, muchos ya enmascarados, que procedían de la Facultad de Psicología.
En las últimas semanas tanto González como Cebrián han sido señalados por los líderes de Podemos, en especial por su secretario general Pablo Iglesias, como autores de supuestas presiones para entregar el Gobierno a Mariano Rajoy.
El grupo que realizó la protesta entró a la fuerza en la sala contigua a la que acogía el diálogo entre González y Cebrián, enmarcado en las Jornadas sobre Sociedad Civil y Cambio Global, que organiza PRISA. Los enmascarados se repartieron por las puertas de la sala con el objetivo de que el público no pudiera entrar ni salir. Varias personas, desde dentro de la sala, han tratado de sujetar las puertas para evitar que los manifestantes accedieran al aula magna.
Entre los asistentes que se encontraban dentro del aula magna figuraban, entre otros, el padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz. La decana de Derecho de la Universidad, Yolanda Valdeolivas, ha tratado de establecer diálogo con el grupo de encapuchados y les ha dicho que su actitud es una "vergüenza".
Con información de El País