Cuando el presidente electo Donald Trump se instale en la Casa Blanca el próximo 20 de enero tendrá en sus manos la posibilidad de darle un vuelco significativo a la política migratoria para Cuba.
Aunque el equipo de transición de Trump ha definido que sus prioridades respecto a Cuba son la excarcelación de los presos políticos, el retorno de los fugitivos de la justicia estadounidense y la defensa de las libertades democráticas en la isla, sin mencionar el tema migratorio, es obvio que el próximo presidente de Estados Unidos tendrá que tomar cartas decisivas en el asunto.
Si Trump cumple su estricto plan de control de fronteras y deportaciones masivas no podrá pasar por alto el fenómeno creciente de la inmigración irregular de cubanos a través de puntos fronterizos y aeropuertos estadounidenses, ni tampoco desentenderse de los más de 35,000 cubanos que tienen orden final de deportación en una lista que se incrementa a diario con el imparable accionar delictivo de inmigrantes de las más recientes oleadas.
Expertos y activistas cercanos a la campaña de Trump coinciden en que teniendo en cuenta sus posiciones manifiestas contra la inmigración descontrolada, es muy probable que el magnate republicano considere modificar alguna de las regulaciones que permiten la entrada irregular de los cubanos para acogerse a beneficios de como refugiados en Estados Unidos.
El mapa migratorio cubano que encarará Trump a su llegada a la presidencia es particularmente singular.
De los 12 presidentes estadounidenses cuyos mandatos han transitado con al régimen castrista por más de cinco décadas, Trump será el primero que tomará el poder con la peculiar situación de vigencia de la Ley de Ajuste Cubano (CAA), establecida en 1966 para beneficiar a refugiados de la isla, junto a la reforma migratoria de Raúl Castro, la cual permite a los ciudadanos nacionales viajar al extranjero sin solicitar un permiso especial del gobierno desde enero del 2013.
El resultado de esta coincidencia ha sido una explosión migratoria de cubanos a través de Sur y Centroamérica para alcanzar la frontera mexicana y pedir asilo en Estados Unidos.
Las estadísticas desde el 2013 son suficientemente elocuentes: más de 133,000 cubanos entraron de manera irregular por puntos fronterizos y aeropuertos estadounidenses durante los últimos cuatro años, mayormente a través de México.
La estampida también se ha multiplicado por vía marítima y solo en el período fiscal 2016 la cantidad de cubanos que intentaron hacer la travesía hacia las costas de Florida se elevó a 7,358, lo cual ha intensificado el monitoreo de las autoridades del Servicio Guardacostas.
Y el desconcierto entre los cubanos ante el triunfo de Trump y una posible regresión en la política estadounidense hacia la isla puede resultar un estímulo adicional para emigrar.
"El principal peligro de un cambio en la política migratoria de Estados Unidos hacia Cuba es que genere un aumento aún mayor en el número de cubanos que intenten llegar a territorio estadounidense por vías clandestinas ante el temor de perder su tratamiento privilegiado en la actualidad", opinó Jorge Duany, director del Centro de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida.
Sin embargo, el sociólogo Ted Henken, profesor de Barcuch college en Nueva York, cree que Trump no procederá a cambios drásticos en la política migratoria para los cubanos.
"Aunque Trump usó la inmigración indocumentada como una palanca retórica en si campaña presidencial, esa se aplicó a los mexicanos estereotipados de ‘mojados’ y no a los cubanos estereotipados como ‘refugiados", consideró Henken. "Estaría muy sorprendido si Trump tratara de modificar en una manera esencial el estatus especial de que gocen los cubanos bajo la Ley de Ajuste Cubano".
Aunque la modificación o eliminación de la Ley de Ajuste Cubano es potestad del Congreso, no de la Casa Blanca, lo que Trump puede eliminar de un plumazo son las provisiones y órdenes ejecutivas que desde la administración de Bill Clinton han extendido el manto protector de la controversial legislación, actualmente bajo fuertes ataques de congresistas demócratas y republicanos.
Estos serían los tres pasos inmediatos que Trump podría valorar como contención a la desmedida e irregular inmigración cubana hacia Estados Unidos:
1. Eliminación del decreto de pies secos/pies mojados: La regulación establecida para permitir la entrada de los inmigrantes cubanos que tocaran territorio estadounidense y devolver a los interceptados en alta mar, resultó cuestionable desde su propia implantación tras los acuerdos firmados en 1994 y ratificados en 1995. Solo los capturados en el mar que puedan demostrar un temor creíble de persecución en la isla son considerados para recibir asilo, pero son trasladado a la Base Naval de Guantánamo a la espera de que un tercer país los acoja. Este criterio migratorio ha sido criticado por voces bipartidistas y miembros de la comunidad exiliada por considerar que genera profundas injusticias en la valoración de los casos y constituye un estímulo a las operaciones de contrabando humano desde la isla. El gobierno cubano considera también esta política como contraproducente y violatoria de los acuerdos firmados en 1994 y 1995 para asegurar una migración "segura, legal y ordenada" entre ambos países. Desde la época de George W. Bush la regulación de "pies secos/ pies mojados" ha estado bajo fuego cruzado para modificarla. Trump tendrá la oportunidad de hacerlo como una vía para controlar la inmigración indocumentada, decretando que la devolución de todos los inmigrantes que logren entrar por vía marítima o, en todo caso, suprimiéndoles el derecho a parole y obligándoles a ganar una petición de asilo político para recibir beneficios de refugiado.
2. Derogación del memorando "Clarificación de Elegibilidad para la Residencia Permanente bajo la Ley de Ajuste Cubano”: Como complemento esencial de la regulación de "pies secos/ pies mojados", el Servicio de Inmigración y Naturalización emitió este memorando ejecutivo el 26 de abril de 1999. El documento es la clave que permite a los cubanos que arriben por cualquier punto de Estados Unidos recibir un parole, ser elegibles para ajustar su estatus como residente legal y recibir los beneficios de refugiado. Aunque casi siempre obviado en los debates políticos sobre el tema, esta orden fue justamente la que disparó las llegadas irregulares de por los puntos fronterizos, y permitió el procesamiento de cientos de personas que quedaban en un limbo legal si no ganaban el asilo político. Emitida por Doris Meissner, comisionada del INS, en vísperas del proceso electoral para la presidencia del 2000, la orden devino salvamento para miles de cubanos que habían entrado por mar o a través de la frontera terrestre, pero no eran elegibles para obtener parole y se hallaban en un limbo migratrorio. Eso explica que muchos cubanos optaran por acogerse a la Ley NACARA, emitida fundamentalmente para emigrantes nicaragüenses en 1997. Lo cierto es que a partir de este memorando se produjo la afluencia masiva e imparable de cubanos por la frontera mexicana, principalmente a partir del 2004. Trump tiene en sus manos la eliminación o la reevaluación del memorando, que es lo que permite, automáticamente, las entradas irregulares con beneficios de sellos de comida y seguro médico temporal para los inmigrantes de la isla. sería un movimiento a favor de las fuerzas en el Congreso, ahora liderado por los republicanos en ambas cámaras legislativas, que piden reformar la CAA, entre ellos el senador Marco Rubio y el representante Carlos Curbelo, ambos cubanoamericanos.
3.Disminución en el otorgamiento de visas: Como resultado de los acuerdos migratorios de 1994-1995, Estados Unidos se comprometió a otorgar anualmente unas 20,000 visas de inmigrante para cubanos, considerando que eso reduciría las salidas ilegales. Desde entonces, el Departamento de Estado ha cumplido su compromiso, quedando solamente por debajo del otorgamiento en los años 2001 (18,092 visas concedidas), 2002 (19,765) y 2007 (15,925), aunque luego esas cifras re completaron al sobrepasarse los 20,000 beneficiados en años siguientes. "El otorgamiento de las 20 mil visas es una acción ejecutiva y Trump puede usarlas como un elemento de negociación para que Cuba cumpla ciertas exigencias, como la devolución de deportables", considera el abogado Willy Allen. Desde el 2007, gran parte de esas visas se distribuyen a través del Programa Cubano de Reunificación Familiar, que permite que ciudadanos y residentes legales permanentes soliciten parole para sus familiares en Cuba. De ser concedido dicho parole, los familiares pueden ingresar a territorio estadounidense sin tener que esperar a que sus casos de visa de inmigrante estén en fecha de procesamiento según las cuotas asignadas. Estados Unidos también puede disminuir la cantidad de visas de visitas familiares y viajes profesionales a ciudadanos cubanos, lo que de hecho ya redujo la administración Obama en un 45 % durante el año fiscal 2015. Las cifras mayores de visas de no inmigrante (B1 y B2) se produjeron en 2014 (41,001) y 2013 (36,787).
Con información de Telemundo 51