“No somos auditoría para el Centro Democrático”. Con esa frase, Pablo Cruz, uno de los seis integrantes de Voces de Paz, selló el primer debate —de los tres exigidos— del que es uno de los ejes centrales del Acuerdo de Paz de La Habana: el que permite a las Farc tener los ojos puestos sobre el Congreso en la implementación de lo pactado. (Vea acá el especial A CONSTRUIR LA PAZ)
“No somos auditoría para el Centro Democrático”. Con esa frase, Pablo Cruz, uno de los seis integrantes de Voces de Paz, selló el primer debate —de los tres exigidos— del que es uno de los ejes centrales del Acuerdo de Paz de La Habana: el que permite a las Farc tener los ojos puestos sobre el Congreso en la implementación de lo pactado. La reforma a la Ley Quinta o Reglamento del Congreso fue debatida ayer, por primera vez, en las comisiones primeras de Senado y Cámara, donde se le dio un rotundo sí a la participación de Jairo Estrada, Judith Maldonado, Pablo Cruz, Imelda Daza, Francisco Tolosa y Jairo Rivera como voceros y vigilantes del texto que se firmó definitivamente en el Teatro Colón el 24 de noviembre del año pasado.
La advertencia de Cruz para los uribistas no sobraba. Se trata nada más ni nada menos que de la participación de un movimiento político que, tal y como lo dice el acta de su registro ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), será el encargado de promover y facilitar la reincorporación política de los insurgentes, una vez se cumpla con el trámite de entrega de armas y se conviertan en una organización de carácter civil. Y si eso se cumple, a más tardar en mayo el país verá a los integrantes de las Farc haciendo política legal y convocando a las urnas.
Ante los afanes en el cronograma, el procedimiento especial legislativo o fast track permitirá que la próxima semana salga adelante esta reforma. Sin embargo, los cuestionamientos en torno a la labor de estos seis voceros (tres en Senado y tres en Cámara) despiertan todo tipo de suspicacias. Empezando, precisamente, por el Centro Democrático, el partido que lidera el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe. Según varios de sus integrantes, su presencia no es más que un “mandado” para revisar con lupa la actividad legislativa del uribismo. Pese a ello, dijo el senador Jaime Amín, “con un gobierno que ha vapuleado tanto la Constitución, que la ha ultrajado, este proyecto sería un mal menor frente a las concesiones que ya se han tenido que ofertar a las Farc para reglamentar el Acuerdo de Paz”.
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En todo caso, la iniciativa le da voz mas no voto a Voces por la Paz. Y entre los puntos claves está la forma en la que van a operar esos seis voceros, qué derechos van a tener y, sobre todo, si van a gozar de los mismos ingresos que hoy tienen los congresistas. La primera propuesta osada, aunque rechazada, corrió por parte del senador Armando Benedetti, de la U, quien sugirió que tuvieran el mismo salario, es decir, unos $27 millones mensuales.
Sin embargo, el propio Gobierno aclaró que será a través del Ministerio del Interior la coordinación del financiamiento de los seis miembros de Voces de Paz. De hecho, se va a conformar una bolsa de recursos con el Ministerio de Hacienda y de la mano de la cooperación internacional, para garantizar el pago de los que ahora entrarán a hacer presencia permanente en el Congreso. “Con esos recursos también vamos a adelantar contrataciones a un grupo de asesores de las Farc en el Congreso”, confirmó el mininterior, Juan Fernando Cristo. Pero eso sí, tendrán su propia oficina en el Capitolio y su respectiva curul en los recintos de las comisiones y de las plenarias.
En todo caso, con la votación de ayer, el Congreso dio un paso más para abonarle el terreno a la guerrilla como parte de la sociedad civil. Esta misma semana será radicado un acto legislativo que reglamente la reincorporación política de las Farc y, si la voluntad política de iniciar un proceso de paz con el Eln el próximo 8 de febrero se mantiene, el país podrá ver, ahí sí, el avance hacia lo que el mismo presidente Juan Manuel Santos ha llamado la construcción de una paz completa.
“Al Centro Democrático les decimos que su discurso de guerra anuncia que va a quedar como un solo recuerdo de la historia de la violencia en Colombia. No me explicó cuál será su discurso cuando la insurgencia se transforme en partido, con el apoyo de los colombianos, y venga a este recinto en su representación”, concluyó Pablo Cruz.
Con información de El Espectador