A un año de la invasión de Rusia a Ucrania, están apareciendo leves fisuras provenientes del régimen del líder ruso, Vladimir Putin.
El Político
No es secreto que las fuerzas ucranianas han representado un rival duro de vencer, algo inesperado para el ejército ruso.
La realidad es que Rusia ha regresado a un pasado oscuro y represivo desde el anuncio de la "operación militar especial", que anunció Putin contra Ucrania.
Sociedad quebrantada
Durante los últimos 12 meses, el Gobierno de Putin ha quebrantado a lo que queda de la sociedad civil rusa y presidido la primera movilización militar de su país desde la Segunda Guerra Mundial. Opositores políticos como Alex Navalny están en prisión o fuera del país. Y Putin ha dejado claro que busca reafirmar a Rusia como un imperio en el que Ucrania no tiene cabida como Estado independiente.
La guerra en Ucrania trazó una clara línea bajo el periodo del alto putinismo, una década que comenzó con el controvertido regreso de Putin a la presidencia en 2012. Esa era, en retrospectiva, fue un preludio de la guerra actual: Rusia se anexó la península de Crimea en 2014 y respaldó a los separatistas armados en la región ucraniana de Donbás, mientras que los tecnócratas de Putin trabajaron para proteger la economía rusa de las sanciones.
Caso omiso
Desde la invasión de febrero pasado, Putin ha hecho caso omiso de las protestas y las sanciones internacionales. Los medios independientes y los grupos de derechos humanos han sido tildados de agentes extranjeros o clausurados por completo.
Rusia se encuentra ahora en una nueva fase incierta, y está claro que no habrá retroceso, ni retorno al statu quo anterior, para los ciudadanos comunes.
Entonces, ¿no se cuestiona la permanencia de Putin en el poder? Ahora corren rumores dentro del país sobre otra ola de movilizaciones. Y en Moscú, comienzan a surgir signos de competencia de élite, incluso cuando algunos rusos ven a través de las grietas en el muro de la propaganda estatal.
La lente distorsionada de la historia
El 2 de febrero, Putin visitó la ciudad de Volgogrado, en el sur de Rusia, para conmemorar el 80 aniversario de la victoria soviética en lo que entonces se llamaba Stalingrado, un punto de inflexión crucial en lo que los rusos llaman la Gran Guerra Patriótica.
En su discurso en un concierto de gala en Volgogrado, Putin vinculó directamente la Batalla de Stalingrado — el momento en que cambió el impulso en el Frente Oriental contra la Alemania nazi — y la guerra en Ucrania, advirtiendo que Rusia enfrentaba una amenaza similar de un “Occidente colectivo” empeñado en su destrucción.
“Aquellos que atraen a los países europeos, incluida Alemania, a una nueva guerra con Rusia — y lo declaran de manera aún más irresponsable como un hecho consumado — aquellos que esperan una victoria sobre Rusia en el campo de batalla, aparentemente no entienden que una nueva guerra con Rusia será completamente diferente para ellos”, advirtió.
Fuente: CNN