A los 85 años son muchas las historias que podrían contarse. A esa edad, algunos hablarían, con añoranza, de sus años mozos; de sus vivencias en la adultez o, simplemente, de cómo es la vida durante la tercera edad.
El Político
El relato brindado este martes por Yocheved Lifschitz dista mucho, sin embargo, de la pasividad y la placidez con la que se imagina el transcurrir de los días, durante los años dorados.
La mujer, una octogenaria oriunda de la región de Eshkol, al sur de Israel, describió su encuentro frontal con el terrorismo islámico. Tanto ella como su marido fueron secuestrados por Hamás el sábado, 07 de octubre.
Los extremistas ingresaron a Nir Oz, la localidad en la que se encontraba la vivienda Yocheved y su esposo Oded. Los dos fueron capturados por milicianos, quienes los arrastraron hasta la Franja de Gaza.
Los ancianos fueron tomados por la fuerza. Se les subió a motocicletas y se les trasladó hasta una compleja red de túneles. Aquel lugar, parecido a un laberinto, fue comparado por Yocheved con la estructura que tejen las arañas para atrapar sus presas.
Según la mujer, los captores les dejaron en compañía de personas más amables. La ex secuestrada comentó que los encargados de atenderles les ofrecieron medicinas y comida. De hecho, según relata, les alimentaban con queso, pan pita y pepino.
En una ocasión, uno de los cuidadores se dirigió a ella y al resto de cautivos. Esa persona aseguró que, pese a haberles raptado, no les harían daño, pues ellos creían en el Corán, el libro sagrado del Islam.
Por complicaciones médicas, Yocheved fue liberada durante la jornada del lunes. Ella y Nurit Cooper, de 79 años, fueron dejadas en el paso de Rafah, el cruce que comunica el norte de Egipto con el sur de Gaza.
La mujer está ahora en compañía de su hija Sharone, quien viajó desde Reino Unido hasta Israel para encontrarse con su madre. Ambas esperan la liberación de Oded. El hombre no corrió con la misma suerte y permanece en las manos de los terroristas.