La policía constata, durante el procés, la presencia de miembros de una unidad militar de élite especializada en operaciones de desestabilización en Europa
Quim Torra descarta volver a ser candidato a presidir la Generalitat pero no planea convocar elecciones adelantadas
El Político
El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, ha abierto una investigación que mantiene secreta sobre las supuestas actividades de un grupo, ligado a los servicios de inteligencia rusos, en Cataluña durante el procés.
Las pesquisas han sido encargadas a la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, especializada en la lucha antiterrorista. La investigación se centra en un grupo militar de élite denominado Unidad 29155, a la que los servicios de inteligencia de varios países vinculan con supuestas maniobras de desestabilización en Europa.
La supuesta intervención de la Unidad 29155 que ahora investiga la Audiencia Nacional está relacionada con el procés (conjunto de hechos sociales y políticos que se han desarrollando desde el año 2012 hasta finales de 2019) en Cataluña, según confirman una fuente judicial y dos fuentes policiales. Estas últimas han catalogado las pesquisas como “reservadas” y el juez mantiene en secreto las diligencias previas.
García Castellón es el magistrado que instruye en la actualidad un macro sumario contra el independentismo violento con varias piezas separadas. En una de ellas están imputados nueve miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) detenidos en la Operación Judas, que presuntamente habían creado un grupo violento denominado Equipos de Respuesta Táctica, a los que se intervino abundante material para elaborar explosivos.
También en esta causa se investiga por terrorismo al llamado Tsunami Democràtic, uno de los movimientos más activos en la convocatoria de protestas en Cataluña tras hacerse pública la sentencia del procés el pasado 14 de octubre. Las fuentes consultadas declinan confirmar si la investigación sobre las actividades de agentes de la Unidad 29155 está incluida en este macro sumario. Pero más allá de ese vínculo, insisten en que la investigación se centra en sus eventuales maniobras de desestabilización relacionadas con Cataluña.
La existencia de este grupo militar ruso de élite salió a la luz en medios independientes rusos, pero alcanzó repercusión internacional el pasado octubre, cuando The New York Times lo asoció con su nombre militar y publicó un amplio reportaje sobre la supuesta implicación de sus agentes en algunas acciones de repercusión mundial.
Entre ellas, el envenenamiento en marzo de 2018 del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en el Reino Unido. Meses después de ese atentado, el gobierno británico acusó formalmente a dos supuestos integrantes del Departamento Central de Inteligencia (GRU en sus siglas en ruso) de las Fuerzas Armadas identificados como Alexander Petrov y Ruslan Boshirov (nombres falsos) de estar detrás del atentado que costó la vida a una vecina de Skripal y provocó que esta y su hija cayeran gravemente enfermos al entrar en contacto con gas tóxico.
También se relaciona a esta unidad élite con un frustrado golpe de Estado en Montenegro en octubre de 2016. Dos antiguos espías rusos, Eduard Sismakov y Vladímir Popov, fueron condenados en rebeldía por un tribunal montenegrino a elevadas penas de cárcel por aquella intentona. Varios servicios secretos occidentales relacionan también a la Unidad 29155 con el doble intento fallido de asesinar en 2015 a un traficante de armas búlgaro, y con una campaña de desestabilización en Moldavia. El Kremlin siempre ha negado cualquier relación con estos hechos. Sus medios afines han ridiculizado las informaciones publicadas sobre este grupo de élite.
Las pesquisas en Cataluña
Las averiguaciones policiales acerca de su relación con Cataluña se suman a todas esas investigaciones. Además, no es la primera vez que existen sospechas de la supuesta injerencia rusa y de sus espías en el desafío independentista catalán. En febrero, el medio de investigación Bellingcat publicó diversa documentación oficial de los servicios secretos rusos que situaban a un oficial del GRU llamado Denís Serguéyev en dos ocasiones en Barcelona. En ambas había viajado con la identidad falsa de Seguéi Fedotov.
En el primero de esos viajes, Fedotov llegó a la capital catalana el 5 de noviembre de 2016 y, tras permanecer seis días en España, voló de regreso a Moscú vía Zúrich. La segunda se produjo casi un año después, el 29 de septiembre de 2017, solo dos días antes del referéndum ilegal del 1-O. En aquella ocasión, el oficial ruso permaneció en España hasta el 9 de octubre, para regresar a Moscú vía Ginebra. No hay constancia de más visitas a España, aunque sí a otros países europeos, como el Reino Unido, donde voló, precisamente, días antes del intento de envenenamiento de Skripal.
En mayo del año pasado, los servicios secretos alemanes se mostraban “preocupados” ante el apoyo ruso al independentismo en Cataluña tras recibir información de colegas europeos, que consideraron “muy plausible” y “convincente”. Entonces, su máximo responsable, Hans-Georg Massen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, aprovechó un simposio organizado en Berlín para mostrar su convencimiento de que “Rusia está tratando de utilizar operaciones secretas para influenciar en la opinión pública a través de organizaciones extremistas y radicales”. Massen añadió: “En el caso de los separatistas catalanes, según se ha informado, apoyando su posición a través de actividades de propaganda”.
En España, la Guardia Civil ya había encontrado vínculos con Rusia de uno de los personajes implicados en el procés: Víctor Terradellas, exsecretario de relaciones internacionales de la antigua Convergencia y un hombre muy cercano al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Se le investiga por el desvío de subvenciones de la Diputación de Barcelona y del Govern. Terradellas, que ejercía como una suerte de Rasputín con Puigdemont, asesoró al entonces president sobre relaciones internacionales, le presionó para declarar la independencia y le remitió numerosos mensajes de WhatsApp.
En los mensajes que le envió el 26 de octubre, cuando Puigdemont debía decidir entre convocar elecciones o proclamar la independencia, Terradellas planteaba al político reunirse con él. Y le aseguraba que el secesionismo podía contar con apoyo de un emisario del presidente ruso, Vladímir Putin, si apostaba por declarar la independencia. Entonces el expresidente no lo recibió y su asesor se lo echó en cara en otro mensaje: “Ni nos has escuchado; creo que nos lo merecíamos”. A continuación le dijo: “Nos habían garantizado declaración esta tarde Gorbachov”.
Después de la Revolución Bolchevique
El Departamento Central de Inteligencia (conocido por sus siglas en ruso como GRU) se fundó en 1918 después de la revolución bolchevique. Lenin insistió entonces en que debía ser independiente de otros servicios secretos. Cuando tras el colapso de la Unión Soviética, en 1991, la todopoderosa KGB se disolvió, el GRU permaneció intacto.
La agencia de inteligencia militar ha realizado tradicionalmente operaciones clandestinas al servicio del Kremlin. Tuvo un papel clave en la Guerra Fría; también en las dos guerras de independencia de Chechenia; y más recientemente, en la anexión de Crimea por parte de Rusia, en 2014. Algunos informes han situado también a agentes del GRU en la región ucrania del Donbás, donde los separatistas apoyados por el Kremlin combaten con las fuerzas ucranias.
En los últimos 20 años, bajo los mandatos de Vladímir Putin, el GRU se ha destacado además por sus intervenciones en el ciberespacio. Occidente ha acusado a la agencia de lo que considera una campaña global de ciber ataques que han apuntado a instituciones antidopaje, estaciones de energía nuclear o centros de control de armas químicas.
Hans-Georg Massen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Alemania, durante el mencionado simposio en Berlín, expresó que “Un intercambio de información con colegas europeos evidencia que ellos también viven experiencias similares, que en particular Rusia está tratando de utilizar operaciones secretas para influenciar en la opinión pública a través de organizaciones extremistas y radicales”
—En el caso de los separatistas catalanes apoyando su posición a través de actividades de propaganda— pero aclaró que no disponen de información de primera mano, sino que se trata de información procedente de otras fuentes, pero suena muy plausible y convincente y nos preocupa.
Indicó que la maquinaria rusa ganó la batalla ‘online’ del referéndum ilegal, se mostró crítico con las actividades de Moscú y advirtió de la amenaza de nuevos ciberataques a infraestructuras clave. “Somos más vulnerables”, sostuvo.
El presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Alemania dedicó especial atención en su intervención a la propagación de noticias falsas. “Prácticamente cada ciudadano puede ser alcanzado desde el ciberespacio y convertirse en víctimas de propaganda y desinformación. Muchos sectores e infraestructuras críticas pueden ser saboteados”
Al mismo tiempo explicó que “los ciudadanos de las democracias liberales necesitan información fiable para poder decidir”. “Puede que haya distintas opiniones y evaluaciones, pero solo hay una realidad y no puede haber hechos alternativos”.
—Además de los individuos, los Estados también pueden ser objetivo de este nuevo tipo de amenazas. Hay que darse cuenta de lo atractivo que resulta para otros Estados utilizar ataques híbridos para imponer sus propios intereses y para dañar los intereses alemanes y europeos— insistió Massen.
Recordó el ciberataque sufrido por el Bundestag, el Parlamento alemán, en la primavera de 2015 y explicó que en seguida asumieron que la información sustraída podría ser empleada para influir en las elecciones celebradas dos años más tarde. Para evitarlo, explicó, Berlín creó un dispositivo especial de ciber vigilancia, también de medios de comunicación rusos escritos en alemán.
El informe anual de los servicios de seguridad internos alemanes, hecho público en julio del 2018, hacía hincapié en el origen de los ataques informáticos y el ciber espionaje que han sufrido en el último año las autoridades y empresas alemanas. Y señalaba a China y a Rusia como los principales países responsables de este tipo de agresiones.
Torra descarta volver a ser candidato
Por otra parte, Quim Torra descarta volver a ser candidato a presidir la Generalitat de Cataluña y deja en el aire un adelanto electoral. Su voluntad no es convocar elecciones y se plantea agotar la legislatura, que acabaría en 2021, pero también es consciente de las circunstancias cambiantes y por eso no cierra del todo el camino a las urnas en 2020.
—Yo le digo que no tengo intención de convocar elecciones pero vivimos tiempos en que las cosas no dependen exclusivamente del dedo del presidente de la Generalitat sino de los entornos y las situaciones— ha dicho en una entrevista y ha añadido que "hoy" descarta convocar elecciones.
En este sentido, Torra también ha desvelado que en el viaje "privado" que hizo ayer a Waterloo para visitar a Carles Puigdemont abordó con el expresident el estado de la situación de la política catalana y cómo "culminar el proceso de independencia y poner al Estado contra las cuerdas".
—Siempre he dicho que no me volveré a presentar a ninguna elección. Yo tenía un encargo, a partir del punto en el que quedó el proceso de independencia avanzar para culminarlo. Es lo que intento hacer. Mientras crea que sirvo para culminar el proceso, seguiré— ha recalcado.
Al preguntársele qué hará si le inhabilitan tras ser juzgado el lunes en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), ha asegurado que no lo contempla, pero además ha advertido de que quien puede inhabilitarle "es el Parlament, donde recae la soberanía de los catalanes".
Según Torra, esperan una sentencia del TSJC rápida a finales de la semana que viene que, en caso de ser condenatoria, recurrirán al Tribunal Supremo (TS), que calculan que podría emitir un fallo en un plazo medio de seis meses.
(Con información de El País, El Mundo)