Jessica Drake es rubia, tiene ojos oscuros, un cuerpo despampanante y un nombre real: Angela Patrice Heaslet. Nació el 14 de octubre de 1974 en Texas, donde creció y estudió y se graduó de psicóloga. Sin embargo, no fue esta la profesión que eligió para su adultez.
Mientras cursaba en la facultad, y como necesitaba dinero, se animó a trabajar como bailarina exótica. Y una cosa llevó a la otra: en el ambiente, conoció a personajes importantes de la industria del porno, que la convencieron para que posara en la tapa de la famosa revista Playboy y para que se animara a actuar. Hoy Jessica no sólo es recontra conocida, sino que ya tiene en su currículum 350 películas. En algunas de ellas además se desempeña como directora.
Pero no son sus films los que la pusieron en boca de todos, sino sus problemas con el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos , Donald Trump .
Este fin de semana, Jessica acusó al millonario de avances sexuales no deseados, al decir que el magnate las besó sin permiso a ella y a dos amigas más hace ya una década. La actriz aseguró que mientras asistía a un torneo de golf de celebridades, se encontró con Trump, quien le pidió que fuera a su habitación de hotel.
Ella llegó con dos amigas y él besó a todas al entrar a la habitación, dijo la mujer. Luego de que dejaran el lugar poco después, Trump y un asistente la llamaron a su habitación para que regrese con el empresario y le ofrecieron 10.000 dólares en caso de que aceptara, además del uso de su jet privado.
Drake, que se convirtió en la undécima mujer que hace una denuncia pública contra Trump por acoso, dijo que declinó la propuesta.
Asimismo, la abogada de algunas de las mujeres que acusaron a Trump pidió lanzar contrademandas si el empresario comienza a iniciar acciones en la Justicia contra ellas, como prometió. "Sea cuidadoso con lo que desea, Señor Trump", dijo Gloria Allred en la conferencia de prensa donde Drake presentó su caso.
Trump dijo antes que demandaría a las mujeres, pero Allred dijo que tal acción implicaría que el empresario deba declarar bajo juramento y posiblemente más mujeres harán públicos sus casos.
"Su última amenaza es una admisión de la desesperación de su causa. No es más que una promesa transparente de revancha", dijo Allred. "Su amenaza está por debajo de la dignidad del puesto al que aspira".
Con información de: La Nación