La actriz brasileña Sonia Braga, que presenta en el Festival de Cine de Nueva York la película "Aquarius", de Kleber Mendonça Filho, dijo en una entrevista con Efe que "en Brasil hubo un golpe de Estado burocrático".
Braga dijo aceptar los paralelismos entre su personaje, Clara, la última inquilina de un edificio al que una inmobiliaria quiere echar con malas artes, y la expresidenta suspendida de Brasil Dilma Rousseff.
"Clara es una mujer que conoce sus derechos y los quiere hacer valer", dijo la actriz, que apuntó que con Dilma "es la misma cosa".
"Ella sabía que no podía decepcionar a todos los brasileños que habían votado por ella. No fue un juicio justo, nunca se encontró que hubiera hecho nada mal ella personalmente", añadió.
La protagonista de la mítica novela "Grabiela" quiso aclarar que no es de ningún partido político. "Aunque la derecha de Brasil me llame comunista solo porque fui al festival de Cannes con un vestido rojo", apuntó.
"Si algo soy, porque me crié en los sesenta, es humanista. Amo a mi país y me preocupan las futuras generaciones (…). Ya viví una dictadura y que te devuelvan la democracia es muy difícil. No quiero volver a pasar por eso", añadió.
Sobre la destitución de Rousseff, que calificó de "golpe de Estado burocrático", dijo haber visto "poca" solidaridad internacional.
"Tan solo hubo algunos intelectuales que alzaron la voz como Noam Chomsky", apuntó.
En cualquier caso, Braga se dijo "muy satisfecha" por haber dado visibilidad a la situación en Brasil.
La actriz dijo haber estado apartada en la última década de la gran pantalla "no por ser demasiado selectiva, sino por falta de oferta".
Braga reivindicó además de los derechos de las actrices, los de los intérpretes hispanos y latinos en el cine.
"Los hispanos son los que más consumen en entretenimiento pero los que están más infrarrepresentados", lamentó la actriz, que explicó que ya denunció esa situación en el Congreso de EE.UU. hace algunos años.
"No es que no queramos interpretar a narcotraficantes y prostitutas. Pero también queremos ser los protagonistas de la historia", apuntó.
Braga explicó que hizo la prueba para interpretar a la protagonista de "Los puentes de Madison" junto a otra italiana y una sueca, pero el papel fue al final para Meryl Streep.
Por otro lado, la ex "play mate" señaló que a pesar del paso de los años y las circunstancias que rodean al personaje, no tuvo ninguna dificultad para rodar las escenas eróticas de la película.
"Lo que me costó más, con diferencia, fue hacer ver que tocaba el piano", dijo entre risas la actriz, de 65 años, que conserva la figura y la melena que la convirtieron en sex symbol.
Braga lamentó que el cine se haya vuelto "puritano" de los años ochenta hasta ahora, cuando anteriormente, especialmente en los sesenta, empezaba a haber apertura de miras en el cine.
"Me han dicho que en ‘Aquarius’ se ve una sexualidad que nunca muestra el cine. O sea, que existe, pero es la pantalla que no lo ve. La industria es la que tiene el problema, no la gente", añadió.
Para Braga, detrás esa tendencia está "el conservadurismo" que "se ha hecho fuerte" y la concepción de la sexualidad como "algo que se mete en un armario y solo se saca para un rato".
Después de Clara, que le valió el aplauso de la crítica en Cannes, se pondrá en la piel de la madre de John Turturro en "Going places".
EFE