Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) llegaron este martes de madrugada a un acuerdo para poner en marcha un billonario plan de recuperación económica tras la pandemia de coronavirus, después de cuatro días de maratoniana negociación.
El Político
"Acuerdo", anunció en Twitter el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a las 5.31 horas del martes, al término de una cumbre que comenzó el viernes pasado por la mañana.
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El acuerdo contempla la creación de un fondo de recuperación financiado con deuda común de 750.000 millones de euros, de los cuales 390.000 millones se desembolsarán en subvenciones y 360.000 millones en préstamos con el fin de ayudar a los países más afectados.
La estrategia para salir de la recesión se apoyará asimismo en un presupuesto para el periodo 2021-2027 de 1,074 billones de euros. "¡Día histórico para Europa!", celebró en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron.
"Tenemos acuerdo y un buen acuerdo (…).Nunca la Unión Europea había decidido invertir de una manera tan ambiciosa en el futuro", afirmó en la misma red social la primera ministra belga, Sophie Wilmès.
Concesiones a países "frugales"
Para alcanzar el pacto ha sido necesario hacer concesiones a los autodenominados países "frugales" Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia, a los que se sumó Finlandia, que han conseguido recortar el volumen de ayudas, tener mayor control sobre las mismas y mantener sus descuentos en la contribución al presupuesto.
Estos fueron los puntos más controvertidos de la negociación, junto a la propuesta para vincular la recepción de fondos del presupuesto al respeto al Estado de Derecho.
Austria, Dinamarca, Suecia y Países Bajos, a la cabeza, se encargaron de dejar muy claro que la cohesión comunitaria es ahora más que nunca un bien escaso en las instituciones europeas. Da igual que la urgencia apremie y que las críticas por su falta de solidaridad amenacen con hacer emerger sombras de desintegración en torno al proyecto europeo. Ninguno de los ‘frugales’ quiso dar su brazo a torcer ni ceder enteros a cambio del acuerdo.
Los grandes países, Alemania, Francia, Italia y España, como la mayoría de los Veintisiete, querían como mínimo 400.000 millones de euros en subvenciones, mientras que los frugales proponían 350.000 millones.
Finalmente, el compromiso se queda más cerca de la primera cifra, pero supone un recorte de 110.000 millones en las ayudas directas con respecto a los 500.000 millones de euros que propuso la Comisión Europea (más 250.000 millones en créditos), lo que se ha traducido en reducciones de la dotación de varios programas comunitarios apoyados por el fondo.
El acuerdo refuerza además el control sobre la concesión de ayudas directas para contentar a Holanda, que reclamaba que los países pudiesen vetar los planes de reformas e inversiones de sus socios, mientras que la Comisión Europea planteaba que se pronunciasen solo a nivel técnico.
Por otro lado, aumentan los descuentos que tienen los frugales en su contribución al presupuesto por aportar más de lo que reciben.
en la lucha diplomática por intentar cuajar una propuesta que contentara a todos los Estados miembro respecto al plan de recuperación pospandemia, surgió otro elemento de discordia. Una vez más, la figura de Rutte salió a relucir cuando el primer ministro húngaro, Viktor Orban, acusó «al tipo holandés» del bloqueo en las negociaciones por pedir más control sobre las ayudas del plan y, sobre todo, por imponer condiciones relacionadas con el Estado de derecho para recibir financiación.
«No sé cuál es la razón por la que el primer ministro holandés me odia», espetó Orban a la prensa en Bruselas. Fue solo una anécdota más de la desunión y el desencuentro de la familia europea.
La "sabia" Merkel
Todas las esperanzas en torno a la cumbre están
Las esperanzas para lograr acuerdos se centraron en la alemana Ängela Merkel Que los 27 logren un consenso, de italianos y holandeses, de austriacos y españoles, dependió quizá más que nunca de la canciller. Hay varios motivos para que Merkel, en el ocaso de su carrera,tenga tanta influencia. Es la líder más experimentada de todos los jefes de Estado y Gobierno que participa en el encuentro y es conocida por sus habilidades negociadoras en Bruselas. Representa a la mayor economía de la UE y a su país más poblado. Además, Alemania ha asumido este semestre la presidencia rotativa de la UE y su Gobierno tiene un extra de responsabilidad en el éxito de las cumbres.
Pero, sobre todo, a raíz de la crisis del coronavirus. Merkel ya no es la gran promotora de la austeridad que forzó una estricta condicionalidad en los rescates de la crisis de la deuda. Su posición ha cambiado. Se ha distanciado de las tesis ‘frugales’. La dureza de la pandemia le ha hecho virar el rumbo a nivel nacional, donde ha aprobado un programa de apoyo de hasta 750.000 millones de euros. Cuando Angela entra en acción hasta los holandeses más duros se ablandan.
mg (efe, dpa, Reuters,hoy)