El Político.- Al menos ocho reclusos han muerto en lo que va de año a causa de desnutrición severa mientras se encontraban recluidos en centros de detención preventiva del país, que a diferencia de los centros penitenciarios, no fueron destinados para albergar reos por largos periodos de tiempo.
Los cuerpos policiales carecen de recursos para asegurar la alimentación de los prisioneros por lo que lo poco que pueden comer es gracias a sus familiares y amigos.
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Sin embargo, la reclusión de los presos en ciudades alejadas de sus lugares de origen es un gran obstáculo para que familiares puedan acudir diariamente a llevarles alimentos. A esto se la suma la escasez y los altos costos de los productos dificultan aun más esta tarea.
Un trabajo realizado por Sandra Guerrero para El Nacional detalla que en algunos centros penitenciarios “los parientes deben pagarles a funcionarios policiales para que permitan el ingreso de alimentos a los detenidos”.
Adolfo Iván Martínez Canino, de 25 años de edad, murió el miércoles 20 por desgaste multiorgánico y desnutrición proteico calórica mientras estaba recluido en los calabozos de la Policía Municipal de Guaicaipuro, en Los Teques, estado Miranda.
Vía ELNacional