Alemania destinó el año pasado unos 21.700 millones de euros a afrontar las distintas vertientes de la crisis de los refugiados, cifra que incluye desde la ayuda al desarrollo a los países de origen hasta el coste de la acogida o los programas de integración.
El último informe mensual del Ministerio de Finanzas hace balance del gasto en 2016, cuando llegaron al país alrededor de 280.00 peticionarios de asilo, un 68 % menos que el año anterior, y recuerda la previsión para este 2017: 21.300 millones.
Una partida importante del gasto en 2016 -7.000 millones- fue la destinada a combatir las causas de la emigración en los países de origen y a mejorar las condiciones de acogida de los refugiados en los países norteafricanos con los mayores contingentes.
En el marco del acuerdo firmado entre la UE y Turquía para la repatriación de refugiados desde Grecia, recuerda el Ministerio de Finanzas que Bruselas prometió a Ankara un apoyo financiero de 3.000 millones de euros, 428 de los cuales pagará Alemania hasta 2019.
El gasto en los programas de acogida de los refugiados en Alemania, incluyendo las inversiones para mejorar su registro y su alojamiento, ascendió a 1.400 millones de euros, mientras que las iniciativas diseñadas para su integración fueron cubiertas con 2.100 millones.
Según el informe, 1.700 millones fueron destinados a cubrir prestaciones sociales y se transfirieron 9.300 millones a los corporaciones locales y a los estados federados para apoyarles, ante el incremento de sus gastos.
El Ministerio de Finanzas subraya la flexibilidad con la que se ha actuado para afrontar las distintas necesidades que han ido surgiendo y recuerda la premisa de su titular, Wolfgang Schäuble: "Por falta de dinero no vamos a fracasar".
A pesar del gasto provocado por la crisis de los refugiados, el Estado central cerró 2016 con un superávit de 6.200 millones de euros y el conjunto de las cuentas públicas cerró con un superávit de 19.200 millones, en torno al 0,6 % del producto interior bruto (PIB) del país.
Con información de EFE