No cabe duda de que la crisis del coronavirus causó estragos en la economía de España a partir de la primavera de 2020, sobre todo en el ámbito del turismo.
El Político
El Gobierno reaccionó de inmediato, como el resto de Ejecutivos europeos, con medidas de apoyo a los trabajadores y las empresas —los ERTE y las líneas de liquidez—
Bruselas suspendió las reglas fiscales y el Banco Central Europeo (BCE) aprobó un plan de multimillonarias compras de activos. Estados Unidos ha ido aún más lejos con Joe Biden al frente.
Y los organismos multilaterales subrayan una y otra vez que Europa debería sacar lecciones de la Gran Recesión y no caer en la tentación de retirar los estímulos prematuramente.
Se contemplaba que ese debate empezara en la primavera del año que viene, pero ya está encima de la mesa: varios países reclaman al BCE que levante el pie del acelerador
Alemania, principal patrocinador de la austeridad durante la crisis pasada, ha empezado a mostrar las garras también en el plano fiscal. Y con España.
El pasado lunes 1 de marzo se discutía en la OCDE —la organización que agrupa a las economías más industrializadas del mundo— el próximo informe sobre la economía española.
Este se presentará en los próximos días. España expuso en un documento el cuadro macroeconómico —pese a que las estimaciones de crecimiento se han rebajado recientemente hasta el 6,5% este año
Alemania y Grecia fueron los dos evaluadores principales y presentaron visiones alternativas.
Berlín presentó un suculento informe, al que ha tenido acceso EL PAÍS, en el que queda clara la posición alemana:
La caída de ingresos públicos y los estímulos estabilizarán la deuda pública en el entorno del 120% del PIB en los próximos tiempos.
Es muy probable que esto deje un espacio fiscal muy reducido en los próximos años y, por tanto, para la próxima crisis, más aún si acaban subiendo los tipos de interés, como el Bundesbank empieza a sugerir en Fráncfort.
En ese contexto, Berlín ve “obvia” la necesidad de un cambio de rumbo en el futuro próximo. Apoya poner en marcha un plan de ajuste plurianual —como el Banco de España, por otro lado.
Considera “secundario” el momento en el que se anuncie el plan. Lo crucial es presentar un compromiso “ambicioso y creíble” de reducción de la deuda pública como señal a los mercados.
Más estímulo
Pero ese cuándo es del todo fundamental. El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que es el momento de aplicar aún más estímulo a las economías.
La Comisión Europea ha lanzado reiterados mensajes en esa misma línea, e incluso el BCE reclama un mayor activismo fiscal, más aún mientras duren las vacas flacas.
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— Comisión Europea (@ComisionEuropea) April 19, 2021
Vale destacar que el primer trimestre ha sido muy flojo en Europa, y la recuperación se ha ido retrasando por los problemas con las vacunas.
También por las sucesivas oleadas del virus y por la dilación en la puesta en marcha del fondo de recuperación.
Ajena a ese contexto, Berlín da las primeras señales de lo que se avecina en ese debate fiscal. Y su conclusión es clara: “Dependiendo de la evolución de la pandemia, el proceso de consolidación fiscal debería empezar más pronto que tarde”.
Además, la posición alemana alerta sobre el aumento de gasto en pensiones y sus efectos sobre las finanzas públicas.
Más allá de ese documento, la delegación alemana fue muy dura en esa reunión. Y encontró respaldo en la República Checa, según las fuentes consultadas.
Pero Bruselas defendió que no es el momento de los ajustes.
Y la delegación de EEUU fue aún más allá y apuntó que no tiene “ningún sentido” económico plantear ya la consolidación fiscal, cuando media eurozona va camino o está inmersa en una segunda recesión.
Se estima que la recuperación va a llegar más tarde de lo esperado.
Fuente: ElPaís