Meter al Banco en procesos políticos, e incorporar a un candidato de Trump en pleno proceso electoral ha ocasionado una severa crisis cuando América sufre los embates económicos de la pandsmia
El Político
Para Laura Chinchilla, ex-presidenta de Costa Rica y profesora universitaria en Estados Unidos de América, para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se necesitan “candidatos que no polaricen”, y advierte que “politizar la gestión del Banco pondría en riesgo su credibilidad y también su solidez financiera”, en alusión a Mauricio Claver Carone, aspirante a ese cargo postulado por USA.
Laura Chinchilla fue presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014 y antes vicepresidenta con Oscar Arias; es bien conocida en América Latina y en Washington, donde da clases en la Universidad de Georgetown y es directiva del centro de análisis Inter-american Dialogue.
A principios de este año, Chinchilla tenía una gran oportunidad para conducir el BID, compitiendo entre otros con el argentino Gustavo Béliz, pero la postulación de un candidato cercano a Donald Trump, Mauricio Claver Carone, rompió una tradición de 60 años al ser el primer estadounidense que se presentó al cargo tradicionalmente reservado a un latinoamericano.
Esta acción causó el rechazo de buena parte de la región, pero fue apoyada por Brasil, Uruguay y Colombia, entre otros países, y tendría los votos para ser elegido.
Esperar al año entrante
La elección está prevista para septiembre en forma virtual, pero ahora hay una iniciativa, apoyada por la Unión Europea, Argentina, Chile, México y Costa Rica para aplazarla por la pandemia hasta marzo del año próximo y así complicar el chance de Claver Carone, de origen cubano y muy crítico con la situación de Cuba y Venezuela.
Ahora, la costarricense suena como una posible candidata de consenso ante una elección muy polémica: “Tengo condiciones para intentarlo”, asegura.
El perfil del presidente del BID
Expresa que no descalifica a nadie por su nacionalidad, pero que hay que analizar dos cosas: “primero, hubo un cambio abrupto de las reglas del juego y esto no lo podemos ignorar, y segundo, hay que reflexionar sobre qué perfil conviene que el presidente de una institución como el BID tenga. Creo que conviene, para los tiempos que estamos viviendo, una persona que logre tener una visión de muy amplio espectro, que no polarice, que no divida”.
“Que no meta al banco en procesos políticos porque la gran fortaleza que ha tenido el BID hasta ahora es que ha sido una institución fuera de la política, y es una de las condiciones que debe garantizase para no poner en riesgo su credibilidad y su solidez financiera”.
La necesidad de debatir con otros candidatos
Observa Chinchilla que “Algo que he añorado de este proceso es haber conocido a los candidatos y haber debatido con ellos. Aquí no ha habido ninguna posibilidad de hacer ese tipo de comparación porque al proceso lo secuestró la pandemia. En mi caso yo estoy convencida de que tengo la visión, la experiencia y el tono que el momento requiere”.
—La región necesita un tono conciliatorio y un tipo de liderazgo que más bien convoque voluntades y pueda movilizar muchos actores alrededor de una propuesta.
También observa la costarricense que “Nos ponen en este momento una prueba de fuego de que tiene que ser un candidato de consenso en América Latina sumando todos los candidatos de esta región, cuando no estamos exigiendo ni siquiera que ese candidato tenga al menos el consenso de su propio país”.
¿Otra década perdida en la región?
Indica que “El escenario definitivo post pandemia no se ha configurado aún en la región. Necesitamos un banco más eficiente, más efectivo y con más recursos. Para eso yo estoy proponiendo que hagamos del BID una institución que pueda agregar mucho mayor valor a todo lo que hace, especialmente en los aportes en el plano técnico. También que sea un banco mucho más descentralizado de lo que es hoy”.
—Quiero ver a los funcionarios en el campo, preocupándose no solamente de cuán rápido se aprueban los proyectos en Washington sino de la calidad de la ejecución de los mismos. Necesitamos más gente en el terreno y menos gente en Washington. Vamos a requerir procesos de reestructuración interna para analizar cómo reacomodar todas las líneas de producción y de gestión. Habrá que intensificar la coordinación con otros socios de la región como el Banco Mundial y el FMI, pero sobre todo tratar de solidificar la red interna de agentes financieros de América Latina.
Los propósitos de su posible presidencia
Añade Chinchilla que los ejes de su probable gestión son: en primer lugar, el fortalecimiento de las redes de protección social existentes en la región con especial atención de los sectores más vulnerables, pero también de la generación de oportunidades, básicamente el tema del empleo.
En segundo lugar, poner sobre la mesa las iniciativas de inversión, las alianzas público-privadas que sean requeridas para poder dinamizar las economías. Tercero, meter de lleno a América Latina en la cuarta revolución y digitalizar no solamente el espacio de producción sino darle prioridad al tema de la educación.
Cuarto, la promoción del desarrollo sostenible y la prevención de los efectos del cambio climático. Quinto, las instituciones: no hay desarrollo sostenible posible si no tenemos instituciones más eficientes, más sólidas y más transparentes. Hay que invertir mucho más en ese eje.
Considera que si obtiene la presidencia del BID sería un homenaje a las mujeres de América “que vienen luchando por fortalecer la presencia femenina en puestos de decisión. En América Latina se estima que el sector más golpeado son las mujeres, son quienes engrosan los mercados informales y casi el 80% de las trabajadoras del sector salud. Tengo la intención de desplegar esfuerzos mucho mayores para apoyar a estas mujeres”.
(Con información de clarin
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