En un contexto marcado por crecientes tensiones diplomáticas y operativos internacionales contra el crimen organizado, la opositora venezolana María Corina Machado ha enviado un mensaje directo y contundente al presidente colombiano Gustavo Petro: “Acompañar a Maduro es acompañar al narcotráfico”.
La advertencia de Machado se produjo el 11 de agosto, poco después de que el expresidente estadounidense Donald Trump autorizara operativos militares en América Latina contra grupos narcoterroristas. En una entrevista con Fox News, la líder de Vente Venezuela respaldó la intervención estadounidense, alertando sobre los peligros de ignorar los vínculos entre el régimen de Nicolás Maduro y redes del narcotráfico internacional.
Machado instó a Petro a “ocuparse de los graves problemas en la frontera”, advirtiendo que Maduro es un “gran aliado del ELN, de las Farc y de los grupos guerrilleros que operan en la región y están creando y ampliando una zona de absoluta inestabilidad”. Su mensaje fue claro: cualquier intento de frenar operativos contra el narcotráfico en Venezuela contribuye a perpetuar una estructura criminal con fuerte impacto en la región.
Desde Colombia, la reacción es mixta. Mientras algunos defienden el diálogo diplomático por la estabilidad regional, otros sectores advierten sobre los riesgos de aparecer alineados con un régimen acusado de narcotráfico y crimen organizado por múltiples instancias internacionales. La declaración de Machado llega en un momento crucial, cuando la presión por combatir el narcotráfico trasciende las fronteras y obliga a los aliados regionales a tomar posiciones claras y responsables.
El debate sobre la relación con Venezuela vuelve así al centro de la agenda latinoamericana, confrontando el ideal diplomático con la urgencia de frenar el avance del crimen organizado en la región.