La decisión del presidente de Brasil, Luiz Inacio "Lula" da Silva, de involucrarse, e involucrar al país suramericano en el conflicto entre Rusia y Ucrania, no ha gustado a la opinión pública, y los medios de comunicación brasileños han reaccionado con una combinación de crítica y asombro.
Mario A. Beroes R./El Político
Desde la vuelta a la democracia, los Estados Unidos de Brasil han mantenido su neutralidad ante la mayoría de los conflictos bélicos extraregionales. Pero ahora, con el mandatario de nuevo en el poder, eso ha cambiado.
Por qué es importante
El interés de Lula da Silva por conseguir apoyo financiero e inversiones, lo ha llevado a terciar, de manera peligrosa, según muchos en Brasil, respecto a la guerra de Ucrania y esencialmente por el fuerte interés en intervenir en ese conflicto con el riesgo de la pérdida de neutralidad.
Para el periodista Marcelo Cantelmi, de El Clarín, se repite en los medios locales el comentario de la revista británica The Economist que alude a cierta ingenuidad del presidente Lula da Silva por buscar influir en asuntos globales en los cuales el país tiene poca o ningún peso o aporte.
El eje de las críticas es lo que se considera como un alineamiento de Brasil con las posiciones de Rusia y China, una percepción que se acrecentó con la visita este lunes al Planalto del canciller de Vladimir Putin, Sergei Lavrov, quien remarcó “los enfoques similares” de ambos países en las cuestiones internacionales, es decir la guerra .
Lula ha sostenido que tanto Ucrania como Rusia son responsables equivalentes en la guerra.
Prensa brasileña en contra
O Globo en un texto titulado “ingenuo o megalómano” afirma que “después de haber tomado una posición inapropiada a favor de Rusia en la guerra con Ucrania, Brasil ha perdido por completo la capacidad de participar en un grupo de países a favor de la paz”, la propuesta de Lula para un cese del fuego”.
“No tiene sentido decir que la guerra es culpa del país invadido, Ucrania", señala el medio carioca en un editorial.
"El razonamiento parece estar basado en esa sabiduría de la mesa de un bar, donde Lula pretende resolver el asunto tomándose una cerveza. Cuando uno no quiere, dos no pelean, Lula simplemente razona”.
Añade luego, como antecedente ilustrativo, un recuento de otras experiencias internacionales de los gobiernos anteriores de Lula, incluyendo el fracaso de la gestión para negociar un acuerdo nuclear entre Iran y EE.UU. o el fallido intento de acercar a Colombia y Venezuela.
Folha de Sao Paulo, a su vez, alerta sobre una “diplomacia de riesgo” con Lula asumiendo “un costo político innecesario al alinearse con Beijing y Moscú”.
“La retórica anti estadounidense asumida por Lula en Beijing, un viaje natural dado el estatus de China como el mayor socio comercial de Brasil, entraña riesgos".
"El presidente habló de la independencia del dólar y criticó el belicismo de EE.UU. en Ucrania y sugirió pérdidas territoriales (Crimea) a cambio de la paz. Más gravemente, declaró que las víctimas son tan culpables como los agresores”, sostuvo en su editorial el medio de Sao Paulo.
"Locuacidad irresponsable"
También Estadao marco una visión crítica. “La locuacidad irresponsable de Lula en China pone en peligro la imagen de Brasil como neutral en los grandes conflictos, sin que el país haya ganado nada, salvo la desconfianza occidental”.
Reprocha que “convirtió a Brasil en un sabueso de los intereses chinos única y exclusivamente para distanciarse de Estados Unidos, el viejo villano de la izquierda brasileña".
El diario en su editorial califica luego de bochornosa la noción expresada por el líder del PT sobre la responsabilidad de Ucrania en la guerra.
“Las declaraciones de Lula no produjeron más que indignación e indiferencia y no mejoraron la posición de Brasil en la intención de incorporarse al equipo de mediadores del conflicto. Hoy, por cierto, Brasil, gracias a la locuacidad irresponsable de Lula, es visto cada vez más como poco confiable, debido a su aparente simpatía por rusos y chinos.”
A manera de conclusión
Por su parte, el historiador y profesor de la UCV y UCAB, Alejandro Mendible, es de la opinión que Brasil ante el conflicto bélico de Ucrania, pretende jugar una posición neutral entre las grandes potencias involucradas, representadas por los Estados Unidos que fue su principal aliado y marco de referencia para la formulación de su política exterior durante el pasado siglo; además, fue factor decisivo de su estabilización política nacional.
"Esta situación cambia cuando Brasil, asimilando el nuevo tiempo histórico, mueve su juego geopolítico hacia el terreno de ganar relacionamiento estatégico con China, cuyo poder motiva el cambio del curso de la bitácora nacional de la subordinación al norte industrializado a la emergencia del sur global donde el país puede conseguir mayores beneficios. En esta localización fortalece el entorno geeopolítico sudamericano".
-Esto somete a Brasil a la consideración controversial del gran tema civilizatorio de la humanidad cuando la tesis de la superioridad del sistema capitalista, apuntalado en el pasado siglo por los Estados Unidos, continuó la senda de la prepotencia del mundo occidental y su sistema productivo desigual a escala mundial, iniciado a partir del eurocentrismo dominante del siglo XV.
Para el catedrático universitario, Lula intenta restablecer el modelo, adaptándose a las nuevas condiciones existentes en Brasil y el mundo, "pero se encuentra altamente comprometido por el poder de la derecha que domina el Congreso, pone las condiciones de la política económica a través del Banco Central y también se encuentra limitada su actuación dentro de su propio gobieno de coalición democrática".
En conclusión, el viaje de Lula a China es la jugada de la izquierda brasileña, por ende del lulismo, de proceder a buscar la centralidad geopolítica del Brasil no desde el procedimiento de cooptación de los países vecinos sudamericanos, empleado en 2003, sino apelando en la actualidad a inclinar la balanza del poder mundial hacia la izquieda liderada por Pekín en su confrontación con Occidente".
-Partiendo de este esquema se intenta arrinconar internamente al expresidente Jair Bolsonaro y reestablecer en Brasilia el equilibrio de poder sudamericano.