La destrucción de uno de los ecosistemas más antiguos del planeta sigue avanzando ante la mirada indolente y cómplice del régimen venezolano. El objetivo es seguir sacándole a la tierra el oro, que le ha costado sangre, sudor y lágrimas a una población totalmente vulnerable y abandonada.
El Político
El Arco Minero del Orinoco es una zona privilegiada por la naturaleza. Ubicada en la parte suroriental de Venezuela, en la región de Guayana. Es el centro de una actividad minera totalmente irregular, que está destruyendo lo que a la naturaleza le llevó siglos construir.
El subsuelo es una mina de incalculable valor. Allí se encuentran minerales preciosos, estratégicos y de elevado valor para un mercado internacional que engorda sus arcas, a costillas de un ecocidio criminal.
El Arco Minero del Orinoco posee una superficie de 111 mil kilómetros cuadrados. Se calcula que allí reposan unas 7 mil toneladas de reservas de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales de alto valor estratégico e industrial.
En contexto
Desde hace varios años diferentes grupos, unos con permisología y otros totalmente irregulares, están socavando las entrañas de la tierra venezolana, en busca de una riqueza que se debe sudar.
Allí operan grupos el régimen, sector privado, la guerrilla, grupos armados importados y autóctonos. Esto ha convertido la región en un polvorín, en un ambiente que favorece la delincuencia, la explotación humana, la prostitución y hasta los asesinatos.
Muchos miembros de las comunidades indígenas de la zona han sido desaparecidos de la faz de la tierra, solo por defender sus espacios geográficos ancestrales.
La minería no solo destruye, sino que contamina las aguas de las cuencas hidrográficas. Hasta el punto de haberse encontrado mercurio en los grifos de poblaciones cercanas como Ciudad Guayana.
SOS
La zona de Guayana es un inmenso parque nacional. Cuenta con la protección de las leyes ambientales venezolanas. Pero dichas leyes no se respetan desde hace varios años. Allí operan en el presente innumerables minas, que están destruyendo todo a su paso.
Cristina Burelli, fundadora de SOS Orinoco, organización que busca proteger la Amazonía venezolana, ha declarado que: "las minas están justo al borde del Parque Nacional Canaima, dentro de la zona de amortiguamiento que exige la Unesco para los sitios del Patrimonio Mundial”.
Burelli comentó que en 20 años de administración chavista y madurista fue testigo del: "desmantelamiento sistemático de la institucionalidad ambiental de Venezuela".
La minería descontrolada ya ha afectado seriamente —incluso— al Parque Nacional Canaima, declarado como Patrimonio de la Humanidad.
Alerta internacional
Venezuela ha resonado más allá de sus fronteras en los últimos años por su alta migración, por su crisis humanitaria. Pero el ecocidio del que es objeto no ha sido divulgado internacionalmente como se debería, según algunos activistas.
La deforestación comenzó antes de la era de Chávez y Maduro. Sin embargo durante sus mandatos la destrucción del ambiente se aceleró de manera dramática. En los últimos 20 años se han destruido unos 3.800 km2 de zona boscosa en la Amazonía venezolana.
Por su parte la Red de Información Socioambiental Georreferenciada de la Amazonía (RAISG), un consorcio de organizaciones de la sociedad civil de los países amazónicos, orientado a la sostenibilidad socioambiental de la Amazonía, utiliza imágenes satelitales para monitorear la Amazonía.
El consorcio ha alertado que la cantidad de tierra utilizada para la minería al sur del río Orinoco se ha triplicado en los últimos 20 años. Entre 2015 y 2020, aumentó un 20%.
Así, pues en Venezuela se mantiene activa una actividad irregular de destrucción ambiental. Todo indica que esto no va a cambiar. La destrucción ecológica que allí sucede es irreversible, según los expertos.