Miles de argentinos se congregaron en la histórica Plaza de Mayo, en Buenos Aires, en una marcha convocada por organizaciones de derechos humanos, y agitaron miles de pañuelos blancos contra la reducción de condenas a represores de la dictadura militar argentina (1976-1983).
Delante de miles de personas ataviadas con pañuelos blancos, como símbolo de apoyo popular a las organizaciones pro Derechos Humanos Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, las portadoras de los pañuelos originales, que visten desde hace 40 años, leyeron un manifiesto en el que dejaron claro de nuevo que los familiares de los desaparecidos durante la última dictadura "ni olvidan, ni perdonan".
El Senado argentino aprobó este miércoles por unanimidad un proyecto que restringe la aplicación de reducciones de condena para los delitos de lesa humanidad, después de que la Corte Suprema causara una fuerte polémica al aplicar el denominado "cómputo del 2×1″ a un represor de la última dictadura.
"Hay poco o mucho que decir sobre esta manifestación multitudinaria", expresó a los medios tras el acto y visiblemente emocionada Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, quien subrayó que la manifestación no nació de "ningún tipo de partidismo", sino del repudio popular a la "barbaridad que se mandó la Corte Suprema".
"Fue un pedido de las redes sociales, que comenzaron a preguntar si podían llevar el pañuelo blanco", aclaró Almeida sobre la elección del uso de esta prenda, con la que desde abril de 1977 llevan reclamando por sus hijos desaparecidos durante la dictadura, quien agregó que "el pañuelo es, además, el símbolo de los 30.000″.
Por su parte, la intervención de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, estuvo teñida de los gritos de la multitud asistente que retumbaron en la plaza cuando leyó los nombres de los represores de la dictadura que podían verse beneficiados por el "2×1″, así como del clamor "el pueblo unido jamás será vencido".
"Acá está el pueblo, un pueblo más sabio, más comprometido, más fuerte para resistir estos embates que nos retrotraen a un pasado siniestro y que quieren consolidarse como un presente y futuro", señaló de Carlotto, y añadió que "afortunadamente la sociedad ha reaccionado con firmeza".
La medida modifica la ley 24.390, conocida como cómputo del "2×1″, que establece que si la detención preventiva de un imputado dura más de dos años, a partir de entonces cada día se computará doble a la hora de establecer la duración de su condena.
La semana pasada, la Corte Suprema de Justicia tomó la controvertida decisión de aplicarla en el caso del civil Luis Muiña, condenado en 2011 a 13 años de prisión por torturas y secuestros cometidos en una cárcel clandestina durante el último régimen militar.
La iniciativa aprobada hoy establece que el cómputo no pueda aplicarse a condenados por delitos de lesa humanidad, genocidio o crímenes de guerra.
En este contexto, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, manifestó su rechazo a la norma y la consideró un mecanismo "a favor de la impunidad".
"Estoy en contra de cualquier herramienta que sea a favor de la impunidad. Más aún cuando esa herramienta se quiere aplicar para delitos de lesa humanidad", señaló el mandatario.
Referentes de la cultura, el deporte, la educación, organizaciones sindicales, sociales y políticas se unieron al reclamo contra la ley, que solo estuvo vigente entre los años 1994 y 2001.
Roberto Baradell, secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba) dijo antes de subir al escenario ubicado frente a la sede del Gobierno argentino que "hubo un genocidio y eso no puede pasar nunca más", para lo que recalcó que "tiene que haber una Justicia completa".
Durante todo el día, varias ciudades del mundo se adhirieron a la protesta, como las españolas Barcelona y Madrid.
"Creo que Argentina es un ejemplo para el mundo, también para España, que todavía no puede juzgar los crímenes del Franquismo", manifestó en diálogo con Efe Victoria Donda, diputada del movimiento Libres del Sur y nieta recuperada.
Donda opinó además que "por la historia común" que une a ambos países, "pueden verse reflejados y no bajar los brazos para conseguir justicia".
Fuente: EFE