En varias urbanizaciones de Caracas, capital de Venezuela, están operando algunos centros clandestinos de tortura.
El Político
Alrededor de 14 testimonios de víctimas y familiares es lo que ha recogido el portal Armandoinfo en uno de sus últimos reportajes.
Para nadie es un secreto que el régimen chavita, que hoy lidera Nicolás Maduro, utiliza la tortura y la violencia como arma para el control social.
El Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), o la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), son algunos de los organismos que se encargan de tales fines.
De estos 14 testimonios se llegó a la conclusión que a quienes desaparecieron por unos días los recluyeron en casas clandestinas de tortura en cuatro zonas de Caracas.
Zonas
La existencia de estos centros clandestinos de detención figura en los informes elaborados por la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que identificó al menos 17 lugares en los que se practican estos crímenes.
De acuerdo al reportaje de Armando.Info, estos sitios operan desde al menos hace casi una década, pero el uso de las casas clandestinas de tortura se acentuó a partir de 2018. Se ubican en sectores de Las Mercedes, Prados del Este, La Trinidad, San Bernardino, Bello Monte, Los Naranjos, Fuerte Tiuna, Alto Prado, La Carlota, además de La Mariposa y zonas montañosas de El Hatillo y Guarenas.
Modus operandi
La mayoría de los lugares no están aislados, sino que se ubican en el corazón de zonas residenciales. Las víctimas que han sobrevivido a estas torturas refieren que les taparon la cara con una capucha o les vendaron los ojos para que no pudieran identificar ni el sitio al que fueron conducidos ni a los funcionarios que los sometieron.
Los funcionarios a cargo de ejecutar las torturas cubrían los gritos de sus víctimas con música o programas de televisión a todo volumen, o encendían aparatos electrodomésticos para evitar que los gritos por el dolor se escuchara en el exterior.
“Cuando ellos me golpeaban y torturaban prendían una licuadora, le subían el volumen al televisor, y tú sabías que por ahí venía la cosa”, recuerda Oswaldo García Padilla, hijo del coronel retirado y preso político, Oswaldo García Palomo, que asegura que en febrero de 2018 fue llevado a una casa en la urbanización Los Dos Caminos.
Armando.Info destaca que en algunos casos, estos sitios, en principio secretos, han pasado a ser sedes semioficiales, reconocidas por la comunidad del entorno y hasta con identificación de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) en sus fachadas.