Wuilly Arteaga joven violinista ha sido víctima de torturas, no le han entregado comida ni ropa que su familia le ha enviado, desde el pasado jueves 27 de julio, funcionarios de la Guardia Nacional callaron el sonido de su música.
Recordemos que el joven lo apresaron en la avenida Libertador, a la altura de Bello Campo, municipio Chacao, mientras se desarrollaba el paro cívico convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Fue presentado en tribunales militares, donde el régimen por ordenes del dictador Maduro, le imputaron los delitos de instigación pública y detentación de sustancias incendiarias.
Un grupo de artistas venezolanos se han pronunciado en contra de esta barbarie y escribieron un manifiesto con el que exigen la inmediata liberación de Arteaga, donde el único delito fue manifestar pacíficamente a través de su música en contra del régimen de Nicolás Maduro.
En el texto, los autores recuerdan que el arte siempre ha representado un problema para los gobiernos dictatoriales, así que citan casos de creadores perseguidos como Federico García Lorca, asesinado por el franquismo, o Heberto Padilla, encarcelado por el régimen de Fidel Castro.
Desde su aprehensión, el joven violinista, que se encuentra recluido en el destacamento 433 de la Guardia Nacional, ha sido objeto de torturas y solo se le ha permitido una visita de su madre.
Las personas que quieran adherirse a la petición pueden ingresar y firmar en el siguiente link: Liberen a Wuilly Arteaga.
A continuación el Comunicado:
Wuilly Arteaga: el Himno Nacional está preso
El 27 de julio de 2017
Wuilly Arteaga fue detenido por esta dictadura totalitaria en medio de una protesta.
Lo golpearon.
Lo torturaron.
Le dañaron un oído.
El arte ha sido peligroso para todos estos regímenes.
Cada voz del arte alzada es una bala a la conciencia.
Federico García Lorca, fusilado por el franquismo en 1936, decía: “Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”.
Wuilly, reinventando la tradición de los juglares, caminaba tocando el Himno Nacional con su violín, atravesando bombas lacrimógenas, balas, gases, perdigones, sin apurar el paso, con su Bandera de Venezuela como capa.
“Sé que la música lleva un mensaje diferente. No solo les toco a los manifestantes, le toco a la policía y a los guardias que reprimen, porque he visto que tocando cerca de ellos unos lloran. Yo les digo: mi música también es para ustedes, pues también van a ser libres”.
El 24 de mayo de 2017, un guardia nacional le arrancó violentamente el violín a Wuilly, que no lo soltó para resguardarlo. Pero el agresor lo arrastró en la moto hasta que le rompió las cuerdas.
Otro funcionario le devolvió el violín dañado a Wuilly, quien, valiente y sensible, le dio las gracias con un abrazo.
Wuilly ha recibido el apoyo de grandes artistas y personalidades: Marc Anthony, Shakira, Paquito D’ Rivera, Gabriela Montero, Jorge Ramos, Oscarcito, Rayma, EDO, Fernando Pinilla y José Miguel Vivanco.
Es admirado por el mundo.
Gustavo Dudamel alzó su voz el 19 de julio de 2017: “Venezuela es un sola nación, un solo país en el que cabemos todos y en donde todas las sensibilidades han de participar y expresarse libremente, sin temor a la represalia, la violencia, la inseguridad en las calles y la represión”.
Wuilly salió de las filas del Sistema Nacional de Orquestas, secuestrado por el régimen para usar la música a su favor.
Se fue a las calles a tocar en nombre de la libertad, como el ruiseñor del cuento de Hans Christian Andersen (1805-1875), que no pudo ser encerrado por un emperador.
Don Quijote de la Mancha (1615): “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”.
El 22 de julio de 2017, el régimen le destrozó la cara a Wuilly a punta de perdigones. “No me voy a dejar amedrentar con perdigones ni con metras, ni con reventarme mi violín, porque vamos a seguir en la lucha. Pase lo que pase, vamos a seguir en la lucha, Venezuela”, dijo con las heridas todavía frescas en su rostro.
Wuilly pudo quedarse en el exterior. Pero volvió a Venezuela para continuar la lucha por la libertad.
Voltaire (1694-1778), exiliado por influencia de un noble francés: “Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”.
El poeta Vsévolod Meyerhold, uno de los grandes impulsores del teatro vanguardista, fue fusilado en 1940 por la dictadura soviética por su desacuerdo con el realismo socialista, un movimiento propagandista del bolchevismo. Seguir el arte de vanguardia fue su único pecado y por eso los estalinistas lo asesinaron.
Etienne de La Boètie escribió en 1572 un manifiesto llamado El discurso de la servidumbre voluntaria, en el que afirma: “Cómo tantos hombres, tantas ciudades y tantas naciones se sujetan a veces al yugo de un solo tirano, que no tiene más poder que el que le quieren dar. No es necesario pulverizar al coloso sino dejar de sostenerlo y lo veréis caer por su propio peso y romperse en pedazos”.
Wuilly, con un grito desgarrador, expresaba su deseo, el deseo del pueblo, de libertad, empuñando su violín, levantándolo al cielo, como señal de constante victoria.
Este sistema totalitario, hipócrita, al apresar a Wuilly, encarceló al propio Himno Nacional.
¿De qué se le puede acusar?
¿De que canta con su violín un grito de paz?
¡La dictadura le destrozó la cara a un muchacho que inspira esperanza!
¡El régimen lo tortura para quebrar su espíritu apasionado!
¡Pretenden romper la esencia rebelde del pueblo venezolano!
El régimen intenta fusilar la música de Wuilly, como hicieron los soviéticos con Meyerhold. Como hizo el franquismo con la poesía de Federico García Lorca.
Pero la verdad es que las obras de Lorca y de Meyerhold siguen vivas; igual ocurrirá con la de Wuilly.
Maduro y su cúpula quieren devastarlo, como hizo la dictadura de Corea del Norte con nuestro poeta Alí Lameda, a quien durante siete años, desde 1967, lo mantuvieron en un campo de concentración, donde pasó hambre y frío.
El régimen intenta destrozarle el alma, como hizo Fidel Castro en 1971 con Heberto Padilla, encarcelado y exiliado por la irracionalidad del militarismo.
Para este sistema totalitario solo somos una pieza de un engranaje.
¡No podrán!
Wuilly nos recuerda que no somos esclavos.
¡Este pueblo está cimentado en un reclamo de libertad!
El futuro de Venezuela, sus sueños, no pueden encerrarlos.
No podrán confinar la música, la poesía, la pintura, el baile, el cine, el teatro, la literatura.
No podrán quebrantar al cantor.
No podrán encerrar la libertad.
Ojalá la nobleza de Wuilly se les contagie.
¡Liberen a Wuilly!
¡Salvemos a Wuilly Arteaga!
Los abajo firmantes:
Jacobo Borges
Diego Rísquez
Aquiles Báez
Gabriel Agüero
César Miguel Rondón
Alejandro Blanco Uribe
Pedro Fermín
Leonardo Padrón
Édgar Sánchez
Alexis Carreño
Julio Pacheco
Willy Mckey
Francisco Suniaga
Solveig Hoogesteijn